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La dote en el Islam: ¿Compra, permuta o caballerosidad hacia la mujer?

Por Lic. Masuma Assad de Paz – Presidenta de UMMA (Unión Mujeres Musulmanas Argentinas)

Mucho se habla en Occidente acerca de la igualdad entre el hombre y la mujer y de la independencia económica que ella ha adquirido. En contraposición, también mucho y erróneamente se habla de la supuesta opresión de la mujer musulmana al no tener iguales derechos y obligaciones que el hombre.

Y más aún, muchas organizaciones de derechos humanos levantan su voz en defensa de esta igualdad para las mujeres musulmanas, como si este reclamo proviniese de las mismas mujeres musulmanas o como si la igualdad de derechos y obligaciones para el hombre y la mujer fuese lo más justo para ambos y lo mejor para el ser humano.

Estas críticas hacia el Islam por parte de los ¿”defensores de los derechos humanos”? se deben a algunos temas relacionados a la mujer, entre ellos la herencia.

La semana pasada hemos escrito acerca de la herencia en el Islam y hemos llegado a la conclusión de que la mitad de la herencia que la mujer musulmana recibe se debe a que en el sistema islámico la mujer está exenta de muchas obligaciones y que por el contrario, dichas obligaciones corresponden al hombre en beneficio de la mujer. Uno de los motivos que habíamos argumentado es que se debe a que la mujer tiene el derecho a la manutención durante toda su vida sin que ello le impida tener su propia independencia económica. Más aún, aunque tuviese ingresos propios ello no la obliga a aportar en los gastos familiares y todo lo que usufructuó es para absoluto beneficio personal.

En este sentido, luego de haber tratado el tema de la herencia veo necesario desarrollar también en forma más detallada el tema de la dote y la manutención debido a su relación con la herencia, por un lado, y también para aclarar ambos conceptos desde la óptica islámica, que dista mucho a la que pretende interpretar Occidente respecto al Islam teniendo en cuenta sus propios parámetros y no los propios del Islam y del sistema islámico. En este artículo comenzaré tratando el tema de la dote y en el próximo, si Dios quiere, intentaremos presentar el tema de la manutención.

En principio, el estereotipo más difundido por los enemigos del Islam es que la dote es una transacción comercial que significa comprar a la mujer, como si la posibilidad de casarse del hombre estuviera en poder comprarla.

Este es un concepto muy difundido y muy erróneo. En principio debemos aclarar que la dote es una de las costumbres más antiguas en las relaciones dentro de la familia y que fue adquiriendo distintas formas según las diferentes épocas. Esto nos lleva a tener que explicar brevemente algunas de las diferentes etapas de la dote, según descripción de sociólogos occidentales -aunque están basadas en suposiciones y no en hechos fehacientes- y luego ver cuál es la forma y el significado que ésta adquiere en el Islam.

Con el comienzo del periodo patriarcal, como el casamiento consanguíneo no era admitido, entonces los hombres se casaban con mujeres de otras tribus. Al ser que había permanentes conflictos entre las tribus, el hombre que deseaba casarse recurría al rapto de una mujer de otra tribu.

Luego, terminados los conflictos entre tribus se reemplazó el rapto por el servicio que un hombre brindaba al padre de la chica que le gustase durante un tiempo, una especie de contrato con el padre, de modo que luego de un tiempo, el padre, como remuneración por los servicios recibidos, daba su hija, a quien el yerno, luego, llevaría a su tribu.

Con el transcurso del tiempo y el avance económico, el servicio del yerno hacia el padre como mérito para poder casarse fue reemplazado por un valioso regalo que el hombre entregaba al padre de la novia para así poder casarse.

De este modo, los sociólogos dicen que el sistema patriarcal la mujer fue esclavizada por el hombre. No dio a la mujer ninguna independencia social o económica. El producto de su trabajo era un recurso para otros, es decir, el padre o el marido. En pocas palabras, el dinero que el hombre le daba como dote, luego le era extraído por la ganancia económica que le extraía durante la vida matrimonial, pues ella no podía elegir su propio marido y ni siquiera tener su propia empresa.

Ahora nos preguntamos a cuál periodo corresponde el Islam. ¿Acaso la aplicación de la dote en el Islam se corresponde con alguna de estas formas?

En realidad, el Islam no se corresponde con ninguna de estas formas, pero lamentablemente los analistas poco hablan del Islam o si hablan de él lo hacen con categorías ajenas.

¿Por qué aseguramos que no se corresponde con estas formas? Si queremos hacer una comparación dicotómica y a grandes rasgos diremos que el hombre, cuando desea casarse entrega un regalo a la mujer, solamente para ella y no para el padre o su familia. Ella elige a su marido por propia y libre voluntad y no en obediencia a la voluntad de su padre o hermano. Mientras está en casa de sus padres o cuando se casa, nadie tiene derecho a explotarla para su propio beneficio, todo lo que trabaje es para ella y no tiene el hombre ningún derecho sobre la mujer excepto en lo que hace a las relaciones sexuales conyugales. Y por otro lado el hombre tiene obligación de mantenerla mientras sea su esposa.

Desde el punto de vista del Islam la dote es una prescripción divina en beneficio del ser humano y en especial de la mujer y no una transacción comercial. Esta prescripción, por el contrario está dirigida al fortalecimiento de la relación y el respeto entre el hombre y la mujer. Existe una peculiaridad en el hombre y la mujer y es que él es quien la coteja, mientras que a ella siempre le gustó ser cotejada antes de entregarse. No son pocos los poemas y las historias donde dos hombres se debían batir a duelo por una mujer delante de ella.
En este sentido, el Corán cuando habla de la dote lo hace para honrar a la mujer con un regalo. El Corán restaura la dote a su estado natural.

La dote en el Corán

Dice el Sagrado Corán: “Y den a sus mujeres sus dotes como un regalo espontáneo” (Corán 4:4)
Bien aclara hacia quién va dirigida (a la mujer), y en función de qué (regalo) ,y también la forma- que es espontáneamente- (voluntariamente). Si queremos hacer un análisis de la aleya tendríamos que saber un poco del idioma árabe y conocer sus declinaciones para conocer el verdadero sentido y significado. Pero según los exégetas coránicos explican que el sentido de la palabra dote en árabe hace alusión a la veracidad y seriedad del afecto del hombre y de la sinceridad espiritual. Lo que diríamos en un sentido más común y general sería la caballerosidad del hombre hacia la mujer, que muchas mujeres occidentales extrañan y añoran. O

Paradójicamente, Occidente no acepta la dote para el matrimonio, sin embargo, de hecho, es aplicada en las relaciones ilícitas y aceptada. Cuando una mujer y un hombre quieren gozar del amor libre, fuera de compromisos e incluso violando compromisos previos, contrariando la ley divina, el hombre suele hacer buenos regalos a su amante. Aiatollah Muttahari, filósofo iraní, con buen criterio nos dice respecto al hombre europeo: “El hombre hace regalos a la mujer (amante) y corre con los gastos de ella, a pesar de que en el matrimonio europeo no hay nada parecido a la dote, pero en lo que hace a la manutención, su pesada responsabilidad es dejada a cargo de ella. Esto significa que las aventuras amorosas están más de acuerdo con la naturaleza que el matrimonio europeo.”

Hay quienes proponen la abolición de la dote criticando el hecho de que para casarse uno deba pagar, como quien compra una vaca o una mula como garantía para que la relación entre el hombre y la mujer no se rompa. Para quienes piensan de este modo debemos reiterar algunos puntos a fin de que quede en claro que:
-La dote es un regalo
-El hombre no tiene derecho a obtener ningún beneficio económico de la mujer.
-La dote le pertenece absolutamente a la mujer

Entonces, por lo tanto no hay ningún problema en sí mismo en la aplicación de esta ley ¿Por qué abolirla, entonces, cuando es una buena costumbre que enaltece y halaga a la mujer?
Otros opinan que al igual que el hombre, si la mujer es económicamente independiente, ¿por qué debería gozar de la dote y la manutención? Y esto tiene que ver con las diferencias en las concepciones de lo que son el hombre y la mujer en un sistema occidental y en un sistema islámico. Pues la dote, desde el punto de vista islámico, no tiene relación con un beneficio económico de la mujer que le garantice ingresos como para que digan que si la mujer tiene independencia económica, para qué la dote.

La dote no tiene el sentido de ser una seguridad financiera, al menos esto no es lo que se deduce del Corán, ni de las transmisiones del Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) ni de los apóstoles y ni de la propia vida de ellos. Muttahari nos aclara:

Si fuese así, ¿Por qué el Santo Profeta aconsejó a las mujeres que devolvieran la dote a sus maridos, mencionando premios divinos por esto? Además, ¿Por qué aconsejó que la dote de la mujer, en lo posible, no debería ser demasiado grande? ¿Había a los ojos del Profeta alguna otra cuestión aparte de que la presentación de un regalo por el hombre, llamado dote, y la devolución de la misma o algo equivalente por parte de la mujer al esposo, sería fuente de un afecto y firmeza creciente en la unión de marido y mujer? Si el objetivo del Islam fuese que sirviera como seguridad financiera, ¿por qué dice el Corán “Y den a las mujeres sus dotes como un regalo espontáneo”, y no dice, “Y den a las mujeres sus dotes como una seguridad?

En los albores del Islam el hombre acostumbraba a dar como dote en dinero o en especie cualquier cosa de la que se desprendiera. Hay una historia en la que un hombre no tenía nada material para ofrecerle a la mujer, entonces el Profeta le preguntó si sabía recitar el Corán. Cuando el hombre le respondió que sí, el Profeta aceptó casarlos tomando como dote que el hombre le enseñe el Corán a su mujer. Esto evidencia que ni el Profeta abolió la dote, pues la puso como condición para casarlos, ni limitó la dote a algo material.

Más aún es sabido que el Imam Ali (la paz sea con él), yerno del Profeta, se casó con su hija dando como dote su escudo que valía treinta dirhames.

A continuación citaré algunos dichos del Profeta Muhammad (la paz y la bendición sean con él y su descendencia) respecto a la dote :
“El matrimonio de mayor bendición es el que ocasiona menos gastos”.
“Las mejores mujeres de mi comunidad son las de rostro resplandeciente y las de menor dote”.
“Cásate aunque sea por un anillo de hierro.”
“Quien dé por dote un puñado de trigo granulado o de dátiles, su casamiento será lícito”.

Si a estos dichos, le agregásemos la cantidad de dichos que existen en el Islam respecto al incentivo a casarse en base a la moral y fe de la persona y no por su jerarquía, belleza o poder material, terminaríamos de comprender que el tema de la dote sólo tiene una finalidad de honrar a la mujer.
Como ejemplo me gusta compartir este dicho del Mensajero de Dios, Muhammad (la Paz sea con él y su descendencia) quien decía:

“Si llega a vosotros (para pedir la mano de vuestras hijas) aquél cuya moral y (manera de profesar la religión) os complace, casadlo. Dije: ¡”Oh Mensajero de Dios! ¿Aunque su linaje sea inferior? Respondió: Si se os presenta quien os complace su moral y religión casadlo, que ciertamente que si no hacéis eso, se producirá el desorden en la Tierra, así como una gran corrupción.”

Por otro lado, si quisiéramos analizar la importancia que se da a los regalos en las sociedades islámicas se podría comprender, tal vez más, este concepto. La generosidad y hospitalidad del Oriente es famosa y es algo bien conocido para Occidente, y para cualquier turista que haya viajado por los países árabes e islámicos. Esta tradición y generosidad tiene sus raíces islámicas bien forjadas, dado que tanto recibir como dar regalos es una de las obras que el Profeta y los apóstoles recomendaban y que son muy recompensadas, a la vez que tienen efectos en la relación y vida de las personas. El caso de la dote es muestra de generosidad, amor, afecto, sinceridad del hombre hacia la mujer para conquistarla en el momento de casarse. Pero esta costumbre de regalar se practica y está muy difundida para diferentes relaciones y ocasiones. Por ejemplo cuando uno viaja, cuando visita a alguien, cuando alguien se enferma, cuando alguien tiene un hijo.

A continuación les presentaré algunos de los dichos del Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) acerca de los regalos, las ocasiones y sus efectos sociales, materiales y espirituales.
“Si alguien te hace una invitación, acepta, y no le devuelvas su regalo …”
“Cuando regresas de un viaje, trae contigo un regalo, por más pesado que sea.”
“Dense regalos unos a otros para que aumente el amor entre vosotros y se disipe el rencor entre vosotros”.
“No se debe rechazar el regalo de su hermano, pero si es posible, debe dar algo a cambio” ( en agradecimiento).
“Visitad a aquél que no os visita y regalad a aquél que no os regala”.
“El musulmán que da un regalo a su hermano es mejor que la palabra sabia, Dios aumenta a través de éste su guía y aleja el peligro.”
“De entre las bendiciones está el regalo frente a la necesidad.”
“El necesitado es el regalo de Dios que toca la puerta de la casa”.
“El regalo es una riqueza de Dios, no la despreciéis”.

En este contexto, entonces, es que debe ser entendida la dote. Por eso mi propuesta a los “defensores de los derechos humanos” y a aquéllos desconocedores del Islam que cuando se quiera juzgar o analizar las leyes se debe conocer el contexto general en la cual están insertas y se implementan.

En virtud de la objetividad, es menester aclarar que si bien la ley de la dote que el Islam prescribe, en su origen y concepción, es en el sentido anteriormente explicado, no podemos decir que en la realidad sea llevada a cabo en su verdadero sentido. Tampoco decimos que la dote no deba tener un valor material, pues en realidad, cuando el Corán habla de regalo es en función de algo material, y en caso de no haber posibilidades económicas es que se puede reemplazar la dote material por otra cosa que no lo sea. Ello depende mucho de las personas, sus actitudes morales, sus jerarquías sociales, sus posibilidades económicas, sus ambiciones personales. Todo ello está en juego, pues la sociedad está compuesta por una gama heterogénea de individuos, pero ello no nos puede conducir a concluir a que la ley es errónea ni mucho menos a suponer que es la causa de problemas para la mujer. Por el contrario, ontológicamente, el Islam la considera un derecho de la mujer al que no debe renunciar por más que ella tenga su propia independencia y solvencia económica. Si en la aplicación de la dote hay abusos o falencias, no deberíamos pensar en la abolición de la misma, sino en mecanismos viables para evitar los excesos y deformaciones tendientes a encauzar la ley en su verdadero sentido. Para ello, los musulmanes no necesitan renunciar a su identidad religiosa y leyes divinas con las que se guían, sino profundizar en las mismas para procurar las soluciones. Sabios e intelectuales no les faltan, y a las mujeres musulmanas tampoco les faltan derechos, tal vez sí, que los conozcan más profundamente para no ser víctimas de abusos por quienes no conocen las leyes o las mal interpretan y mal aplican. Gracias a Dios, soy testigo de una época del avance de la mujer en diferentes áreas en el mundo islámico y sé que herramientas no les falta y garras para defenderse, menos. Pero no nos confundamos, las mujeres musulmanas si tienen debates y luchan en cualquier área es para reivindicar sus derechos que le han sido otorgados hace más de trece siglos y no para que le sean otorgados porque están oprimidas. Por el contrario, la no adhesión de algunos países islámicos a la Convención contra toda forma de discriminación de la mujer, se debe precisamente a que esa supuesta “igualdad” las llevaría a perder muchos de los derechos de los cuales hoy gozan y son un beneficio tanto social como material.

Bibliografía:
Motahari, Morteza, “Los derechos de la mujer en el Islam”, Ed. Embajada Rep. Isl. Irán, Madrid, 1985.
Corán.
Transmisiones del Profeta Muhammad: “Nahyul Fassahah”, trad. Del árabe al persa, Ibrahim Ahmadian.
Un ramo de Flores, compilado por Aiatollah Saiied Faquih Imani, traducc. Al castellano Feisal Morhell.

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