Los milagros del Profeta del Islam (La paz sea con él y su descendencia)

 

Hadiz[1]

Se relata del Imam Kazim que transmitió del Imam Husain (la paz sea con ambos) que dijo: “Un día, uno de los sabios judíos de Sham (Siria actual) -experto en los libros celestiales de la Torah, la Biblia, Salmos y otros libros antiguos  divinos-, entró a una reunión en donde había un grupo de discípulos del Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia). Se encontraban en este grupo Ali Ibn Abi Talib, Ibn Abbas, Ibn Mas’ud y Abu Ma’bad Yuhaní. El judío dijo: “Oh, comunidad de Muhammad, no han atribuido todo grado y mérito de los profetas y enviados de Dios sino solo a vuestro profeta. Ahora, ¿estáis dispuestos a responder mis preguntas respecto a este tema?» Todos se callaron y no dijeron nada. El príncipe de los creyentes al ver este silencio dijo: “Sí, yo estoy dispuesto a responderte y repito que Dios, Altísimo no ha dado ningún grado ni mérito a los profetas y enviados sin haberlo otorgado a Muhammad, y más aún, en él ha multiplicado muchos de estos méritos». El sabio judío dijo: “¿Acaso tú me vas a responder?”. El Imam dijo: “Sí, hoy te transmitiré méritos del enviado de Dios, de modo que sea luz para los ojos de los creyentes y disipador de la dudas para quienes vacilan: aquél inmaculado, cada vez que mencionaba una de sus virtudes, solía decir: ‘no me jacto de ello’. Él, por su humildad, decía así para afirmar que todo lo que tiene es de parte de Dios

Y yo, ahora, les mencionaré las virtudes del Profeta del Islam, de modo de no disminuir, en modo alguno, el gran rango y valor de otros profetas. Y sólo lo menciono como agradecimiento a Dios por haber dado tantas virtudes al sello de los Profetas”.

El judío dijo: “Yo te pregunto. Prepárate para responder”.

El Imam dijo: “Comienza”. El judío dijo: “Comienzo desde el profeta Adán (la paz sea con él), Dios le ordenó a los ángeles que se prosternen ante él. ¿Acaso Muhammad tiene tal virtud?».

El Imam dijo: “Sí, es así, pero tienes que saber que si Dios, Altísimo, ordenó a los ángeles prosternarse ante Adán, ésta no era una prosternación de obediencia que significase una adoración hacia Adán, sino que Dios se las pidió  como una forma de reconocimiento de la superioridad de Adán y como una misericordia de parte de Dios; de todos modos, Él le otorgó a Muhammad algo más superior aún, Dios Altísimo, en su reino envió saludos y bendiciones a Muhammad y su descendencia junto a todos los ángeles, , ordenando a todos los creyentes a hacer lo mismo. Y esto es aún más meritorio. ‘En verdad, Dios y Sus ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! ¡Pedid bendiciones por él y saludadle con el mejor de los saludos de paz!'». (Corán, 33: 56).

El judío dijo: “Dios perdonó la falta de Adán y aceptó su arrepentimiento». El Imam dijo: “Es cierto, pero lo que le ocurrió al profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) ha sido mejor, porque fue sin que haya cometido alguna falta. Dios dijo al respecto: ‘En verdad te hemos proporcionado una victoria evidente, para que Dios te disculpe de los cargos pasados y venideros y para completar su favor sobre ti y guiarte hacia un camino recto’”.

Después el Imam continuó: “Y el profeta Muhammad, el día del Juicio Final, no llevará cargo de ningún pecado”. (Corán, 48:1 y 2)

El profeta Idris  (la paz sea con él)

El sabio judío dijo: “El profeta Idrís fue dotado de una jerarquía elevada y luego de su fallecimiento, Dios le ofreció alimentos del paraíso”. El Imam dijo: “Es cierto, pero al Profeta Muhammad Dios le ha ofrecido algo mejor”.

‘¿(Acaso)  no te hemos elevado para ti el recuerdo?’ (Corán, 94:4).

Esta aleya basta para mostrar su jerarquía elevada y, así como Idrís, luego de su muerte, recibió regalos del paraíso, el profeta los recibió durante su vida.

Un día, el Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) sintió mucho hambre. En ese momento, el arcángel Gabriel se le acercó con una copa de alimentos paradisíacos. Cuando el profeta los tuvo en sus manos, comenzó a alabar a Dios diciendo: ‘La ilaha illa Allah, subhanallah, ual Allahu akbar ua alhamdulillah’.

Luego, el profeta le ofreció esta copa a su familia inmaculada, uno por uno. En este momento, uno de los discípulos del profeta que estaba presente quiso agarrar la copa, el Arcángel Gabriel no lo permitió y se la devolvió al Profeta diciéndole: ‘Bebe de esta copa, que es un regalo de los regalos del paraíso y que Dios lo ha enviado para ti. Sabed que sólo un profeta o su albacea nadie más pueden tomarlo’.

El Imam Ali (la paz sea con él) dijo: ‘Nosotros bebimos de esta copa, y es como si ahora mismo lo sintiese en mi paladar’”.

Profeta Noé  (la paz sea con él)

El sabio judío dijo: «Es una virtud del profeta Noé (que la paz sea con él) su gran paciencia y tolerancia y, cuando su pueblo le desmentía, él lo justificaba».

El Imam dijo: “Lo que dices es cierto, asimismo el profeta Muhammad fue muy paciente en el camino de Dios, e incluso, cuando su pueblo le desmintió y le arrojó piedras, los justificó incluso cuando Abu Lahab, con total desvergüenza, ató una cadena a los pies de éste.

Cuando el pueblo lo molestó en demasía, Dios le envió un ángel llamado Ya‘il  que le dijo: ‘Yo estoy bajo vuestra orden. Si me ordenas que destruya la montaña sobre este pueblo yo lo hago y haré hacer perecer a todos en instantes’.

El enviado de Dios dijo: «Yo he sido designado como misericordia para los universos y la súplica que realizo día y noche es: ‘Oh Dios, guía a mi comunidad porque ellos no saben’.

Ay de ti oh, judío, cuando Noé observó a su pueblo ahogándose, pidió a Dios el rescate de su hijo. Dice el Corán: “E invocó Noé a su Señor y dijo: ‘Oh, Señor mío, en verdad mi hijo es de mi familia y, en verdad, tu promesa es la verdad y tú eres el más justo de los jueces’. Dijo (Dios): ‘Oh, Noé, en verdad él no es de tu familia, puesto que sus acciones no son correctas’”». (Corán, 11: 45 y 46).

Pero Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) cuando tuvo que luchar contra los parientes que se le oponían, su sentimiento familiar no se apoderó de él para alejarlo del camino de Dios…»

Profeta Hud  (la paz sea con él)

El sabio judío dijo: “Es mérito de Hud que Dios lo hizo triunfar sobre sus enemigos haciendo que éstos perezcan con el viento, ¿acaso Dios ha ayudado a Muhammad de tal forma?».

El Imam Ali dijo: “Es cierto, pero al profeta Muhammad le dio algo mejor aún. Dios, Altísimo, en el día de la batalla de los confederados, lo ayudó con un viento que levantaba las piedras y las arrojaba sobre los enemigos y también con huestes formadas de ángeles.

‘Oh, los que sois creyentes, recordad el favor que Dios os hizo cuando vino a vosotros un ejército y él envió contra ellos un ejército que no veíais…'»(Corán, 33:9)

Profeta Saleh  (la paz sea con él)

El sabio judío dijo: “Dios, ha presentado para Saleh una camella para que sirva de escarmiento para su pueblo”.

El Imam dijo: “Es cierto, y al profeta Muhammad le ha dado mejor. La camella de Saleh no le habló ni le atestiguó su profecía, pero yo estuve con el profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) cuando vi que una camella se nos acercó, pegó un grito y dijo: “Oh, enviado de Dios, mi dueño me hizo trabajar tanto hasta que envejecí y ahora quiere degollarme. Yo me refugio en ti de esto». El enviado de Dios llamó al dueño de la camella y le pidió que desista de su decisión. Él le regaló la camella al profeta y el profeta la liberó».

El profeta Abraham (la paz sea con él)

     La gran fe

El judío dijo: “Es mérito de Abraham que Dios le haya brindado conocimiento hasta alcanzar los más elevados grados, fortaleciendo, así,  su fe».

El Imam respondió: “Sí, es así pero al profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) le ha dado algo mejor. Cuando Dios honró a Abraham con conocimiento y fe, tenía quince años, pero el Profeta no tenía más que siete años cuando un grupo de mercaderes se instalaron con sus mercancías en medio de las montañas entre Safa y Marua. Uno de los cristianos, al verlo, lo reconoció por su carácter y sus características descritas en los libros celestiales. Al reconocerlo por sus signos y cualidades mencionadas en dichos libros, todos se le acercaron y preguntaron: ‘Oh, muchacho, ¿cómo te llamas? ¿Cuál es el nombre de tu padre?’ Dijo: ‘Abdullah’. Y señalando a la tierra, le preguntaron: ‘¿Cómo se dice a esto?’ Dijo: ‘Tierra’. Luego le preguntaron señalando el cielo: ‘¿Cómo se dice esto?’ Respondió: ‘cielo’. Le preguntaron: ‘¿Quién es el Creador y Señor de ambos?’ Respondió: ‘Al-lah’. Luego, les reprochó: ¿Acaso deseáis ponerme en duda respecto a Dios, Grandioso y Esplendoroso?’ Luego el Imam respondió: ‘El profeta Muhammad creyó en Dios mientras todo su pueblo era incrédulo, estaban sumergidos en los juegos de azar y adoraban a los ídolos. Y él sólo decía ‘la ilaha il-la Al-lah’ (No hay más dios que Al-lah)».

  1. La ocultación ante los enemigos

El sabio judío dijo: «Entre los méritos de Abraham (la paz sea con él) es que fue ocultado a  los ojos de Nemrud a través de tres cortinas».

El Imam respondió: «Así es, pero el profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) fue ocultado con cinco cortinas para no ser matado. ¡Tres cortinas por tres cortinas!, pero el Profeta tenía dos cortinas más, aún.

Dios, Majestuoso y Esplendoroso, al respecto y en relación al profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) dijo: «Y hemos puesto por delante de ellos una barrera…», ésta es la primer cortina,  «…y por detrás de ellos una barrera», ésta es la segunda cortina. «…de este modo, les hemos cubierto totalmente y no pueden ver» ésta es la tercer cortina. (Corán, 36:9).

Luego, dijo: «Y, cuando lees el Corán, ponemos un velo invisible entre tú y quienes no creen en la otra vida.» Y ésta es la cuarta cortina.

Luego dijo: «Hemos puesto argollas hasta la barbilla que les mantienen la cabeza levantada.» Y con esta cantidad de cortinas llegamos a la quinta».

  1. Saber argumentar

El sabio judío dijo: Es mérito de Abraham (la paz sea con él y su descendencia) que sorprendió a un incrédulo con sus argumentaciones.»

El Imam respondió: «Así es, pero el Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia), también sorprendió a una persona, llamada Ubbi bn Jalf Yumahi,  que vino ante él desmintiendo que los seres revivirán después de muertos. Un día le trajo unos huesos viejos, los frotó y desparramó, luego dijo: ‘Oh, Muhammad, ¿quién va a revivir los huesos desintegrados?’. Y Dios fortaleció la lengua de Muhammad con una aleya, de modo que Ubbi, después de escucharla quedó sorprendido. El Profeta le recitó la siguiente aleya: ‘¿Acaso no ve el ser humano que le hemos creado de una gota y en cambio él es un discutidor permanente, siempre en abierta oposición? Y, olvidando su creación, Nos pone ejemplos diciendo: ¿Quién dará vida a los huesos revistiéndolos de carne?’ Di: ‘Les dará vida el mismo que los creó por primera vez y que conoce a toda la creación. El que ha hecho para vosotros fuego del árbol verde con el que os alumbráis'». (Corán, 36:77, 78, 79).

Destructor de ídolos

El sabio judío dijo: «Es mérito del profeta Abraham (la paz sea con él) la destrucción de los ídolos para exaltar a Dios.

El Imam respondió: «Así es, pero el profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia), destruyó trescientos sesenta ídolos de la Kaaba y los sacó de la península arábiga y combatió con sus adoradores hasta doblegarlos».

  1. Sacrificar a su hijo

El sabio judío dijo: «Es mérito del Profeta Abraham (la paz sea con él), que ató las manos y pies de su hijo y lo recostó sobre la tierra (para sacrificarlo según la orden de Dios)».

El Imam respondió: «Así es, pero el profeta Abraham, luego de esto, recibió un regalo inmenso por parte de Dios (es decir, en lugar de sacrificar a su hijo, sacrificó a un cordero que Dios le presentó), en cambio, el profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) tuvo una desgracia más difícil que ésta, él estuvo presente en el sepulcro de su tío Hamzah, a quien llamaban el león de Dios y el león del profeta y auxiliar de la religión, y la separación de él fue como separar el alma del cuerpo, sin embargo, a pesar de ello no demostró su pesar y tristeza, y en esta situación, con tal sentimiento, no dio opinión ni visión alguna para atraer la satisfacción de Dios a través de esta paciencia y obediencia».

El profeta Jacob (Ia’qub, la paz sea con él)

El sabio judío dijo: «Es mérito del profeta Jacob (la paz sea con él) que al haber tenido muchos hijos y una gran descendencia fue muy bendecido, y Mariam, la hija de ‘Imrán fue de sus descendientes también».

El Imam Ali (la paz sea con él), respondió: «Así es, pero el profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia), en este sentido, tiene más bendiciones, pues Fátima que es modelo y felicidad de las mujeres del universo entero, es su hija, y Hasan y Husain, los jóvenes del paraíso son sus nietos».

El sabio judío dijo: «Es mérito del profeta Jacob (la paz sea con él) que debido a la separación y lejanía de su hijo José (la paz sea con él) tuvo gran paciencia y debido a su gran tristeza casi llegó a la muerte.

El Imam respondió: «Es cierto, pero la tristeza de Jacob (la paz sea con él) fue una tristeza por la lejanía que terminó con la cercanía y el encuentro, pero el profeta Muhammad (la paz sea con él y sus descendencia), en el momento en que su hijo, Ibrahim, que era la luz de sus ojos, murió estando él en vida, fue probado con una gran amargura para ser recompensado grandemente.

El profeta José (Yusuf, la paz sea con él)

El sabio judío dijo: «El profeta José (la paz sea con él) padeció la lejanía y separación de su padre, y para evitar el pecado, prefirió la celda y también había sido arrojado a un pozo».

El Imam respondió: «Es cierto, pero el profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia), padeció dificultades, sufrimiento, exilio, separación y lejanía de su familia, hijos y bienes; y se vio obligado a emigrar del lugar sagrado donde recibió la revelación divina.

Si José pasó en la celda, el profeta de Dios (la paz sea con él y su descendencia), fue asediado en la comarca de Abi Taleb por periodo de tres años, y su familia cortó relaciones con él y los incrédulos lo privaron intensamente de los enseres más importantes.

Si el profeta José (la paz sea con él) fue arrojado al pozo, el profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia), estuvo oculto en la cueva y se dijo a su compañero: «No hay que entristecerse, Dios está con nosotros». Y Dios por esta palabra lo elogia en el Corán: «…En verdad Dios ama a quienes son temerosos». (Corán, 9:4).

Ua ssalla Allah ‘Ala Muhammad ua ali Muhammad

Resumen y traducción:

Redacción de Revista Kauzar: Zohre Rabbani-Masuma Assad de Paz

[1] Fuente del hadiz: Tabrisi, Ahmad Ibn ‘Ali, «Al ihtiyay», traducción al persa de Yafari, Teheran Islami, primera impresión,1371 hégira solar, tomo, I, pags. 459-505.(Extraido de: Revista Mau’ud num. 168-169)

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