En el Nombre de Dios, el Clementísimo, el Misericordiosísimo
ALEYA 5:
إِيَّاكَ نَعْبُدُ وَإِيَّاكَ نَسْتَعِينُ
«(¡Oh, Señor ! ) ¡Sólo a Ti adoramos y sólo a Ti pedimos ayuda!”
Exégesis
El ser humano ante Dios.
De aquí en adelante, el tono de la sura cambia. Hasta aquí, las aleyas eran de alabanza, reconocimiento de la fe y del Día de la Resurrección. A partir de aquí comienza el ruego y la súplica del siervo a su Señor. Con esa base firme de creencia y conocimiento de su Señor, aquí el siervo puede verse a sí mismo en presencia de Él. Por eso Le habla y suplica, primero manifestando su devoción y luego implorando Su Ayuda exclusivamente a Él. Por eso dice “Sólo a Ti…”
En otras palabras, cuando el sentido de las aleyas anteriores alcanza el interior del ser humano, se ilumina su alma con la luz del Señor del Universo, comprende la Misericordia general y especial de Dios y Su Dominio el Día de la Recompensa, entonces se perfecciona la creencia del hombre. El primer fruto de esta creencia monoteísta profunda es la sinceridad del siervo hacia Dios, salvándolo de la servidumbre a los ídolos, los opresores y los deseos. El segundo fruto es el implorar sólo la ayuda de Él.
En realidad, las aleyas anteriores hablan sobre la Unidad de la Esencia y los Atributos, mientras que esta aleya habla sobre la unidad de la devoción y las obras.
La unidad de la devoción: significa reconocer que solo Dios, glorificado sea, es digno de adoración, obediencia, sumisión, y legislación y nadie más. También significa evitar cualquier tipo de devoción y sumisión a cualquier otra entidad que no sea Su esencia sagrada.
La unidad en las obras consiste en creer que sólo Dios es la Causa real del mundo y que todos los factores que afectan la existencia tienen lugar por Su Orden. Él es Quien le ha dado al fuego la capacidad de quemar, al sol la de iluminar y al agua la de dar vida. El resultado de esta creencia es que el hombre sólo confía y se apoya en Dios, no en otros, viendo que ciertamente Él es Todopoderoso y Grandioso, mientras que los otros son efímeros y desaparecen sin tener ninguna fuerza ni poder reales. Sólo, Él Glorificado sea, es Digno de confiar y brindar apoyo en todas las cuestiones.
Tal pensamiento y creencia separa al hombre de todas las cosas y lo vincula sólo con Dios, haciéndole comprender que todas las causas y factores que afectan la existencia se deben a Su Orden. Así, él ve que el Poder de Dios es la Causa de todas las causas.
Esta creencia eleva el espíritu del hombre y amplía los horizontes de su pensamiento hasta relacionarlo con la Eternidad, librándolo de los ambientes limitados y estrechos.
1.- Sólo a Él se le debe pedir ayuda.
En gramática árabe, cuando el participio pasivo se coloca delante del participio activo tiene sentido de exclusividad. Así, poner la palabra “iiaka” (إيّاك ) “Sólo a Ti” antes de “na’budu” (نعبد ) “adoramos” y de “nasta’in” (نَسْتَعِينُ ) “pedimos ayuda!” expresa la unidad de la devoción y de las obras tal como hemos explicado.
Nosotros necesitamos Su ayuda inclusive en la devoción y la obediencia. Por eso es conveniente que en eso también le pidamos ayuda a Él, para que no nos afecte el desvío, el egoísmo, la ostentación, etc., destruyendo nuestras devociones.
La frase “Sólo a Ti adoramos” presenta un aire de libertad (o de libre albedrío) y el seguirla con “Sólo a Ti imploramos ayuda” nos establece en medio de dos estados : de predestinación absoluta y de libre albedrío absoluto (indicando que lo que existe es un estado intermedio entre ambos, pues si hubiera predestinación absoluta no haría falta implorar ayuda y si hubiera libre albedrío absoluto, sin intervención Divina, no habría motivos para pedir ayuda). Esto sirve de ejemplo para todas nuestras acciones.
2.- La utilización del plural en las aleyas.
El uso del plural en estas aleyas señala que las devociones, especialmente la oración, deben observarse sobre la base de la congregación y la comunidad. El siervo debe sentirse reunido a otros en forma colectiva, inclusive cuando se halla presente ante Dios suplicando. Todas las cuestiones de su vida se realizan en unión con otros siervos.
Así, el Islam rechaza toda forma de soledad y aislamiento. La oración en particular, desde su llamado hasta su culminación, presenta un marcado aspecto social. Así, por ejemplo, es conveniente y preferible realizar en forma colectiva y aunque la oración individual es válida en el Islam, es secundaria frente a la colectiva.
3.- Implorar la ayuda de Dios en todos los asuntos.
En este mundo, el ser humano se enfrenta a diversas fuerzas, ya sea de la naturaleza, de la sociedad en la que vive o de su propio interior. Para resistir a tales fuerzas, él necesita de la Ayuda y el Auxilio de Dios. Por eso, el hombre necesita repetir por la mañana y por la noche “Sólo a Ti adoramos…”, para reconocer, en primer lugar, su devoción a Dios y para pedir de Él la ayuda en su marcha larga y complicada. Entonces, cuando se levanta por la mañana y antes de irse a dormir, las vuelve a repetir. Y continúa así todos los días de su vida… ¡Bienaventurado sea quien pueda alcanzar este grado de fe (que con sinceridad adore sólo a Dios y sólo le pida ayuda a Él)! Pues tal hombre jamás resultará subyugado por las rebeldías ni por los opresores.Tal persona no se inclinará nunca hacia los bienes materiales ni resultará atraído por los oropeles engañadores. Esto sólo se concreta cuando el hombre llega al nivel en que declara:
قُلْ إِنَّ صَلَاتِي وَنُسُكِي وَمَحْيَايَ وَمَمَاتِي لِلَّهِ رَبِّ الْعَالَمِينَ
“Di: «En verdad, mi oración, mis actos de devoción, mi vida y mi muerte pertenecen a Dios, Señor de los Universos.” (6:162)
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