Chicos, chicas y dobles estándares

¿Dobles estándares para chicas y chicos?

Sukaina Hussein

Para poder desarrollar personas completas y morales, es crucial vivir con parámetros y directivas apropiados. Como jóvenes musulmanes somos privilegiados por ser criados de acuerdo a las leyes del Islam y que nos sea enseñada su manifestación a través del modelo de rol de nuestros padres. Crecer en esta sociedad ha revelado que la adolescencia es una lucha constante y un viaje de crecimiento. Por lo tanto, aunque nuestra religiosidad y moral están basadas, en un comienzo, por las enseñanzas islámicas, son honradas a través de la práctica diaria y la toma de decisiones.

Este proceso, guiado por nuestros padres, abarca desde su apoyo en los esfuerzos académicos y extracurriculares para proveernos de una base sobre la que construir la adquisición del conocimiento y la práctica de la ética. Regularmente, estas acciones son logradas a través del uso de reglas y restricciones. Cada familia ha experimentado la necesidad de establecer límites y limitaciones para criar a los hijos con disciplina e integridad mientras que, a la vez, les permiten la libertad necesaria para madurar y adquirir autoconfianza.

En varias culturas, estos esfuerzos son manifestados de diferentes maneras. A menudo se v e que existen distintas limitaciones para las mujeres y los varones, especialmente entre hijas e hijos de la misma familia. Debido a las percepciones culturales de las mujeres, puede existir disparidad de derechos y libertades que se otorgan a las hijas durante su juventud. Esto no implica solamente restricciones de salidas sociales. Es más, también se ve que a las muchachas no se les permite asistir a eventos religiosos o académicos debido a los horarios tardíos, la distancia del hogar, etc. Los temas pueden surgir cuando las chicas eligen asistir a la escuela lejos de casa o realizar actividades o trabajar fuera de la comunidad.

Shireen Khan, de 21 años, ha experimentado tal fenómeno cuando veía las libertades que le eran dadas mientras crecía con respecto de los privilegios concedidos a su hermano de 20 años. Ella dijo: “Las muchachas y los muchachos son diferentes en muchas formas. Es cierto que las chicas son vulnerables a ciertas cosas, pero no creo que eso no nos permita el autodesarrollo. Parece que, en general, cuando a los varones les es dada más libertad, abusan de ella. Mi hermano no abusa de sus privilegios, pero creo que los chicos serían más proclives a hacerlo si jamás tienen que responder a los padres.”

De acuerdo con Khan, la necesidad de ser independiente en ciertos casos es muy importante. Cuando los padres se aferran a sus hijas imponiéndoles restricciones más severas, les están provocando que dependan mucho más de los demás. Esto significa que no estarán preparadas para irse de casa, sea por el matrimonio o simplemente porque se mudan por primera vez. “Sé de chicas que ni siquiera manejan de noche porque son muy inseguras,” dijo Khan. “Cuando aparezca una situación de emergencia, ¿cómo cuidarán de sí mismas si no pueden hacer algo tan común?” En este caso, las jóvenes son criadas en un ambiente en donde están muy protegidas. A lo largo de su crianza se les enseñó cuáles son sus roles antes que cuáles son los roles que tienen el potencial de desarrollar. Por ejemplo, podemos ver esto cuando las mujeres eligen no mudarse para ir a la universidad, en lugar de recibir grandes oportunidades.

Khan dice que “los padres necesitan entender estar prioridades cuando se educa. Que una joven pueda o no salir con regularidad no es el tema, pero por la educación tienes que dar ese salto y salir del nido.” Esta esperanza, o más bien presunción, que tanto hijas como hijos son igualmente competentes y capaces de ser personas responsables cuando son dejados a su propio cargo viene de la creencia que los padres deben realizar un magnífico trabajo en la crianza de sus hijos. Esto implica ayudarlos a crecer para ser jóvenes en los que se puede confiar y ser capaces de vivir vidas motivadas islámicamente, sólidas y equilibradas.

Algunos padres creen que es mejor ser estrictos de la misma forma con todos los hijos sin tener en cuenta la edad o el género. En el hogar de otra joven, “Ni las mujeres ni los varones pueden dormir en casas de amigos. Ceo que es justo porque mi madre no tiene dobleces con ninguno y nadie se siente dejado de lado.” No obstante, dijo que el inconveniente de una situación así es estar tan protegidos provoca que los jóvenes carezcan de experiencia de vida y el desarrollo de habilidades personales.

Este concepto nos lleva a la importancia de la independencia. Es una tarea difícil y desafiante identificar dónde se deben trazar las líneas para permitir tanto la madurez como el establecimiento de alguna restricción. Culturalmente, a menudo vemos que las riendas se sueltan antes para los muchachos y de manera más libre. Como una sociedad, tenemos una noción de creer que serán capaces de cuidarse por sí mismos y defenderse si es necesario. Por supuesto, existe una base para esta creencia, pero esta noción ¿no provoca que reprimamos a las hijas jóvenes? Las nociones de permitir que los hijos tengan la libertad de perseguir sus intereses islámicos y académicos al máximo dependen del hecho que sean capaces y competentes para hacerlo. Khan cree que “la necesidad de ser independiente es muy importante. Cuando los padres contienen tanto a las hijas, es difícil para ellas poder serlo.” Por lo tanto, quizá sería más fácil ayudar a la hija a vivir un estilo de vida en el que le sea dada una cantidad justa de blandura. Si esto es simplemente la capacidad de tomar sus propias decisiones en situaciones menores, luego la ayudará a tomar decisiones más importantes con mayor información. Esta “experiencia de vida” la ayudará a fomentar las capacidades necesarias para el futuro.

Aún así es importante hacer la diferencia entre lo que son los mismos derechos en el Islam de lo que la sociedad ha impuesto. Está claro que en el Islam, los varones y las mujeres tienen derechos iguales y diferentes basados en los roles de género. De acuerdo con Zishan Bader, de 23 años, “No es en cada aspecto de la ley. No puedes dar los mismos privilegios a los chicos que a las chicas en cada tema.” Él dice reconocer que las discrepancias surgen a raíz de la cultura, no de la religión. “Es cierto, un chico puede salir mucho más. Esto se debe a cómo funciona nuestra cultura. Los padres la siguen y nadie se levanta para cambiar las cosas. Es mucho fastidio y la gente no desea tomarse el tiempo ni gastar energías para revolucionar la situación, entonces, se someten a la cultura.”

Por lo tanto da a las comunidades una forma de evitar enfrentar los temas y seguir las normas sociales. De hecho, estas normas culturales aún definen nuestro comportamiento. La reputación de los jóvenes no siempre depende del carácter y moral interiores, sino que también está determinado por lo que se ve de manera exterior a través del comportamiento y la acción. Esta reputación es una posesión muy delicada que está basada en la propia bondad y respeto en la comunidad. Bader dijo que cree que “una vez que la reputación de una chica está manchada, la daña a la larga. Nada puede cambiar eso. Al final del día, cuando una familia está criando una nueva niña en su hogar, desean que sea alguien buena y con una reputación perfecta.” Por lo tanto, parece que es necesario que los padres protejan esta bendición de las muchachas y preserven su integridad.

No obstante, aún existe una lucha presente cuando las personas se enfocan en hacer sólo lo que es Halal (permisible), pero sus acciones son malinterpretadas como incriminatorias. Por ejemplo, continuar hasta tarde en la noche una discusión islámica entre jóvenes en un café, después de hora, puede no ser inherentemente Haram (prohibido) pero el modo en que la comunidad de los mayores percibe la situación puede ser muy dañina. Por lo tanto, a veces es necesario considerar qué imagen presentará cada acción o hecho, incluso si en nuestra mente no existe un tema abiertamente haram. Estas confusiones y conceptos erróneos son lo que comienzan los rumores y pueden acarrear manchas a la propia pureza.

Después del énfasis en cuáles cambios pueden ser otorgados a las jóvenes, es crucial considerar qué alteraciones pueden ser realizadas de manera positiva para ayudar a los jóvenes. Shereen Yousef, de 22 años, sostiene que ella siente que “para los muchachos, aunque su reputación pueda no estar tanto en la línea como la de las chicas, aún tiene responsabilidad para con su fe. Tienen tanta libertad culturalmente que a veces abusan de ella y cruzan los límites islámicos. En este caso, existe la necesidad de un terreno intermedio para ambos lados. Las jóvenes deben tener permitido obtener más independencia sólo si no traspasan los límites islámicos, pero los muchachos también necesitan ser sujetados un poco más, a veces. Los padres tienen una responsabilidad al asegurarse que esto es puesto en práctica. Es mejor seguir la regla que si algo hará ver mal a tu hija, también hará ver mal a tu hijo.”

Nuevamente, esto no significa que las libertades de las chicas deben ser tan liberales como la de los muchachos, pero las muchachas no deben ser restringidas de cosas que no son islámicamente incorrectas. Yousef acentúa, “la clave para conocer dónde están los límites y ver cuán lejos puedes llegar dentro de ellos. Los padres deben trabajar para sostente el estándar islámico. No debe ser sólo tu posición en la comunidad la que guía tu comportamiento; debe ser tu fe.” Esto indica el extremo opuesto en el que sólo interesa la imagen y la fe es dejada de lado. Infortunadamente, los mismos jóvenes creen que pueden realizar cualquier acción en secreto si no es sacado a la luz dentro de la comunidad. Al final, sin embargo, si trabajas para crecer como una persona y llevas a cabo cada acción para aumentar tu fe y cercanía a Allah, esta sola mentalidad te mantendrá con los pies en la tierra y estructurado.

La solución a tal desequilibrio no es imponer a los hijos e hijas  los mismos límites. Más bien se tienen que entender los roles de los hombres y las mujeres en el Islam y basar su crianza en estos factores. Esta progresión sólo puede salir a través de la educación de los padres y la creación de la comprensión en la comunidad. Como afirmó Bader, “existe una necesidad de mayor concienciación. Cuando las familias son más culturales que religiosas, este problema probablemente existe en ese ambiente. Si siguen las reglas islámicas y tienen la mente abierta, entonces algo así no puede ser un gran tema.” Esto, entender la naturaleza de los roles de géneros y las diferencias en el Islam no es cultura, es más crucial para crear la igualdad entre los jóvenes.

Traducido por Fabiana Ríos, para UMMA, de:

http://www.islamicinsights.com/news/community-affairs/boys-girls-and-double-standards.html

 

 

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