En el Nombre de Dios, el Clementísimo, el Misericordiosísimo
مَثَلُهُمْ كَمَثَلِ الَّذِي اسْتَوْقَدَ ناراً فَلَمَّا أَضاءَتْ ما حَوْلَهُ ذَهَبَ اللَّـهُ بِنُورِهِمْ وَ تَرَكَهُمْ فِي ظُلُماتٍ لا يُبْصِرُونَ (١٧)
Semejan a quien enciende un fuego. Pero cuando este alumbra lo que hay en torno a él, Dios les arrebata su luz y les deja en tinieblas, sin que puedan ver.” (2:17) Bornez
صُمٌّ بُكْمٌ عُمْيٌ فَهُمْ لا يَرْجِعُونَ (١٨)
“Sordos, mudos y ciegos. No podrán volver [de su extravío].(2:18) Moallemi Zadeh
أَوْ كَصَيِّبٍ مِنَ السَّماءِ فِيهِ ظُلُماتٌ وَ رَعْدٌ وَ بَرْقٌ يَجْعَلُونَ أَصابِعَهُمْ فِي آذانِهِمْ مِنَ الصَّواعِقِ حَذَرَ الْمَوْتِ وَ اللَّـهُ مُحِيطٌ بِالْكافِرِينَ (١٩)
“También semejan a quienes, en medio de una tormenta, con un cielo lleno de nubes oscuras, de truenos y relámpagos, se tapan los oídos con sus dedos por el estruendo del rayo al caer, temiendo la muerte. Dios acorrala a los que no creen.” (2:19) Bornez
يَكادُ الْبَرْقُ يَخْطَفُ أَبْصارَهُمْ كُلَّما أَضاءَ لَهُمْ مَشَوْا فِيهِ وَ إِذا أَظْلَمَ عَلَيْهِمْ قامُوا وَ لَوْ شاءَ اللَّـهُ لَذَهَبَ بِسَمْعِهِمْ وَ أَبْصارِهِمْ إِنَّ اللَّـهَ عَلی كُلِّ شَيْءٍ قَدِيرٌ (٢٠)
“El relámpago les arrebata casi la vista. Cuando les ilumina, caminan a su luz; pero, cuando les oscurece, se detienen. Si Dios hubiera querido, les habría quitado el oído y la vista. Dios es Omnipotente.” (2:20) Cortés
Es interesante señalar aquí lo que figura en la exégesis de la siguiente aleya:
هُوَ الَّذِي جَعَلَ الشَّمْسَ ضِياءً وَ الْقَمَرَ نُوراً
“Él es Quien ha hecho del sol una claridad y de la luna, luz“. (10:5)
عن الإمام محمّد بن علي الباقر عليه السّلام قال: «أضاءت الأرض بنور محمّد صلّی اللّه عليه و اله و سلّم كما تضيء الشّمس، فضرب اللّه مثل محمّد صلّی اللّه عليه و اله و سلّم الشّمس و مثل الوصيّ القمر»
Al respecto, el Imam Baquir (P) ha dicho: “La Tierra fue iluminada con la luz de Muhammad (BPD) al igual que ilumina el sol. Entonces, Dios ha puesto el ejemplo de Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) como el sol y el del sucesor como la luna. (“Alí –P–)“.1
Esto implica que la luz de la revelación y de la fe cubren todo el mundo, en tanto que los hipócritas no poseen nada de dicha luz.
En el segundo ejemplo, el Corán compara la vida de los hipócritas con una noche tenebrosa que produce temor, con una tremenda tormenta donde llueve a cántaros, bajo la cual hay peligros. En tal situación, un relámpago produce una luz tan intensa que casi arrebata las vistas y el ambiente se colma con un sonido tan fuerte y terrible que casi desgarra los oídos.
Los hipócritas son como un grupo de viajeros que marcha en un desierto llano, sin ningún refugio ni
amparo contra la tempestad. Ellos no pueden protegerse de la lluvia ni del peligro del rayo, pues el terreno es llano y no existen salientes que puedan atraer las descargas a la tierra, excepto sus propios cuerpos. Tampoco pueden avanzar, pues las tinieblas los envuelven. Con una corta frase, el Corán marca el estado de ellos: “También semejan a quienes, en medio de una tormenta, con un cielo lleno de nubes oscuras, de truenos y relámpagos…”. Después agrega: “ se tapan sus oídos con sus dedos por el estruendo del rayo al caer, temiendo la muerte.” Y al final de la aleya expone: “Y Dios acorrala a los que no creen“. (2:19)
Ellos se encuentran cercados por el peligro que los amenaza continuamente con aniquilarlos, pues una tormenta con descargas en tal situación resulta muy peligrosa (lo cual conocen muy bien las personas que viven en sitios descampados o desérticos como los de Arabia). Así, ellos se encuentran desorientados, perplejos, intranquilos, sin una ruta por la cual marchar ni una guía que los encamine, con el sonido del trueno amenazándolos de un modo ensordecedor y la luz del relámpago que casi arrebata sus vistas. “Si Dios hubiera querido, les habría quitado el oído y la vista. Dios es Omnipotente.“ (2:20) Los hipócritas viven entre los creyentes, cuyo número se incrementa día a día mientras avanzan de manera implacable, como estos viajeros en medio de la tempestad.
Ellos no pueden progresar y tampoco han tomado un refugio seguro que los proteja del perjuicio del castigo de Dios. El combate armado de los musulmanes contra los enemigos del Islam es como una fuerte tempestad cargada de truenos y rayos cayendo sobre las cabezas de los hipócritas, que de vez en cuando les concede una oportunidad para avanzar y tomar la senda correcta. Pero tal oportunidad es breve y pasa muy rápidamente, como la luz de un relámpago, tras la cual regresan las tinieblas para rodearlos, por lo cual ellos vuelven al extravío y a la perplejidad.
La manera rápida en que el Islam se extendía y expandía los dejaba asombrados como un relámpago impactante en medio de la oscuridad. Y las aleyas del Corán revelando sus secretos los amenazaban como un rayo que puede caer durante la tormenta en cualquier momento, ya que existía la posibilidad de que descendiese una aleya que pusiera al descubierto sus engaños y trampas. Como menciona el Generoso Corán en la sura “El arrepentimiento“ (At Taubah 9):
يَحْذَرُ الْمُنافِقُونَ أَنْ تُنَزَّلَ عَلَيْهِمْ سُورَةٌ تُنَبِّئُهُمْ بِما فِي قُلُوبِهِمْ، قُلِ اسْتَهْزِؤُا إِنَّ اللَّـهَ مُخْرِجٌ ما تَحْذَرُونَ
“Los hipócritas temen que descienda sobre ellos una sura que informe lo que hay en sus corazones. Di: “¡Burlaos! Pues Dios ha de sacar (a la luz) aquello que teméis.‟“ (9:64)
Los hipócritas también temían que Dios autorizase el combate contra ellos y animase a las fuerzas islámicas cada vez más a enfrentarlos. Como dice el Sagrado Corán:
لَئِنْ لَمْ يَنْتَهِ الْمُنافِقُونَ وَ الَّذِينَ فِي قُلُوبِهِمْ مَرَضٌ وَ الْمُرْجِفُونَ فِي الْمَدِينَةِ لَنُغْرِيَنَّكَ بِهِمْ ثُمَّ لا يُجاوِرُونَكَ فِيها إِلَّا قَلِيلًا. مَلْعُونِينَ أَيْنَما ثُقِفُوا أُخِذُوا وَ قُتِّلُوا تَقْتِيلًا
“Si los hipócritas, y aquellos en cuyos corazones hay una enfermedad [sea un vicio o una duda] y los sediciosos de Medina no cesan [de conspirar contra el Islam], te hemos de incitar [a levantarte] contra ellos. Luego, no han de convivir contigo en ella (en Medina) sino un tiempo muy breve.
Serán maldecidos donde quiera que se encuentren. Serán capturados y matados sin piedad.“ (33:60 y 61)
De estas aleyas queda en claro que los hipócritas se hallaban en Medina en un estado de temor e inquietud permanente. En forma continua se revelaban aleyas contra ellos como los relámpagos y truenos de una tormenta, aumentando su temor y perplejidad, exponiéndolos a la aniquilación o a la expulsión de la ciudad.
Aunque estas aleyas se referían a los hipócritas de la época de la Revelación, son aplicables a todos los hipócritas de todas las épocas. Pues siempre delante de las revoluciones correctas y auténticas hay hipócritas. Si nosotros aplicamos estas aleyas a los hipócritas que hoy se encuentran entre nosotros, vemos que les corresponden con precisión. Pues ellos se encuentran en este estado de temor, perplejidad e inquietud, sin refugio ante las dificultades, sin poder rechazar las denuncias en su contra, como un viajero perdido en medio de una tormenta en el desierto, en una noche oscura y tenebrosa, colmado de pánico y desorientación, tal como describe el Corán.
En cuanto a la diferencia entre los dos ejemplos, tenemos dos interpretaciones posibles:
1. El primer ejemplo indicaría a aquellos que al principio ingresaron con sinceridad en la fila de los creyentes, pero que al tener una fe débil, la misma se sacudió ante la prueba pasando al bando de la hipocresía.
2. Mientras que el segundo ejemplo corresponde a quienes han sido hipócritas desde un comienzo y jamás han creído en Dios.
El primer ejemplo se referiría al estado personal de cada uno como individuo, mientras que el segundo ejemplo alude al estado general del ambiente donde vivían. Por eso el primer ejemplo dice “Semejan a quien enciende un fuego…” y el segundo ejemplo describe un ambiente (con tormenta, tinieblas, etc.) y el estado de ellos en el mismo (con temor, inseguridad, etc.).
1 Nur Az Zaqalain, t.I, p.36.