¿Es posible la poesía después de Gaza?

Por

 José Antonio Martín Acosta

 -16/12/2023

  Decía el filósofo Theodor Adorno que después de Auschwitz no se podía escribir poesía, es decir, el horror que habían causado en el mundo los crímenes terribles perpetrados por los nazis, la deshumanización de millones de personas por parte de quienes se constituían como superiores a los demás, es decir, elegidos, nos había quitado al mundo la misma posibilidad de belleza. Algo parecido está ocurriendo hoy en Gaza solo que los perpetradores de ese terror no son otros más que los que sufrieron el anterior terror, lo cual resulta aún más desalentador. Por ello es pertinente volver a hacerse la pregunta: ¿Es posible la poesía después de Gaza? 

   La respuesta hemos de buscarla en los mismos poetas asesinados por el gobierno terrorista y deshumanizador de Israel. Un gobierno que lleva décadas educando a sus infantes en el odio a los palestinos, en su superioridad moral y en la posibilidad de que sus vecinos árabes sean tan inferiores a ellos que el mismo hecho de asesinarlos sea considerado algo menos que matar a un animal. No tenemos más que observar las conductas deshumanizadoras que se dan a diario en las redes sociales israelís. Las jóvenes y los jóvenes israelís desarrollan conductas xenófobas y psicopáticas contra el colectivo palestino. Es de utilidad constatar que el sufrimiento de aquellas personas que están constantemente perdiendo a sus seres queridos, sus posesiones más preciadas, su casa y hasta son considerados como extranjeros en su propia tierra (recordemos que el régimen sionista es un régimen de apartheid) les parece a estos jóvenes israelís como risible, despreciable y hasta lo consideran como una exageración. El término “paliwood” se usa habitualmente para decir que los palestinos tienen las insana costumbre de exagerar sus cuitas, sus dificultades y hasta su propia muerte. Esta deshumanización es fruto del trabajo exhaustivo entre los israelitas. Un sistema educativo que miente descaradamente acerca de su historia, una religión que se basa en un libro desfasado y poco útil historiográficamente, un régimen militarizado que permea a toda la sociedad, una justificación colonizadora que ejemplifica la realidad material más que nunca: más del 80% de los habitantes de Israel no tienen nada que ver con Palestina, es decir, son extranjeros, son la minoría ocupante.

   Pero vayámonos a quid de la cuestión, ¿es posible la poesía después de Gaza? Sus propios poetas no sólo nos demuestran que sí, sino que ahora se hace más necesaria que nunca. Las autoridades palestinas anunciaron el pasado 20 de octubre el asesinato de la poeta palestina Heba Kamal Abu Nada en la localidad de Khan Yunis bombardeada por los asesinos sionistas. La poeta  tenía 32 años y era considerada una de las escritoras más talentosas de Gaza. La poeta se hizo famosa en 2017 tras escribir “El oxígeno no es para los muertos” un libro lleno de fuerza expresiva. El día 21 corría como la pólvora su testamento poético expresado en unas premonitorias palabras: “Si morimos, sepamos que estamos contentos y firmes, y transmitamos en nuestro nombre que somos personas de verdad…” la poesía palestina está marcada por esa fuerza profética. El destino inevitable está allí más cerca que en ningún lugar del mundo. Te apuntan directamente armas desarrolladas con la última tecnología que apuran los momentos de las personas que van a asesinar de la forma más grotesca, graban a los desahuciados y los distribuyen entre vítores y aplausos. Mientras en el lado palestino, aunque parezca imposible, esa impotencia que cualquiera debería sentir en un momento tan aciago, se transforma en dignidad, y ahí es donde reside su fuerza invencible. Esa dignidad no la poseen los israelíes. Es imposible que puedan tenerla ya que son los ocupantes, los agresores, los que se llaman elegidos de Dios pero, sin embargo, su fe vive tan solo en un trozo de papel muerto. Pareciera que los sionistas hubieran dejado perdida su alma en ese libro que tanto dicen defender. 

   La dignidad de los asesinados por Israel vive en la Gaza arrasada, en sus casas desvencijadas y semiderruídas donde aún resuena la vida diaria, llena de sufrimiento y de dolor pero vida al fin y al cabo que se desenvuelve entre escombros buscando dignidad y justicia. Una vida que merece ser vivida y que se enfrenta valerosamente a la muerte que, cuando se produce, es elaborada por los israelíes para que el relato de esa destrucción no les destruya a ellos. Con cada casa que es demolida en Gaza el pueblo palestino gana más adeptos, más comprensión, en resumidas cuentas, más dignidad. Y, sin embargo, cada vez que un israelí intenta apropiarse el relato de los sucedido es pillado infraganti en una mentira, en una manipulación, en una indignidad. 

   Por otra parte, el poeta y docente gazatí, Refaat Alareer volvió a hacer gala de la terrible “habilidad profética” de los poetas palestinos al escribir el pasado 1 de noviembre los siguientes versos: “Si debo morir, que sea un cuento…” El activista de las redes sociales, donde se somete al mundo a la voluntad de Israel, estaba siendo amenazado por los servicios secretos de la potencia terrorista mientras publicaba día a día sus problemas y vicisitudes denunciando la despiadada fuerza asesina de Israel. Unos días después fue asesinado en un ataque quirúrgico de esos que mandan un mensaje: te hemos dicho que te íbamos a matar y lo hemos conseguido. Esa es la realidad de los israelíes, asesinar porque pueden, porque saben que viven bajo la hégira de USA. Sus valedores y sostenedores internacionales. Mientras, en Europa se sigue de manera desvergonzada lo que dicta el Imperio cuando la mayoría de la población del viejo continente está, sin duda, con el pueblo palestino. Esa indiferencia hacia los suyos, esa indigna colaboración por parte de los poderes públicos europeos nos habla de la decadencia de nuestro continente y del sistema político que lo sostiene.

   Pero, volviendo al tema del inicio de este artículo, la poesía árabe, y la palestina en particular desdeña la decadencia y se dedica a prefigurar el momento futuro donde vendrá, sin duda alguna, la libertad. Y no existe mayor victoria que perder ganando. Como en una nueva Stalingrado la resistencia heroica, las ansias de vivir, la voluntad de permanecer en tus tierras y saberse en posesión de la verdad y de la razón, dan a la poesía palestina la verdad de la última palabra aunque esta sea la palabra del bien morir, la palabra de la dignidad, de la valentía, de la luz ante la oscuridad que representa el adalid de occidente que es Israel. Como decía Mahmud Darwish, poeta palestino, hablando de Gaza en 2004: “Cadáveres anónimos/ Ningún olvido los reúne,/Ningún recuerdo los separa…/Olvidados en la hierba invernal/ Sobre la vía pública,/ Entre dos largos relatos de bravura/ Y sufrimiento.” Otra vez la voz profética. Y sí, la poesía es posible ahora en Gaza porque sólo el mensaje que dejan estos poetas asesinados nos habla del futuro, de la voz inquebrantable de un pueblo humillado pero no vencido, del silencio que queda como un remanso de seguridad porque otros vendrán a defender la patria que no está muerta y como un poso de futuro con lo que construir una nueva nación sobre sus ruinas. Por último, como decía Sartre en su prólogo a “Los condenados de la tierra” de Frantz Fanon (y hemos de saber que el filósofo lo escribía en los tiempos de la lucha de Argelia por su descolonización de Francia y que Sartre era francés): “porque en los primeros momentos de la rebelión, hay que matar: matar a un europeo es matar dos pájaros de un tiro, suprimir a la vez a un opresor y a un oprimido. Quedan un hombre muerto y un hombre libre.” Defendamos, pues, a la mujer y al hombre libres que no son otros que los palestinos y sus poetas muertos.

Fuente: https://elcomun.es/2023/12/16/es-posible-la-poesia-despues-de-gaza/?amp

Carta de una poeta argentina a Heba Abu Nada, poeta Palestina asesinada en Gaza
Heba Abu Nada nació en la ciudad saudí de La Meca, lugar donde fue su familia tras la primera Nakba y la creación del Estado de Israel en la tierra Palestina. Regresó a su tierra, estudió, y se recibió de bioquímica en la Universidad Islámica de Gaza. Fue poeta, profesora y feminista, luchó por los derechos de las mujeres. El 20 de octubre del 2023 murió a sus 32 años en uno de los bombardeos en Gaza por parte del estado genocida de Israel.

Heba,

Ya no seré la misma después de haber añadido tu nombre a mis palabras, las palabras que busco desde niña, las palabras que ahora encuentro en la lucha por la liberación definitiva del arte, de las mujeres, y de todos los trabajadores del mundo.
Estos días aterradores salí con mis compañeras a las calles de Buenos Aires, nos pintamos la cara con los colores de la bandera palestina, cintas en los cabellos, los puños cerrados y en alto, como nos enseñó el camino de la resistencia, tu camino.
Mientras te escribo esta carta, mi perro me mira con sus ojos de lobos ancestrales, yo miro a Palestina con mis ojos sin fronteras. Observo una foto tuya donde estás leyendo un libro. Ya no seré la misma después de conocer tu rostro, ahora ya sin vida, pero vital en la vida de las mujeres que, así como vos, vamos a luchar hasta la última bocanada de aire y hasta el último ritmo de nuestro pulso.
La noche antes de que te alcance una bomba genocida, escribiste un último poema, un tatuaje en la historia de tu pueblo, versos que nunca serán borrados, nunca serán robados ni colonizados ni yaceran bajo los escombros de Gaza. ¡Acá están tus palabras, compañera, acariciando el aire mientras flamea tu bandera, que también es mía!
Esa cárcel a cielo abierto, esa cárcel abierta ante la mirada ciega del mundo de los hipócritas, no pudo aprisionar tus manos para que escribas, no pudo matar tu pensamiento donde llevabas a las niñas, mujeres y hombres de tu pueblo, por quienes luchaste.
Heba, no dormiré esta noche, y ya no podré dormir sin odio de clase, sin ánimo de batalla, sin tus ganas de darlo todo por las causas justas, por las razones históricas que llevaremos en el tiempo que tenemos por delante, manchado de sangre Palestina, manchado de otras sangres, de otras hambres, de otras injusticias.
La impunidad no descansará mientras haya motivos, cual tu tierra, para combatirla. Los tanques avanzan todavía, compañera, pero nosotras, las mujeres del mundo, seguiremos adelante más allá de los bombardeos, las mentiras y las complicidades imperialistas.
Tu lucha, ilumina mucho más que el brillo de los misiles en estas horas, tu cuerpo que ahora es luz, en la noche oscura del genocidio, es más poderoso que la pólvora y el fuego asesino. Tus palabras, estrellas permanentes que marcan nuestros pasos, serán desde hoy un punto de partida desde donde abrazarnos y recitar tus poesías mientras alzamos tu bandera, que es nuestra, como tu nombre.

La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles;

silenciosa, excepto por el sonido del bombardeo;

aterradora, excepto por la promesa tranquilizadora de la oración;

negra, excepto por la luz de los mártires.

Buenas noches.

Heba Abu Nada

Fuente: https://www.izquierdadiario.es/Carta-de-una-poeta-argentina-a-Heba-Abu-Nada-poeta-Palestina-asesinada-en-Gaza

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