“El Imam Mahdi, Sahib Al Asr ‘Wazzaman (A.S.), ayuda a todos aquellos que lo llaman cuando se encuentran en dificultades”

Por Prof. Ghada Ramahi
Zayed University, Emiratos Árabes Unidos
16 de Marzo de 2003

Traducción:
Laila Hakim
Para U.M.M.A.

La Prof. Ghada Ramahi, nacida en Palestina, estudió en Estados Unidos. Luego de completar su Doctorado en Genética Molecular y virología, se dio cuenta de que la ciencia Occidental no es objetiva, más bien es altamente subjetiva y usada para agendas políticas. Sus investigaciones perspectivas multiculturales en ciencia y tecnología, historia y filosofía en ciencias Orientales y Occidentales, tecnología y sociedad.

Ghada Ramahi actualmente trabaja en la Universidad Zayed en Emiratos Árabes Unidos.

Ella narró su experiencia al pedir la ayuda del Imam Mahdi (A.S.) en Bait Allah Al-Haram durante su Peregrinación al Hayy:

Por un período de tiempo, he tenido paciencia y le he pedido a Allah (swt) que me lleve hacia la prueba , que no tenga miedo de fallar y no pasarla. Mi waseelah (medio) que me lleva hacia a Allah (swt) es Ahlul Bait (A.S.). De los libros aprendí que el Imam Mahdi (A.S.) siempre está en cada Hayy.

Así, cuando mi marido y yo tuvimos la intención de hacer el Hayy (peregrinació n mayor) el pasado año, encontré esta súplica en mi corazón: “Ya Allah, si tu aceptas mi Hayy y es tu deseo enviarme hacia la prueba 1, por favor, envíame un signo del Imam, Sahib Al Asr Wassaman (A.S.) Ya Allah, el es el Imam de mi época, por favor, Ya Allah”. Con toda esta honestidad, me sorprendí a mi misma con semejante insistencia en tal pedido, pero yo sé que cuando Allah (swt) quiere conceder algo a sus siervos, Allah (swt) pone el mundo en nuestro corazón.
Anhelando el signo del Imam Mahdi (A.S.), comencé con los preparativas para el Hayy. Era mi segundo Hayy, y tercer Mura (peregrinació n menor).

Cuando comenzó la jornada, y ya en el aeropuerto, mi corazón comenzó a buscar alrededor y por todas partes. Quizás él esté auxiliando a alguien, quizás él está presente en medio de los peregrinos, quizás, quizás…

El sentimiento cuando uno está buscando al amado Imam es difícil de contar, está en el corazón, en el alma, se ve en los ojos. Como dice el Du’a Nudbah…. Difícil de ver la gente y no verlo a él…
En búsqueda de Al Madina Al Monawwarah, mi alma se convirtió en una búsqueda perpetua, solo diciéndome a mí misma que “él” está aquí y es el único ser vivo que pertenece y merece estar aquí junto a sus abuelos (A.S.). Esta búsqueda fue tan intensa que realicé mi ziarat (visita a la tumba) al Sagrado Profeta (P.B.), a los Imames (A.S.) en el Baqui y durante todo el ‘amal e ‘ibadah (acciones espirituales de adoración), especialmente aquellos durante la noche del Jueves cuando todos los peregrinos Shías nos reunimos entre el Domo verde y el Baqui a leer el Du’a Kumail y realizar ‘aza y latmie (reuniones de recuerdo del martirio de los imames y cánticos de duelo alusivos). Era imposible no sentir su presencia allí.

Ni por un segundo lo saqué de mi corazón, y podía hasta” verlo” en la oscuridad de la noche camino a Meca. Al arribar a Meca, mi marido y yo nos encaminamos rápidamente hacia el Haram al Sharif (la Mezquita Sagrada) para hacer Umrah. Yo me sentía cada vez más cerca del Imam (A.S.). Pensé que el punto más cercano estaba cerca, así que no quería ni siquiera descansar, sino que llegar a Baitullah Al Haram era mi meta. Completamos el Umrah y me sentí contenta sintiendo que “él” había estado allí.

Al día siguiente, mi marido y yo llevamos a tres hermanas iraquíes con nosotros al Haram. Era la hora del Sala tul Duhur y estaba muy abarrotado, océanos de peregrinos, tuvimos mucha suerte de encontrar un buen espacio para nosotros cinco a pasos de la puerta hacia el Haram exactamente bajo uno de los minaretes. Y yo estaba sentada allí, sintiéndome shockeada y casi temblando…
Así, cada vez que le pedía a Allah, siempre me imaginaba como una criatura insignificante sentada a pasos de una puerta gigante, perteneciente al reino de Allah (SWT). Así entonces, encontrarme a pasos de la gran puerta de Al Haram Al Shareef bajo el minarete fue como una suerte de signo que me dio escalofríos. Luego del salat, mi marido, las hermanas y yo decidimos apresurarnos a entrar para ir al segundo nivel de la Mezquita.

Ahora la multitud era impenetrable y nosotros habíamos comenzado a subir la escalera del lado izquierdo junto al pasamano. Yo estaba preocupada de que las hermanas se perdieran y no supieran qué hacer. Por eso les insistí que si alguna se separaba, debía recitar “Ya Ab Salih Al Mahdi” (A.S.) (forma de invocar la presencia del Imam Mahdi en ocasiones de dificultad) y yo lo repetía una y otra vez como un mantra.

Mi marido estaba en frente mío y estas tres hermanas detrás de mí. Se estaba tornando tan apretado y apiñado que hacía dificultoso respirar. Súbitamente, en un momento no pude seguir a mi marido quien estaba en frente mío, esto sucedió exactamente mientras yo daba la vuelta hacia el segundo nivel de la escalera donde yo estaba apretada entre la esquina de mármol del pasamano y la gente. Me di vuelta enfrentando la pared y estaba muy apretada contra el pasamano donde mi pecho izquierdo quedó literalmente apuñalado por la punta del pasamano.

El dolor está más allá de toda descripción y yo temí mirar y verme avergonzada por la sangre que escurría en mi ihram blanco. No podía respirar más, mis pulmones colapsaron, mis ojos no podían ver más y supe que mi momento llegó, así que solo me entregué.

Comencé a sentirme débil, y más débil y mis piernas se aflojaron, mi cara estaba contra la pared, fue un momento en el que pensé que me había ido…terminado… pero de repente, una mano con un muy inusual sentimiento y energía indescriptible rodeó y abrazó la parte media alta de mi brazo derecho y me jaló de la manera más bizarra. No me jaló justo por el brazo, no, mi cuerpo entero fue arrancado en completa sumisión como una pluma es alcanzada y nunca podría haber sido posible describir la energía que yo sentí en mi cuerpo. No me sentía real para nada , no sabía qué sentía, estaba doblemente shockeada al desconocer qué era lo que pasaba, yo estaba respirando de nuevo, pero lo primero que me vino en mente fue agradecer a este caballero galante que rescató a una mujer de la muerte y no dudó en tocarla, pues tenía un propósito. Pero, tan rápido como yo había girado mi cabeza para verlo, todo se sentía irreal y rápido y todas las cosas de repente eran extrañas y toda la multitud fue mantenida lejos de mí, a no menos de medio metro de distancia, y por todo el largo de la escalera. Parecía que eran mantenidos lejos por una división invisible…

EXCEPTO, que había un hombre muy distinto e inusual que yo fui capaz de distinguir, ya que estaba de alguna manera fuera de este cerco invisible pero haciéndose camino a través de ella y esfumándose entre la multitud mientras yo trataba de localizarlo…. Él, literalmente desapareció de su lugar de una manera extraña. Pero cuando lo vi fue desde su lado derecho su silueta, cutis y mirada eran de aspecto oriental, brillante cabello negro con una perfecta y cuidada barba negra con algunos dos o tres cabellos grises en la zona de las mejillas. El era tendría entre treinta y ocho a cuarenta y dos años de edad. Lo vi claramente, era muy distinguible, alto, esbelto, apuesto con una mirada seria (de alguna manera atrayente) en su rostro, como quien mira a la distancia.
Se esfumó entre la multitud al tiempo que yo me levantaba tratando de ver cómo pudo haber desaparecido y desvanecerse mientras yo tenía mis ojos fijos en él. Busqué a mi esposo a quien ¡justo encontré frente a mí! Comencé a decir:
“El hombre… el hombre me salvó la vida, el hombre…”
Todo se apresuraba en mi cabeza y las cosas se volvieron tan reducidas y extendidas en el tiempo que lo primero que corrió por mi mente fue ¿cómo hizo ese hombre para ver mi rostro que estaba contra la pared y cómo supo que yo necesitaba ayuda, aún cuando yo no tenía energías ni para respirar y lanzar un grito de auxilio? ¿Quién era ese hombre del abrazo extraño, cómo fue posible que una sola mano de un hombre me agarre de esa manera y rodee mi brazo con esa energía anormal que fue por mi alma entera y por qué mi cuerpo entero se sometió y no sólo mi hombro, mientras todo esto corre por mi mente?

Yo estaba mirando mi vestimenta buscando la sangre que salía por la herida de mi pecho izquierdo, pero no había nada, ni siquiera una arruga en la ropa. Me sentía como si estuviera intoxicada con algo que no sabía qué era, pero había un latido diferente en mi corazón como si lo viviera con toda mi vida… mi cuerpo entero se sentía como energizado de una manera que no podría describir…entonces caminé al segundo nivel de la mezquita, deslumbrada, y comencé a darme cuenta de quién era ese hombre. Una inspiración vino a mi mente a darme una explicación y a puntualizarme todas las pequeñas evidencias que rodean las circunstancias…

Me encontré consiguiendo una tranquilidad y teniendo un sentimiento increíble que nunca experimenté, una alegría incontrolable, más tarde trate de explicarle a mi marido pero era demasiado abrumador e intenso para él. Yo estuve irreal por algún tiempo, sólo quería cerrar mis ojos y volver a esos segundos, seguí poniendo mi mano donde me había sujetado. Le pedí a mi marido que sostenga mi brazo para comparar ¡pero no había comparación posible! Volví a donde me lastimé en busca de piel dañada pero no había absolutamente ningún rastro ni siquiera un rasguño, ni dolor… Deslumbrada, me acosté en la cama mirando fijamente el techo tratando de figurar lo que realmente pasó…
¿Allah (swt) está aceptando mi Hajj? ¿Está Él entregándome mi prueba? ¿Fue éste el signo que yo pedí? Fue él mi amado Imam (A.S.)? ¿Realmente “él” aferró mi brazo para rescatarme?. .. Esto fue, y aún será hasta el día que me muera, más allá de ser algo angustioso.

Unos días después de este encuentro y en el primer día de apedrear a Viles (Satanás), experimenté otro tipo de karamat (don, experiencia sobrenatural) relativo a mi Amado Imam (A.S.) pero no a nivel personal.

Una cosa es segura, desde ese encuentro personal,¡ mi existencia nunca volvió a ser la misma! Cuando realizo du’a o Zyarat por el Amado Imam (A.S.) o cuando le pido algo Allah (swt), sostengo ese lugar de mi brazo y sollozo incontrolablemente. ¿Fue realmente verdad que “él” puso su “sagrada” mano alrededor de mi brazo para salvar mi vida? ¿Le otorgó Allah (swt) a mi desdichada alma su deseo?

¿Estuvo Aba Salih Al Mahdi tan cerca de mí cuando les enseñaba a las hermanas cómo pedir por él en caso de aflicción?
¿Fui yo una criatura significativa para el Amado (A.S.) que rescató mi vida? ¿Fue esto real? ¿Lo imaginé? ¿Por qué y cómo podría, posiblemente, inventar algo tan hermoso como este encuentro? ¿Cómo supe que era “él”? Todas estas preguntas acompañadas con las lágrimas que queman por “él”, nunca cesan. Sé que una cosa es segura, ¡fue real! ¡Fue “él”!
¿Por qué no podría haber sido “él”? Allah (swt) es tan bondadoso, y Ahlul Bait es tan generoso con sus seguidores. Fue “él”.

Este es mi informe personal para el karamat con que me encontré, así es como lo viví y ésta es la única habilidad que tengo para describir lo que experimenté. Le pido perdón a Allah (swt) y presento mis disculpas a mi Amado Imam (A.S.) si fallé un poco en mi descripción y/o si yo he transmitido cosas no de una manera precisa como “él” lo hubiese querido.
Esto es precisamente porque yo fui incapaz de escribir este testimonio por un largo tiempo. Escribirlo significaba contar y limitarlo a mis faltas miserables y deficientes de capacidad humana. Esto está más allá de las palabras, por encima de toda descripción y muy sagrado, y así es “él”.

Fuente: www.victorynewsmaga zine.com

Al Imam Mahdi se lo denomina “al Huyyah”, que significa “la prueba” ( o signo de Dios en la Tierra)

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