Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella)

Desde su nacimiento hasta su fallecimiento

El séptimo Imâm de los musulmanes (shî’as), el Imâm Mûsâ Ibn Ya’far (La paz sea con él) fue el padre de Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella). Él en los dichos es conocido como Abul Hasan Al-Awual. Sus apodos son Kâdzim, Bâb-ul Haûâ’iy (la Puerta de los Requerimientos) y Al-’Abd-us Sâlih (el siervo correcto).

El Imâm Al-Kâdzim (La paz sea con él) nació en el año 128 de la Hégira, en Abûâa’, lugar situado entre La Meca y Medina. Su Imâmato corresponde a la época de Al-Mansûr (califa Abbasí). Fue martirizado por el califa Hârûn Ar-Rashîd en la cárcel de Bagdad, el día 25 de Rayab del año 183 d.H.
Su madre

La madre de Fátima Ma’sûmah fue la misma que la del Imâm Ar-Ridâ (La paz sea con él). Entre sus nombres se encuentran Jaîzarân, Umm-ul Banîn, Naÿmah, etc., siendo este último el más conocido de entre ellos. Naÿmah Jatûn únicamente tuvo dos hijos: Imâm Ar-Ridâ (La paz sea con él) y Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella), quienes se llevaban veinticinco años de diferencia.
Su nacimiento

Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) nació el primero del mes de Dhûl Qa’dah del año 173 d.H. en la ciudad de Medina. Su llegada colmó de alegría a la familia, ya que su nacimiento era la cristalización de la predicción del Imâm As-Sâdiq (La paz sea con él) años atrás.

Ella fue llamada Fátima, porque los Imâmes (La paz sea con él) siempre recomendaron a la gente utilizar nombres islámicos, en especial: Muhammad, ‘Alî, Fátima, Hasan y Husaîn, así como el de los otros Imâmes, costumbre llevada a cabo por ellos mismos. Como ejemplo, el séptimo Imâm (La paz sea con él) -por respeto a Fátima Az-Zahrâ- llamó Fátima a sus cuatro hijas: Fátima Kubrâ, Fátima Sugrâ, Fátima Wustâ, Fátima Ujrâ.

No transcurrió mucho tiempo, cuando estando aún pequeña tuvo que soportar el doloroso martirio de su padre, mientras éste se encontraba encerrado en las cárceles de Hârûn en la ciudad de Bagdad, siendo ésta la causa por la cuál su hermano, el Imâm ‘Alî Ibn Mûsâ Ar-Ridâ (La paz sea con él), la amparó y se hizo cargo de su educación desde que ella era muy pequeña.

Su emigración de Medina a Qom

En el año 200 d.H. el Califa abbasí Al-Ma’mûn, invitó al Imâm Ar-Ridâ (La paz sea con él) a Jorasán (región situada en el noreste de Irán), quién aceptó la invitación en contra de su voluntad dirigiéndose hacia esa región acompañado por una caravana enviada por el califa.

Transcurrido un año del exilio del Imâm Ar-Ridâ (La paz sea con él), Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella), con la esperanza de ver una vez más a su querido hermano y acompañada por otros de sus hermanos y sobrinos, partió rumbo a Jorasán. Durante el viaje la caravana fue muy bien recibida por la gente de las ciudades y regiones por las cuales transitó. Aquí fue donde Fátima Ma’sûmah (La paz sea con él), al igual que su amada tía Zaînab (La paz sea con él) hizo llegar a los oídos de toda esta gente creyente y musulmana el mensaje de humildad y la situación de aislamiento en la cual se encontraba su hermano; así como su oposición y la de Ahl-ul Bait (La paz sea con ellos) hacia el gobierno opresor de los abbasíes. Fue por eso que cuando la caravana de Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) llegó a la ciudad de Sâvah, un grupo de opositores de Ahl-ul Bait (La paz sea con ellos), respaldado y apoyado por los subalternos del gobierno, atacó la caravana enfrentándose con los acompañantes de ésta Señora. Como consecuencia, la mayoría de los hombres de la caravana fueron martirizados, inclusive se dice que Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) fue envenenada.

Sea lo que hubiese sido, ya fuese por la pena y desconsuelo de este infortunio o como consecuencia del veneno ingerido, Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) enfermó, y puesto que era imposible continuar el viaje hacia Jorasán, pidió a sus acompañantes que se dirigieran hacia la ciudad de Qom. Preguntó: “¿A qué distancia se encuentra Qom de Sâvah?”. Le informaron. Continuó diciendo: “Llevadme a la ciudad de Qom, ya que escuché a mi padre decir estas palabras: “La ciudad de Qom es el lugar donde se encuentran mis Shî’as”.

Cuando los mayores de Qom se enteraron de la buena nueva, se apresuraron para recibir a la hija del séptimo Imâm (La paz sea con él), y mientras Mûsâ Ibn Jazraÿ, el más anciano del clan Ash’arî, jalaba las riendas del camello de esta gran Señora, la muchedumbre, a pie y a caballo, rodeaba al rumiante que llevaba en su lomo a Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella). Fue aproximadamente el día 23 de Rabî’ul Awûal que esta gran Señora entró a la Ciudad Santa de Qom.

Entonces, en un lugar llamado hoy en día “Maîdân Mîr”, se detuvo el camello frente a la casa de Mûsâ Ibn Jazraÿ y la gran dama dio a este hombre el honor de ser su invitada.

Durante diecisiete días vivió en esta ciudad; tiempo que se dedicó a orar y suplicar a Dios, Bendito sea.

En el lugar donde rezó esta gran Señora, fue construida una escuela de Teología Islámica llamada “Madrasah Sittîah” (Escuela de la Dama Inmaculada); y la habitación donde oraba Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) es conocida como “Baît An-Nur” (la Casa de Luz), que hoy en día es visitada por sus fieles.

Finalmente, el día 10 de Rabî’ Az-Zânî (y según lo narrado por otros, el día 12 de ese mismo mes), del año 201 d.H., antes de que sus ojos se iluminasen por ver a su querido hermano, en un lugar lejano y sufriendo una gran pena, cerró para siempre sus ojos al mundo, dejando de esta manera enlutados a sus seguidores.

Su entierro

Con todo respeto, la gente de Qom llevó su inmaculado cuerpo para enterrarlo en el mismo lugar que se encuentra hoy en día. En ese entonces era un lugar fuera de la ciudad, conocido bajo el nombre de “Bâq Bâbilân”, el cuál fue donado por Mûsâ Ibn Jazraÿ. La familia de Sa’d preparó la tumba de Fátima (La paz sea con ella). En el momento en que la fosa estuvo lista, luego de realizar el baño completo y amortajamiento, se vieron en dificultades ya que no sabían quién debía colocar el cuerpo dentro de ésta. Finalmente eligieron a un anciano asceta y piadoso llamado Qâdir para realizar este acto. Repentinamente, dos hombres a caballo, con el rostro cubierto y que venían de la dirección de la Ka’bah, se acercaron. Después de rezar la oración del muerto, uno de ellos se introdujo dentro de la fosa, el otro tomó en sus manos el cuerpo de Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) y lo entregó a su acompañante, para que éste lo colocase para siempre dentro de la tierra.

Esos dos hombres, después de terminada la ceremonia, sin intercambiar palabras con los allí presentes, subieron a sus monturas y se alejaron del lugar.

Tal parecía que esos dos hombres fueron enviados por Dios: Imâm Ar-Rida (La paz sea con él) e Imâm Al-Yawâd (La paz sea con él), ya que según lo que dicta la jurisprudencia islámica, el cuerpo de un inmaculado debe ser preparado y sepultado por un inmaculado, al igual que el cuerpo inmaculado de Fátima Az-Zahrâ (La paz sea con ella) fue lavado, amortajado y sepultado por el Príncipe de los Creyentes, Alî (La paz sea con él), y el cuerpo de la Virgen María (La paz sea con ella), después de su muerte, fue lavado por su propio hijo, Jesús (La paz sea con él).

Después de que Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) fue sepultada, Mûsâ Ibn Jazraÿ, construyó un techado de mimbre sobre la sepultura de esta gran Señora, hasta que Zaînab, hija del Imâm Al-Yawâd (La paz sea con él) en el año 256 d.H., mandó a construir la primera cúpula sobre la tumba de su querida tía; y fue así como la tierra santa donde fue enterrada esta gran Señora del Islam, se convirtió en el núcleo de los corazones devotos por Ahl-ul Bait (La paz sea con ellos) y en el dispensario de los corazones amantes de la Wilâîah e Imamato.

Seis mujeres de la familia de Fátima Ma’sûmah (entre ellas hijas y nietas del noveno Imâm -La paz sea con él-) están enterradas a su lado, y por ese mismo motivo quienes conocen su historia, al entrar a su Mausoleo saludan de este modo:

“As-Salâmu ‘alaîkunna îâ banâti Rasûlil·lâh, as-Salâmu ‘alaîkunna wa rahmatul·lâhi wa barakâtuh”.

“La paz sea con vosotras ¡Oh, hijas del Enviado de Dios! La paz, misericordia y bendiciones de Dios sean sobre vosotras.” (Cuerpos intactos luego de 1000 años).
En la época de Nâseruddîn Shah Qayâr sucedió algo extraño y milagroso. Cuando un grupo estaba ocupado arreglando la zona de los alrededores de la tumba de Fátima (La paz sea con elal) y quisieron enladrillarla, notaron que en la parte oriental de ésta existía un sótano (distinto al de su tumba). Decidieron arreglarlo por lo que se vieron obligados a investigar a quién pertenecía. Para esto eligieron a dos mujeres que bajaron al sótano con una linterna; ahí encontraron tres cuerpos frescos, sanos e intactos (como si recién hubiesen sido enterrados). Uno de esos cuerpos pertenecía a una mujer y los otros dos, a dos sirvientas que eran mujeres de color [1]. Luego de hacer averiguaciones se enteraron que se trataba de la Señora Maîmûnah, hija de Mûsâ Mubarqa’, hijo del Imâm Al-Yawâd (La paz sea con él), y de dos sirvientas llamadas Umm Ishâq y Umm Habîb, cuyos cuerpos luego de mil años habían permanecido intactos.

Confirmamos así, la veracidad de las palabras del Profeta (La paz y las bendiciones sean con él y su descendencia):

“Ciertamente que Dios ha prohibido nuestra carne a la tierra, por lo que no la puede descomponer”.[2]

Una mirada a las virtudes de Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella)

Ella es una de las mujeres que los Imâmes (La paz sea con él) han recomendado visitar, y han señalado que el acceso al Paraíso se encuentra entre una de las recompensas que tiene el visitarla.

1. El Imâm Rida (La paz sea con él) manifestó: “Quienes visiten la tumba de Fátima Ma’sûmah, reconociendo sus privilegios (derecho y verdad), tienen derecho al Paraíso”..[3]

2. En otro dicho señala “Quien visite a Fátima Ma’sûmah en Qom es como si me hubiese visitase a mí”.[4]

Lo que es obvio es que la presencia del Santuario de Fátima Ma’sûmah (La paz sea con él) en Qom es como el alma de esta región, que con su luz religiosa y espiritualidad ha dado grandeza a esta ciudad, y hoy en día es uno de los principales Centros de Teología del mundo islámico.

3. El Imâm Sâdiq (La paz sea con él) declara: “Quien visite a Fátima Ma’sûmah tiene como recompensa el Paraíso”.[5]

4. Está registrada la siguiente narración del Imâm Rida (La paz sea con él): “Por cierto que el visitar el Santuario de Fátima Ma’sûmah equilibra las balanzas (de las acciones) y permite el ingreso al Paraíso”. [6]

5. El Imâm Yawâd (La paz sea con él) aseguró: “Quien visite la tumba de mi tía en Qom sin duda entrará al Paraíso”. [7]

6. Uno de los seguidores de Ahl-ul Baît visitó al Imâm Rida (La paz sea con él) en Mash-had y luego se dirigió a Karbala por vía de Hâmdan. En el camino soñó al Imâm Rida (La paz sea con él) que le dijo: “¿Qué bueno sería que en tu viaje hacia Karbala atravesaras por Qom y visitaras a mi hermana Fátima Ma’sûmah en esa ciudad!”.[8]
La vasta intercesión de Fátima Ma’sûmah

A continuación del dicho mencionado que predecía el nacimiento de Fátima Ma’sûmah y su fallecimiento en Qom vemos: “Su nombre es Fátima, hija de Mûsâ (La paz sea con él), a través de cuya intercesión todos nuestros seguidores entrarán al Paraíso”.

Uno de los sabios de Isfahan, Aiatul·lâh Nasiri Doulat Âbâdî, cuenta de su padre el Aiatul·lâh Muhammad Bâqir Nasir (1407 d.H.):

En el año 1295 de la Hégira, azotó a los alrededores de Qom una fuerte sequía. La gente desesperada eligió de entre ellos mismos a cuarenta personas creyentes para que fuesen a Qom y visitaran el Santuario de Fátima Ma’sûmah, para pedir por su intercesión. Luego de permanecer tres días en el Santuario y suplicar, la tercera noche uno de ellos soñó que le preguntaba el fallecido Aiatul·lâh Mirza Qomî (f.1231 d.H.)[9]]: “¿Por qué permanecisteis aquí varios días?”

Él le respondió: “En nuestro distrito por falta de lluvia sufrimos de sequía. Para evitar esta desgracia nos hemos refugiado aquí”.

“¿Para ello estáis aquí?” -le preguntó asombrado Mirza y continuó diciendo- “Eso es algo insignificante, personas como yo, somos capaces de resolverlo. Para estas necesidades recurrid a nosotros, no obstante si deseáis algo para toda la humanidad, extended vuestras manos para pedir la intercesión de esta Señora”.
La predicción del Imâm Sâdiq (La paz sea con él) respecto a Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) antes de su nacimiento

Dentro de los asuntos que demuestran claramente la grandeza de la jerarquía de Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) es que su abuelo, el Imâm Sâdiq (La paz sea con él), habló de ella incluso antes del nacimiento de su padre. Esto señala que esta dama goza de grandes privilegios y veneraciones dentro de la gente de la Casa Profética. A continuación exponemos dos dichos a este respecto:

1. Uno de los seguidores del Imâm Sâdiq (La paz sea con él) fue a visitarlo. Al llegar encontró al Imâm junto a una cuna hablando con el recién nacido. Se sorprendió al verlo y dijo: “¡Acaso hablas con un recién nacido!”

El Imâm después de responder afirmativamente le dijo: “Si tú deseas hablar con él acércate y hazlo”.

Él relata: “Me acerqué a la cuna del infante, lo salude, me respondió y dijo: “Cambia el nombre de tu hija recién nacida, ya que Dios enemista con ese nombre” (el discípulo días atrás había sido agraciado con una niña, a la cuál llamó Humaîrah). Continuó diciendo: “El que el infante pudiese hablar y tuviese conocimiento de las noticias ocultas, así como sus consejos, me dejaron aún mas sorprendido, al grado de quedar estupefacto”.

En ese momento el Imâm me dijo: “No te asombres, este niño es mi hijo Mûsâ. Dios, a través de él me agraciará con una nieta que será llamada Fátima. Ella será enterrada en las tierras de Qom, y quien visite su santuario en esa ciudad, sin duda entrará al Paraíso”.[10]

2. El Imâm Sâdiq (La paz sea con él) declaró respecto a Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella): “Pronto será enterrada en Qom una de mis descendientes llamada Fátima. Quien la visite entrará en el Paraíso”. Esta narración continúa con una explicación que afirma que el Imâm pronunció este dicho antes del nacimiento de su hijo Mûsâ (padre de Fátima Ma’sûmah).[11]

Existen otras narraciones con un contenido parecido.
“Que su padre se sacrifique por ella”

Una de las virtudes de Fátima Zahrâ (La paz sea con ella) es que su padre el gran Profeta del Islam, reiteradas veces dijo en cuanto a ella: “Fadâhâ Abûhâ” (su padre se sacrifique por ella) [12]. Esta expresión demuestra la elevada jerarquía de Fátima Zahrâ (La paz sea con ella).

Esta misma expresión la observamos en Imâm Mûsâ Ibn Ya’far (La paz sea con él) dirigida a su hija Fátima Ma’sûmah (La paz sea con él):

El fallecido Aiatul·lâh Mustanbit (primer yerno del Aiatul·lâh Ju’î) trasmite de la obra Kashful La’âlî (El Descubrimiento de las perlas), guardado en un ejemplar manuscrito en la Biblioteca de Shûshtarî en la ciudad de Najaf, Irak, escrito por el investigador y sabio del siglo IX d.H. Sâlih Ibn Arandas:

“En épocas del Imâm Sâdiq (La paz sea con él) en una ocasión un grupo de Shî’as en busca de la respuesta a sus preguntas entraron a Medina para visitar al Imâm Kâdzim (La paz sea con él). El Imâm se encontraba de viaje, y ya que este grupo tenía prisa para regresar, escribieron sus interrogantes, los entregaron a la familia del Imâm y quedaron en recoger sus respuestas en el siguiente viaje que hiciesen a esa ciudad. Días después, en el momento de despedirse, notaron que Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) había contestado por escrito sus preguntas. Ellos, felices, las recibieron y partieron.

En el camino se encontraron con el Imâm que regresaba de su viaje a quién le relataron lo sucedido. El Imâm les pidió el escrito, lo leyó y apreció que su hija había respondido adecuadamente a todas las preguntas. Entonces repitió tres veces: ¡fadâhâ abûhâ!, ¡fadâhâ abûhâ!, ¡fadâhâ abûhâ!”.

Teniendo en cuenta que Fátima Ma’sûmah en ese entonces tenía una corta edad, lo sucedido demuestra su gran conocimiento y sabiduría.
Sabia, trasmisora de dichos y la persona de confianza de los Imâmes.

Desgraciadamente, la biografía de Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) es desconocida en la historia, y su causa se halla en la situación amenazante en la que se encontraba la familia del Profeta en esa época, y sus sabios contemporáneos temían escribir sus biografías. De lo poco que nos fue legado respecto a Fátima Ma’sûmah, sabemos que ella poseía gran conocimiento en cuanto a las ciencias islámicas, el cual trasmitía a través de dichos a los demás; por lo tanto su nombre se halla en la lista de mujeres trasmisoras de dichos. He aquí un dicho relatado por ella, respaldado por una cadena de transmisión fiable que llega a Fátima Zahrâ (La paz sea con ella):

En la valiosa obra de Al-Gadîr está registrada la narración de “Al Gadîr” y la de “Manzilah” transmitida por Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella). El gran sabio Aminî, el autor del libro mencionado, las transmite basándose en varias obras de la escuela Sunnah:

1- Las hijas del Imâm Kâdzim (La paz sea con él), Fátima (Ma’sûmah), Zaînab y Umm Kulzum relataron: Fátima la hija del Imâm Sâdiq (La paz sea con él) nos relató: Fátima la hija del Imâm Muhammad Bâqir (La paz sea con él) me narró, y ella a su vez narró de Fátima la hija del Imâm Sayyâd (La paz sea con él), y ella de las hijas del Imâm Husaîn (La paz sea con él) Fátima y Sakîna, y ellas de Umm Kulzum, y ella de su madre Fátima Zahrâ (La paz sea con ella) -la noble hija del Profeta (La paz y las bendiciones sean con él y su descendencia)- que esta dama dijo frente a los que arrebataron el derecho del califato del Imâm ‘Alî (La paz sea con él):

¿Acaso habéis olvidado el dicho del Enviado de Dios en el día de la festividad de Gadîr Jumm cuando dijo: “De quien yo sea su amo y protector, ‘Alî es su amo y protector”? Además dijo: (¡Oh, ‘Alî!) “Tú tienes en relación a mí la posición que Aarón tenía en relación a Moisés”. [13]

2. Fátima Ma’sûmah (La paz sea con ella) relata de Fátima Zahrâ (La paz sea con ella), con la misma cadena de transmisión fiable mencionada en el punto anterior que dijo:

Escuché decir al Enviado de Dios: “En mi ascensión nocturna a los Cielos, entré al Paraíso; ahí observé un palacio de topacio blanco. Su puerta estaba adornada con topacios y rubíes, de la cual colgaba una cortina. Levanté mi cabeza para verla, y observé que sobre ella estaba escrita la siguiente frase:

Lâ ilâha il·lal·lâh, Muhammadur Rasulul·lâh, Aliîun waliîul qaum – “No hay dios más que Al·lâh, Muhammad es el Enviado de Dios y ‘Alî es el protector de la comunidad”.

Y sobre la cortina decía:

Bajjin bajjin man mizlu shî’ati ‘Alî – “¡Bravo! ¡Bravo!, ¿quién se asemeja a los seguidores de Ali (en gozar de elevada jerarquía)?”.

Entré al palacio, en medio de éste encontré otro palacio construido de ágatas rojas, que tenía una puerta de plata, la cual estaba adornada con crisolitos verdes. Arriba de la cortina que adornaba la puerta estaba escrito:

Muhammadur Rasûlu·lah, ‘Alîîun wasîîul Mustafâ – “Muhammad es el Enviado de Dios, ‘Alî es el vicario del Mustafâ (el Profeta del Islam)”.

Y sobre la cortina estaba escrito:

Bash·shir Shî’ata ‘Alî-îen bi tîbill maûlid – “Da albricias a los seguidores de ‘Alî de que su nacimiento es puro.”

Entré en ese palacio y encontré que otro palacio se encontraba dentro de este segundo, construido de esmeralda verde. Jamás había visto algo parecido con una puerta de rubís carmesí, adornado con topacios. Ahí también había una cortina en la cuál estaba escrito:

Shî’atu ‘Alî-îen humul fâ’izûn – “Los seguidores de ‘Alî son los triunfadores.”

Pregunté a Gabriel: “Mi amado Gabriel, ¿a quién pertenece este palacio?”. Respondió: “Pertenece a tu primo y vicario ‘Alî Ibn Abî Tâlib. Toda la gente el día del Juicio Final será resucitada y congregada desnuda y descalza, excepto los seguidores de ‘Alî. En aquel día la gente será llamada por el nombre de su madre, excepto el seguidor de ‘Alî que será llamado por ell nombre de su padre”.

Interrogué: “Mi amado Gabriel ¿qué significa esto?” Respondió:

Li annahum ahabbû ‘Alî-îan fatâba mauliduhum – “Debido a que ellos amaron a ‘Alî tuvieron nacimientos puros (se refiere a que un Shî’ah de ‘Alî no puede ser ilegítimo).”[14]]

3. Cuando Fátima Ma’sûmah enfermó en la ciudad de Sâveh, dijo: “Llevadme a Qom, ya que he oído a mi padre decir: Qom es el centro de nuestros Shî’as”.

Existen otras narraciones relatadas por ella, que no mencionamos por la brevedad de esta obra.

[1]] Iqâmat Al-Burhân dar Usûle Dîn, p.479.

[2] Al-Bihâr, t.48, p.317, y t.102, p.266.

[3] Ídem, t. 48, p.317 y t.102, p.266.

[4] Nâsij At Tawârîj, t.3, p.68.

[5] Bihâr Al Anwâr, t.48, p.317.

[6] ‘Uîûn Ajbâr Ar Ridâ, t.2, p.267.

[7] Bihâr Al Anwâr, t.102, p.265.

[8] Anwâr Musha’sha’în, t.1, p.212.

[9] El noble santuario de este gran sabio en el cementerio de Sheijân en Qom, siempre fue lugar de milagros y bendiciones.

[10] Minhuy ad Dumû’, p. 441..

[11] Bihâr Al Anwâr, t.60, p.117.

[12] Bihâr Al Anwâr, t.43, p.86 y 88.

[13] Al-Gadîr, t.1, p.197.

[14] Bihâr Al Anwâr, t.68, p.76-77.

Extractos del libro UN VISTAZO A LA HISTORIA DE FÁTIMA MA’SÛMAH (La paz sea con él) Y LA CIUDAD DE QOM

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