5:13 pm - viernes abril 20, 7601

La llegada a Karbalá

En Karbalá, Hurr y su ejército pusieron freno a la caravana del Imam Husain de que fuera más lejos. Hurr dijo, “Esto está cerca del río y no puedes adelantarte más.”

Los caballos del grupo del Imam se detuvieron e Imam Husain le preguntó a Zuhayr, “¿Cuál es el nombre de este lugar?”

Zuhayr respondió, “Taf.”

El Imam preguntó, “¿tiene este lugar otro nombre?”

Zuhayr dijo, “Es llamado también Karbalá.”

Los ojos del Imam se llenaron de lágrimas y dijo, “¡Oh Dios! Me refugio en Dios del Karb (dolor, sufrimiento) y del Balá (Tribulación). Este es el lugar en que acamparemos; este es el lugar en el que nuestra sangre será derramada. Este es el lugar donde estarán nuestras tumbas. Esto es lo que me ha dicho mi abuelo.”

EVENTOS DE KARBALÁ

El segundo día del Sagrado mes de Muharram, sesenta y un años después de la migración del Profeta de Meca a Medina, su nieto, Imam Husain, reunió a todos sus parientes y familia y les dijo, “¡Oh Dios! Nosotros, la familia del Profeta Muhammad, fuimos perseguidos de nuestros hogares en la ciudad de nuestro Profeta (Medina). Los hijos de los Omeyas nos dañaron. ¡Oh, Señor! Resguarda nuestros derechos y ayúdanos contra la gente injusta.”

Luego miró a su gente y dijo, “La gente es esclava de este mundo. La religión es exactamente lo que ellos dicen. Estos la utilizan mientras les provea medios de vida. Cuando son probados, la verdadera gente religiosa son pocas.”

Luego dijo, “todos ustedes saben lo que nos ha pasado y conocen cómo el mundo ha cambiado su apariencia hacia nosotros. El bien es ahora considerado malo y de lo bueno queda poco. Ustedes ven que la verdad no se practica y el mal no se previene. Por cierto el creyente no desea nada salvo encontrarse con su Señor. “Ciertamente, no veo la muerte (para liberarse) como felicidad y vivir con gente injusta como aflicción.”

Cuando el Imam terminó, Zuhayr se levantó y dijo, “¡Oh, nieto del Mensajero de Dios! Oímos tu sermón. Si el mundo fuese eterno, prefeririamos levantarnos contigo que estar en este mundo.

Burayr se paró y dijo, “¡Oh nieto del Mensajero de Dios! Dios nos ha honrado peleando para ti y que tu abuelo sea nuestro intercesor el Día del Juicio.”

Nafi’ Ibn Hilal se levantó y dijo, “Tu abuelo, el Mensajero de Dios, vivió entre la gente, algunos de ellos eran hipócritas, prometieron ayudarlo, pero en realidad, se ocultaron para traicionarlo, hasta que murio. Tu padre ‘Ali estuvo en una situación similar. Tú estas ahora entre nosotros en una situación similar. Cualquiera que te traicione se traiciona a sí mismo. Ve a donde quieras ir. Estaremos contigo, donde mires, Este u Oeste. En verdad, por Dios, no dudamos del encuentro con nuestro Señor. Hablamos desde nuestro corazón y nuestras mentes. Seguimos a quien te sigue y somos enemigos de tus enemigos.”

Luego, el Imam pidió a los residentes del área, Nineveh y Ghadriyyah que le vendieran a el sus bienes por la suma de 60,000 Dirhams.

El dijo, “Todos los bienes son para ustedes bajo una condición, que cualquiera que quiera visitar mi tumba, lo conduzcan a ella.

El área era de cuatro millas por cuatro millas. Les permitió quedarse con el dinero y les devolvió la tierra, luego escribió una carta de una línea para su hermano, Muhammad Ibn al-Hanafiyyah, que decía, “En verdad, el mundo parece no existir y la otra vida es verdadera.”

Mientras tanto, Hurr escribio a Ibn Ziyad contándole los eventos. Ibn Ziyad respondió en una carta al Imam Husain que decía, “Oh Husain, he tenido noticias de que te has instalado en Karbala. El príncipe de los creyentes Yazid me ha escrito y ordenado ni dormir ni emborracharme hasta enviarte con tu Señor o aceptes mi gobierno y el gobierno de Yazid.”

El Imam leyó la carta y la dejo caer al suelo. Después de soltarla dijo, “La gente que quiere complacer a cualquier otro que no sea Dios no triunfara.”

El mensajero de Ibn Ziyad le pidió una respuesta y el Imam dijo, “No tiene ninguna respuesta de mi parte porque el castigo de Dios es indudable para él.”

Cuando el mensajero volvió a Ibn Ziyad y le dijo lo que sucedió, se puso furioso, se levanto y le ordeno a ‘Umar Ibn Sa’d que marche hacia Karbala con un ejercito de 4,000 soldados.

También hizo una promesa para ‘Umar Ibn Sa’d de asignarlo como gobernador de Ray en Persia si este iba a Karbala y mataba a Imam Husain. Cuando Ibn Ziyad termino de escribir, ofreció su arma y le menciono a ‘Umar que la lleve con él. ‘Umar estaba reacio e Ibn Ziyad tomo el escrito otra vez.

‘Umar dejo al gobernador y reunió a todos sus amigos para consultarles. Todos ellos le advirtieron que no fuera. El hijo de su hermano Hamzah Ibn Mughirah Ibn Shibah le dijo, “Te suplico por Dios que no vayas a pelear contra el Imam Husain (P.) Aunque te vuelvas gobernador del mundo entero.”

En la mañana, se reunió con Ibn Ziyad y dijo, “No deseo ir a luchar contra el Imam Husain. Te he traído una lista de otra gente para que mandes a luchar contra el Imam.

Ibn Ziyad dijo, “No te estoy pidiendo a ti que me digas a quien mandar a luchar. Si no quieres ir, no serás el gobernador de Ray.”

Pero, ‘Umar Ibn Sa’d no quiso renunciar a su oportunidad de ser el gobernador de la rica ciudad de Ray, por lo que el acepto ir y luchar contra el Imam con 4,000 hombres.

En Karbala, ‘Umar le pidió a Azra Ibn Qays que fuera a encontrarse con el Imam y le preguntara porque estaba en allí. Azra se negó, porque era uno de los que pidieron al Imam que fuera a Kufa.

Kathir Ibn ‘Abdullah al-Shu’bi dijo, “Yo voy a encontrarme con el Imam y si quieres que lo mate en el acto, lo haré.”

‘Umar dijo, “No, solo ve y pregúntale porque esta viniendo hacia aquí.”

Kathir fue al campamento del Imam pero Abu Thumamah al-Sa’idi lo detuvo en el camino.

Kathir dijo, “Tengo un mensaje para el Imam.”

Sa’idi le dijo, “Entrega tu espada y podrás ir a ver al Imam.”

Este se negó, y cuando intento continuar hacia el campamento del Imam, Sa’idi no le permitió, y Kathir decidió regresar. Luego, ‘Umar envió a Qurra Ibn Qays al-Hanbali. Cuando le transmitió el mensaje al Imam, este dijo, “Tu gente me ha escrito; por eso vine. Si ustedes han cambiado de parecer, me voy.”

Qurra volvió hacia ‘Umar y este le escribió a Ibn Ziyad contándole lo que dijo el Imam. Ibn Ziyad le respondió, “Dile a Husain y a sus seguidores que juren obediencia a Yazid. Si hace eso, pensaremos que haremos con él.”

Entonces, Ibn Ziyad anuncio un encuentro público en la principal Mezquita de Kufa y dio una charla. Dijo, “¡Oh Gente! Conocen a la gente de Abu Sufian y saben como les han servido y conocen al príncipe de los creyentes Yazid. Saben cuan útil es él para vuestra gente. Él sirve a la gente y les da lo que necesitan; todos los caminos están a salvo bajo su liderazgo como lo fue en el gobierno de su padre. Su hijo Yazid, gente honorable ¡Los hizo ricos! Ha incrementado vuestros salarios, cientos de veces, y me ha ordenado aumentar aun más si van a luchar contra su enemigo Husain. Escuchen y obedézcanlo.”

Inmediatamente distribuyo el dinero entre los soldados y luego fue a Nukhaylah. Acampo allí, y ordeno a Ibn Namr al-Tamimi y a Hajjaj Ibn Abjar y a Shimr Ibn Dhil Jawshan y Shibth Ibn Rab’i que fueran y se unieran a ‘Umar Ibn Sa’d. Shibth (uno de los que escribió a Imam invitándolo) anuncio que estaba enfermo.

Ibn Ziyad lo llamo y le dijo, “Quieres hacer una mala jugada. Si triunfas, nos dirás que estuviste enfermo y que no pudiste ayudarnos. A la gente de Husain le dirás que los ayudaste. Ven a sí puedo ver por mí mismo. Mi gente me dijo que no estas enfermo.”
Cuando Ibn Ziyad lo vio, no se veia con ningún signo de enfermedad y le ordeno que se fuera inmediatamente. Luego de esto mando 5,000 soldados bajo la dirección de Zijr Ibn Qays a la entrada de Kufa para impedir que la gente se fuera a ayudar al Imam.

Sin embargo, algunos pudieron irse. Uno de ellos era Amir Ibn Abi Salamah al-Dalani quien cruzo la entrada. Cuando intentaron detenerlo lucho contra ellos y pudo llegar a Karbala y luchar para proteger al Imam Husain.

Para entonces, Shimr partió para Karbala con 4,000, Shibth Ibn Rab’i con 1,000, Kalb Ibn Talha con 3,000, Hajjaj Ibn Abjar con 1,000, Madhair Ibn Rahinah con 3,000, y Nasr Ibn Harshah con 2,000 combatientes. Para el día 6 del mes de Muharram, había 20,000 soldados bajo la dirección de ‘Umar Ibn Sa’d, e Ibn Ziyad continuo enviando soldados hasta un total de 30,000.

El día 6, Ibn Ziyad le escribió a ‘Umar Ibn Sa’d, “Me gustaría conocer tus novedades cada día y cada noche hasta que mates al Husain”.

‘Umar inmediatamente redistribuyo su ejercito alrededor del Eufrates para encerrar al campamento del Husain y para que no tengan acceso al agua. El Imam no pudo aguantar oír llorar a los chicos. No estaban lo suficientemente cerca del río para beber, pero el campamento estaba bastante cerca para ver y oler el agua. El Imam se percato que el campamento podría estar cerca como para sacar agua bajo tierra. Imam Husain uso uno de los postes de las carpas y un martillo para cavar un pozo, martillo el poste de la carpa bien profundo hasta que el agua broto del conducto. Pero, después de un momento, el agua paro.

Ibn Ziyad le escribió a ‘Umar Ibn Sa’d, “¡Oí que Husain esta cavando un pozo! El y sus seguidores bebieron de el. ¡En cuanto recibas mi carta, impide que sigan cavando mas pozos y haz esto lo más difícil que puedas para ellos!” Este envió 5,000 de sus soldados para entregar el mensaje y custodiar el Eufrates.

EL SEPTIMO DIA DE MUHARRAM

El Imam y sus seguidores estaban totalmente sin agua y sus gargantas ardían de sed. En ese momento el Imam le pidió a ‘Abbas que le trajera agua para las mujeres y los niños. ‘Abbas y otros veinte llevaron cada uno un recipiente de piel (cantimplora) y, durante la noche, marcharon hacia el Eufrates. ‘Abbas estaba en el medio y los otros veinte a su alrededor para proteger el agua y Nafi’ Ibn Hilal al-Bujali se apodero de la bandera.

Los guardias en aquella parte del río preguntaron, “¿Quién es este?”

Dijo, ” Vinimos a beber agua.”

Los soldados respondieron, “Vayan a beber toda el agua que quieran, pero no lleven nada de regreso para el Husain.”

Nafi’ respondió, ” ¡Por Dios, no voy a tomar ni una gota de agua mientras Husain y su familia estén sedientos!” El pidió a su gente que buscaran agua. Algunos de ellos llenaron sus recipientes con agua y los otros lucharon. Ellos pudieron llevar el agua al campamento pero unas pocas bolsas de agua no eran suficientes para un campamento lleno de hombres, mujeres, y niños, como así también caballos y otros animales.

EL OCTAVO DIA DE MUHARRAM

El Imam envío a Ibn Qurdah al-Ansari a ‘Umar Ibn Sa’d para pedir un encuentro entre los dos campamentos. Este accedió y cada uno llevo veinte guardias. El Imam le dijo a sus seguidores que esperaran detrás, salvo su hermano ‘Abbas y su hijo ‘Ali. ‘Umar Ibn Sa’d hizo lo mismo dejando a todos atrás salvo a su hijo y su esclavo.

El Imam le dijo a ‘Umar, “¿Van a pelear conmigo? ¿No le temen a Dios en el Día del Juicio? Saben quien soy. ¿Porque no dejan a esa gente y se unen a mí?”

‘Umar dijo, “Temo que mi casa sea demolida.”

El Imam dijo, “Te la reconstruiré.”

‘Umar dijo, “Temo que mi ciudad sea confiscada.”

El Imam dijo, “Te daré una ciudad mejor con mi riqueza en la zona del Hijaz.”

‘Umar dijo, “Tengo niños y temo que Ibn Ziyad los mate.”

El Imam, sabiendo que estas excusas eran débiles, le dijo a ‘Umar, “Dios va a ordenar a alguien que te asesine en tu cama y no tendrás ni siquiera un puñado de trigo de Iraq.”

‘Umar dijo sarcásticamente, ” la cebada es suficiente para mí.”

‘Umar Ibn Sa’d envió una carta a Ibn Ziyad y en ella declara, “El Imam esta de acuerdo en volver por donde vino o a cualquier otro lugar del campo de batalla y ser como cualquier musulmán o ir al príncipe de los creyentes Yazid y poner su mano en su mano y ver que hacer entre ellos.” Agrego, “Esta es la mejor solución para ti y para toda la nación.”

Ibn Ziyad reunió a su consejo y dijo, “Esta no es una mala idea.”

Shimr lo interrumpió, “¡No! ¡No puede ser! ¡Si no lo tienes ahora, no podrás tenerlo otra vez! ¡Ahora esta débil y tú estas fuerte!”

Ibn Ziyad inmediatamente escribió a ‘Umar Ibn Sa’d “En verdad, que no te envié hasta el Husain como mediador ni para hacerle promesas. ¡Mira! Si Husain y sus seguidores aceptan mi gobierno, déjalos vivos y envíamelos. Si no, atácalos, mátalos, y corta sus manos, pies, narices y otras partes. Si Husain es asesinado, haz marchar a los caballos sobre su pecho y su espalda. ¡No creo que lo lastime después de muerto! Si lo haces, Tendrás tu recompensa con nosotros. Si no lo haces, inmediatamente tendrás que resignarte a que Shimr Ibn Dhil-Jawshan será tu reemplazante como líder del ejército. Yo ya he ordenado eso.”

Shimr llevo la carta a ‘Umar Ibn Sa’d quien la leyó y dijo, “¡Tú eres el responsable de esto! ¡Hemos planeado una solución y tú la destruiste! En verdad, por Dios, Husain no va a someterse. Ciertamente, el espíritu de su padre esta en su pecho.”

Shimr dijo, “Dime, ¿Vas a obedecer a tu líder o no?”

‘Umar dijo, “Lo voy a hacer, y no voy a dejar que tu tengas ese honor. Tu llevas la dirección de la Infantería.”

LA TRAMPA DE SHIMR

Shimr tenía un parentesco lejano con ‘Abbas por el lado de su madre. El quería dividir a la familia del Imam Husain. Shimr fue cerca del campamento del Imam y grito con voz fuerte, “¿Dónde están los niños de nuestra hermana?”

‘Abbas y sus hermanos no contestaron cuando lo escucharon gritar. El Imam pregunto, “¿Por qué no le contestaron? Es vuestro pariente.”

Entonces, ‘Abbas y sus hermanos salieron y dijeron, “¿Qué quieres? ¿Cuál es tu problema?”

Este dijo, ¡Oh hijos de mi hermana! Ustedes tienen clemencia. No se maten con el Husain. Vengan y obedezcan al príncipe de los creyentes Yazid.”

‘Abbas dijo, “Dios te maldiga y a tu clemencia! ¿Nos das clemencia a nosotros y no la tienes hacia el nieto del Profeta de Dios? ¿Y nos pides que obedezcamos a gente maldita hijos de malditos?”

Luego, ‘Abbas lo dejo y volvió a las carpas.

Cuando ‘Abbas volvió, Zuhayr fue hacia él y dijo, “Me gustaría contarte una historia. Cuando tu padre quiso casarse, fue hacia su hermano ‘Aqil para elegir para el una mujer de una tribu valiente. Quería tener un hijo valiente y te quería a ti para que ayudes a tu hermano en este día.”

‘Abbas respondió, “¿Estas intentando estimularme? ¡Hoy! ¡Dios sabe lo que voy a hacer! ¡Ayudar a mi hermano! ¡Mi Imam!”

Luego, Habib Ibn Muzahir al-Asadi pidió permiso al Imam para hablar con su tribu, Banu Asad. El Imam le dio permiso. Este fue y le dieron reconocimiento. Les pidió que fueran a ayudar al Imam. Noventa de ellos marcharon para unirse al Imam, pero uno de las otras tribus fue y contó las novedades a ‘Umar Ibn Sa’d. Este envió cuatrocientos hombres a detener a los noventa antes de que lleguen al campamento del Imam. Lucharon y se esforzaron para alcanzar al Imam. Algunos fueron asesinados, otros regresaron a su tribu, y solo Habib regreso al campamento del Imam.

LA NOCHE DEL DIA NOVENO

Jueves, la noche del día noveno de Muharram, ‘Umar ordeno a todo su ejercito que ataquen el campamento del Imam de una sola vez. El Imam estaba sentado, entonces le dijo a su hermano ‘Abbas, “Ve con ellos y observa quienes son.”

‘Abbas fue con veinte seguidores. Entre ellos estaban Zuhayr y Habib. Estos preguntaron al ejército, y estos respondieron que había venido una orden del gobernador que ellos tenían que obedecerle a el ya su orden, o luchar.

‘Abbas volvió al Imam y le contó.

Mientras tanto, su gente estaba predicando al ejército de ‘Umar. Habib Ibn Muzahir dijo, “Verdaderamente, por Dios, ustedes son la peor gente. ¿A quien van a matar? ¿A los hijos de vuestro Profeta? ¿A aquellos que pasan todo su tiempo adorando a Dios?

El líder del ejercito dijo, “Solo te quieres hacer ver como una buena persona.”

Zuhayr dijo, “Dios ha hecho diferente a la gente. No ayuden a los injustos matando a los virtuosos.”

El líder del ejercito dijo, “Pero, Zuhayr, tu no eres un seguidor!”

Zuhayr dijo, “¿No ves que estoy con ellos ahora? ¿No te alcanza con ver que soy uno de los seguidores? Dios sabe que yo no lo invite ni le escribí una carta ni le prometí nada, pero cuando lo vi y lo reconocí y supe quien era su enemigo, decidí estar de su lado.”

‘Abbas volvió con un mensaje del Imam, “Déjennos solos por una noche. Retrasen la lucha por una noche para que podamos rezar a nuestro Señor y recitar el Sagrado Corán.”

‘Umar dudo de hacer esto pero alguien de su ejercito dijo, “Debemos dejarlos. Aunque no fueran musulmanes, los habríamos dejado.”

‘Umar sabia que no tendría el apoyo de su ejercito si ordenaba atacar de inmediato, por lo que respondió, “Se que si le doy este plazo, estarán mas fuertes mañana. Sin embargo, dejare atrasar la batalla una noche.

EL CAMPAMENTO DEL IMAM EL DIA NUEVE

El Imam reunió a todos sus seguidores y les dio un sermón. Alabo a Dios y luego dijo, “La alabanza sea para Dios que nos ha dado al Profeta y nos ha enseñado el Corán y la religión. Nos ha dado oídos, ojos y corazón, y no nos ha hecho politeístas. Ciertamente, que no conozco seguidores mejores que los míos ni familia mejor que la mía. Que Dios los recompense a todos. En verdad, mi abuelo me ha dicho que yo iba a estar en Iraq y que iba a ser asesinado y el momento llego. Ciertamente, creo que mañana será el día decisivo con esa gente. Les he permitido a todos ustedes que me dejen solo y sigan su camino. Durante esta noche, cualquiera de ustedes puede tomar su caballo y camellos y partir. Cualquiera de ustedes puede llevar a uno de mi familia y dispersarse en las ciudades o pueblos. En verdad, Yo soy lo que ellos quieren. Cuando me tengan, no irán detrás de ningún otro.”

Luego de este sermón, sus hermanos, hijos y parientes dijeron, “¡Nunca te abandonaremos! No queremos vivir después de tu partida y no queremos ver ese día!”

El Imam volvió su rostro a los hijos de ‘Aqil y dijo, “Es bastante para ustedes el que su padre haya sido asesinado, váyanse.”

Dijeron, “¿Con que cara miraremos a otra gente y les diremos, dejamos a nuestro maestro, al mejor de nuestra familia, y no lo ayudamos cuando necesitaba nuestra ayuda? Verdaderamente, estamos aquí para sacrificarnos por ti. La vida después de ti es la peor vida.”

Ibn ‘Awsajah dijo, “Si te dejamos solo, ¿qué responderemos a Dios? Juro por Dios, que no los dejare hasta golpearlos en sus pechos con mi lanza y luchar con mi espada, y si no tengo espada, les arrojare piedras hasta morir contigo!”

Sa’id Ibn ‘Abdullah dijo, “No te dejaremos hasta probar que hemos honrado al Mensajero de Dios honrándote. Por Dios, si muero y vuelvo a la vida, y si soy quemado y vuelvo a la vida setenta veces, no te dejare hasta morir por ti.”

Zuhayr Ibn al-Qayn dijo, “¡Deseo ser asesinado en tu camino y volver a la vida y que me asesinen 1000 veces para protegerte!”

Después de que otros dijeran cosas similares, el Imam dijo, “Jazakumullah Khayra (Que Dios los recompense bien)”, y luego dijo, “Voy a ser asesinado mañana y todos ustedes serán asesinados y nadie entre ustedes continuara salvo mi hijo ‘Ali al-Sayyad.”

Cuando todos ellos oyeron que ‘Ali Ibn al-Sayyad sobreviviría a la masacre, todos exclamaron, “¡Todas las Alabanzas sean para Dios!, Alabado sea Dios Quien nos ha honrado para ayudarte y nos honrara muriendo contigo!”

Luego, después que la gente se tranquilizo, el Imam dijo, “La buena noticia es el Paraíso.”

LA NOCHE ANTERIOR AL DIEZ

Esta fue la peor noche para la Gente de la Casa del Profeta. Las mujeres y los niños lloraban, los niños gritaban por agua, y todos se estaban preparando para la mañana.

De repente, Burayr le hizo una broma a Ibn ‘Abdul Rahman al-Ansari. ‘Abdul Rahman dijo, “No es momento para bromas.”

Burayr dejo de reír y dijo, “Dios sabe que no soy un bromista, pero estoy feliz porque vamos a probar nuestra fe mañana, y el momento ya se acerca.”

Habib Ibn Muzahir comenzó a reírse e Ibn al-Hamdani dijo, “No es el momento adecuado para reírse.”

Habib sonrió y dijo, “¡Este es el mejor momento para reír! ¡Estamos tan cerca de entrar al Paraíso!”

Todos comenzaron a dedicarse a la oración. El Imam leía repetidamente, “Que no crea quienes se muestran avaros del favor recibido de ALA que eso es bueno para ellos. al contrario, es malo,el dia de la resurrecion llevaran a modo de collar el objeto de la aviaricia. [15]

Uno de los guardias oyó al Imam y dijo, “Nosotros somos los mejores.”

Burayr respondió, “¡Oh bandido! Si ustedes son los mejores, estarían con el nieto del Profeta de Dios. Arrepiéntete de tus pecados y únete a nosotros.”

El hombre se burlo de el y dijo, “No, Yo solo soy un testigo.”

Se relata que en esa noche, treinta y dos personas se unieron al campamento del Imam cuando vieron que el y sus seguidores estaban leyendo el Sagrado Corán y rezando y consagrándose a Dios.

El Imam recito un poema:

“¡Oh vida! Cuantos amigos tienes en la mañana, que tu dejas en la noche

Algunos están muertos, algunos están solos, y nadie es reemplazable.

Todo vuelve a Dios.

Solo Él permanece por siempre.”

Cuando el hijo del Imam ‘Ali Ibn al-Sayyad oyó a su padre recitar este poema dos veces, se dio cuenta que no había esperanza de paz con el ejercito. Cuando Zainab oyó el poema, lloro y dijo, “Hoy murieron mi padre mi madre y mi hermano.”

El Imam inmediatamente la miro y trato de confortarla, diciendo, “¡Oh hermana! Se paciente. Sabes que todos morirán. La gente muere en la tierra, la gente en el cielo muere, ningún mortal permanece por siempre.”

Luego, le dijo a su hermana a sus hijas y a las mujeres del campamento, “Cuando muera, no se arranquen sus ropas, no lastimen sus rostros, ni hablen cosas sin sentido.” Y les dijo que siguieran a ‘Ali al-Sayyad como su líder.

Luego, ordeno a todos sus seguidores que unan todas las carpas, para poder dirigirse al enemigo en un solo sentido. También les dijo que caven una zanja detrás de las carpas y les indico hacer un fuego en ella cuando comenzara el ataque, para que los caballos de los enemigos no puedan atacar por detrás.

Tarde en la noche el Imam fue a explorar el área. Nafi’ los siguió. El Imam le pregunto, “¿Por qué vienes detrás?”

Dijo, “Me preocupaba que te atacasen en la oscuridad.”

El Imam dijo, “Vine para asegurarme que no hubiera asesinos escondidos a los alrededores.”

Luego tomo la mano de Nafi’ y dijo, “Nafi’, hay una sola alma y una sola vida. Moriremos mañana. Mira, no hay nadie aquí entre estas dos colinas, ¿Por qué no huyes?”

Nafi’ cayo a los pies del Imam y pregunto, ¿Por qué no quieres que me quede contigo en este momento? ¡Por Dios! ¡No te voy a dejar hasta que muera aquí contigo!”

Luego, el Imam fue a la carpa de Zainab, Nafi’ lo siguió y oyó la conversación entre ellos. Zainab le pregunto, ¿Has hablado con tus seguidores? ¿Estas seguro que van a permanecer fieles a ti?

Imam Husain dijo, “Los he probado, no los busque sino por lo valiente de sus tribus. Cada uno de ellos quiere morir por esta causa como el infante quiere la leche de su madre. Cuando Nafi’ escucho esto, lloro y fue a contarle a Habib lo que había oído.

Habib dijo, “En verdad, por Dios, no queremos hacer nada sin su permiso. ¡Si no necesitara su permiso yo hubiese sido el primero en morir!”

Nafi’ dijo, “Veo que todas las mujeres son una voz con él.”

Habib llamo a todos los hombres y les dijo lo que Nafi’ le contó. Todos respondieron lo mismo, que cada uno de ellos quería ser el primero en ser asesinado, pero no querían actuar sin el permiso del Imam, y le aseguraron a Habib que no harían nada que contradigera la decisión del Imam. Habib sugirió que todos vayan hacia las mujeres y le expresaran sus actitudes. Cuando todos fueron a las carpas y se expresaron, todas las mujeres empezaron a llorar y a lamentarse.

Justo antes del amanecer, el Imam comenzó a dormirse. Cuando se levanto, dijo, “Vi a mi abuelo en sueños y dijo, “Tu eres el mártir de esta nación y mañana estarás conmigo.”

EL DIA DIEZ

El Imam Baqir (P.) dice que en este día, los seguidores del Imam Husain deben darse las condolencias diciendo, “Quiera Dios Todopoderoso recompensarte en la masacre del Imam Husain y que nos haga reclamar su causa con el Imam Mahdi.”

El Imam Kazim nunca sonrió durante estos diez días.

Al amanecer ese día; el diez de Muharram, Imam Husain rezo el Fayr- la oración del alba, luego dio un sermón y dijo, “Dios nos ha permitido luchar este día. Tenemos que ser valientes y luchar.”

Luego, dividió su pequeño campamento de ochenta y dos personas, en caballos y a pie. Hizo dirigir el lado derecho por Zuhayr Ibn al-Qayn y el izquierdo por Habib Ibn Muzahir, mientras el y su familia miraban al frente, y ‘Abbas llevaba la bandera.

‘Umar Ibn Sa’d fue con 30,000 soldados, divididos en cuatro, ellos rodearon el campamento. Cuando Shimr vio el fuego en la zanja, grito, “¡Oh Husain! Te precipitaste al fuego antes del Día del Juicio!”

El Imam no lo reconoció, y pregunto, ¿Quién es ese? Debe ser Shimr Ibn dhil- Jawshan.”

Sus seguidores le dijeron que era Shimr, y el Imam dijo, “Tú eres el que merece el fuego.”

Ibn ‘Awsajah quería lanzarle a Shimr una flecha, pero el Imam lo detuvo y le dijo, “No quiero comenzar la lucha.”

Luego, el Imam levanto sus manos al cielo y dijo, “Oh Dios, tu eres mi esperanza ante cada dificultad, ante cada desgracia, Tu vuelves lo débil en fuerte, cuando no hay amigos y cuando son muchos los enemigos. Tu eres el Protector y la Unica Esperanza.”

Luego, pregunto por su caballo, se subió a el, y grito muy fuerte para que todos lo pudieran oír, “¡Oh gente! Escúchenme, No se apresuren a luchar hasta que les cuente de mi situación. Si la aceptan y son justos en su decisión, será mejor para ustedes. Si la descartan y no la aceptan y no quieren ser justos, entonces hagan lo que quieran, no quiero que estén en duda, y Dios es el Protector.”

Cuando las mujeres lo oyeron, comenzaron a llorar y a gritar. El Imam le pidió a su hermano ‘Abbas y a su hijo ‘Ali al-Sayyad que las consuelen. Luego, dijo: “Las Alabanzas sean para Dios y para el Mensajero de Dios, y todos Sus ángeles. ¡Oh, Gente! Teman a Dios y tengan miedo de este mundo. Nadie vivirá en este mundo por siempre. Si hay alguien que pueda vivir por siempre, los Profetas lo merecerían más que nadie. Pero todos ellos murieron. Todo lo de esta vida es en vano. Teman a Dios para tener éxito.

¡Oh Gente! Dios ha creado este mundo como también lo va a destruir. La persona engañosa es la que se engaña con este mundo. Ustedes están reunidos aquí por un asunto, que no es justo. Si hacen lo que quieren, traerán la ira de Dios hacia ustedes. Ustedes creyeron en Dios y en el Mensajero de Dios, luego intentan matar a los hijos de Su Mensajero.

¡Oh Gente! Díganme quien soy, luego mírense y examinense. ¿Les esta permitido asesinarme y deshonrar a mi familia? ¿No soy yo el hijo de la hija de vuestro Profeta? ¿No soy yo el hijo de su primo el primer creyente en Dios? ¿No es Hamzah, el líder de los mártires el tío de mi padre? ¿No es Ya’far al-Tayyar mi tío? ¿No han oído el dicho del Mensajero de Dios, cuando nos dijo a mi hermano y a mi, ‘Estos son los señores de los jóvenes del Paraíso?’

Si confirman, que es cierto, no les he mentido ya que soy consciente que Dios no ama a los mentirosos. Si dicen que no han escuchado esto, si piensan que miento, entonces preguntenle a aquellos que están entre ustedes quien de ellos lo ha oído.

Nombro a algunos de ellos por sus nombres y dijo, “¿No les es suficiente para que no me maten?”

Las palabras del Imam afectaron a los soldados. Shimr advirtió esto y observo que los soldados querían oír mas de la verdad, entonces se dirigió a su gente y dijo, “Este hombre no sabe lo que esta diciendo.”

Habib Ibn Muzahir dijo, “Verdaderamente, por Dios, el sabe lo que esta diciendo y es veraz.”

El Imam dijo, “¿Están en duda acerca de lo que estoy diciendo que soy el hijo de la hija de vuestro Profeta? Ciertamente, por Dios, no hay nadie en el Este o el Oeste que sea el hijo de la hija de vuestro Profeta excepto yo. Alas, ¿Quieres matarme por que yo mate a alguien de tu gente? ¿He matado a alguien de ustedes? ¿He confiscado algo de vuestra riqueza o matado a alguien de su gente?”

Los soldados no respondieron.

El Imam luego nombro a Shibth, Hajjaj, Qays, y Zayd Ibn Harith y dijo, “¿No me escribieron ustedes diciendo: Ven a nuestra tierra, toda la tierra esta verde y toda la gente te esta esperando?”

Respondieron, “No. No lo hicimos.”

El Imam dijo, “Ciertamente, por Dios, que lo hicieron.”

Se dirigió al resto de las tropas y dijo, “¡Oh, Gente! Si no me quieren, entonces déjenme ir a algún otro lugar.”

Qays Ibn al-’Ash’ath dijo, “¿Por qué no obedeces las ordenes de nuestros primos los Omeyas? En verdad, ellos no te muestran sino lo que deseas y no te perjudicaran”

El Imam respondió, “Ustedes son sus hermanos. Verdaderamente, por Dios, no voy a darles mi mano en humillación, y no voy a someterme a ustedes como un esclavo. ¡Oh Gente! ¡Yo ya di mi punto de vista y Dios es Testigo!”

Luego, un grupo de ellos avanzo repentinamente hacia el campamento del Imam. Ibn Hawzah dijo tres veces, “¿Quién es Husain?”

Los seguidores del Imam dijeron, “Aquí esta Husain. “¿Qué quieren de el?”

Ibn Hawzah dijo, “¡Iras al infierno, Husain!”

El Imam dijo, “Eres un mentiroso. Llegare a un Dios Perdonador. ¿Quién eres tu?”

Le dijeron que era Ibn Hawzah. Entonces, el Imam levanto sus manos y dijo, “¡Oh Dios! Por favor mándalo al fuego.”

Ibn Hawzah se puso furioso. De repente, mientras se subía al caballo, se cayó y fue pisoteado en pedazos por su propio caballo. Cuando esto sucedió, algunos de los soldados se dieron cuenta que estaban luchando para el bando equivocado.

Enseguida, Zuhayr Ibn al-Qayn se adelanto y dijo unas palabras:

“¡Oh gente de Kufa! Somos todos de la misma religión y de la misma ciudad. Nosotros no comenzamos la lucha y cuando la lucha comience no acabara nunca hasta la muerte. Los convoco para ayudar al nieto del Profeta y para que abandonen a Yazid y sus seguidores. No verán nada bueno en Yazid ni en sus seguidores. Han visto lo que le ha hecho a gente buena como Hijr Ibn ‘Edi, Hani Ibn ‘Urwah y otros, ¡Oh, gente! La Gente de la Casa del Profeta merece más lealtad que ningún otro. ¡Les prevengo de que maten al mejor de la gente entre ustedes!”

De repente, Shimr le lanzo una flecha y dijo, “¡Silencio! ¡Hablas mucho!

Zuhayr respondió, “No te estaba hablando a ti. Tú eres un animal. Ni siquiera sabes una palabra del Sagrado Corán. Mereces la humillación el Día del Juicio.”

Shimr dijo, “Dios los va a matar a ti y a tus amigos en un momento.”

Zuhayr respondió, “Morir por Su causa es lo mejor.”

El Imam envió a alguien a traer a Zuhayr de vuelta. Luego, Burayr Ibn Khuthayr pidió permiso al Imam para ser el próximo en prevenir al ejército de lo dañino de asesinar a aquellos que no lo merecen. Era un hombre muy mayor. Fue cerca del ejercito y dijo, “¡Oh gente! Dios ha enviado a Muhammad como amonestador y presentador del bien y como convocador a Dios. Aquí esta el agua del Eufrates. Los cerdos y los perros beben de el ¿pero a la Gente de la Casa del Profeta no se lo permiten?”

Los soldados respondieron, “No hablen tanto. Husain tiene que morir de sed y no va a probar nada de agua.”

Burayr respondió, “¡La Gente de la Casa del Profeta esta aquí con ustedes! ¿Qué intentan hacer?”

Dijeron, “Queremos llevarlos al gobernador Ibn Ziyad y el decidirá lo que quiera hacer.”

Burayr dijo, “Si ustedes olvidaron sus cartas y promesas, entonces dejen que él vuelva a dondequiera.”

Algunos de ellos dijeron, “No sabemos de que estas hablando.” Cuando intentaron lanzarle flechas, este volvió hacia el Imam Husain.

El Imam salió por segunda vez, llevando un Corán, y dijo, “¡Oh, Gente! Entre ustedes y yo esta este Corán y la tradición de mi abuelo.”

Les pregunto otra vez, “¿Qué quieren de mi?”

Dijeron, “Queremos que obedezcas a Ibn Ziyad, el gobernador.”

El Imam expreso su enojo, y ellos contestaron, “¡Ay de ustedes! Nos pidieron que vengamos a ayudarlos y vinimos. Cuando venimos, vuelven sus espadas en nuestra contra. Ahora, nos convocan para que vayamos a obedecer a aquellos que están en contra del Sagrado Corán; aquellos que cambian la verdad, aquellos que son instrumento de Satán; aquellos que intentan extinguir la tradición del Profeta.

¡Ay de ustedes! ¿Cómo pueden ponerse en nuestra contra y ayudarlos a ellos? Verdaderamente, por Dios, esto es traición y una de vuestras viejas características. Son los peores frutos. En verdad, el hijo del bastardo me ha dado dos opciones: luchar o la humillación. La humillación no es posible para Dios y Su Mensajero ni lo permitirían los creyentes, por eso no tengo otra opción que luchar con esta familia, pocos en número, y sin ayudantes. Pero, ustedes tienen que recordar que no serán honrados después de esto.”

Luego le dijo a ‘Umar, “Piensas que vas a ser el gobernador de Ray. Te aviso que no lo serás, pero tu cabeza será una pelota para los chicos de Kufa.”

Cuando Hurr al-Riyahi oyó el discurso del Imam, fue hacia ‘Umar Ibn Sa’d y pregunto, “¿Estas seguro de luchar contra este hombre?”

‘Umar respondió, “Si. Voy a luchar hasta que sus cabezas y manos sean cortadas.”

Hurr dijo, “¿En que se equivoca con lo que te propone?”

‘Umar dijo, “Si fuese por mi, hubiese aceptado, pero tu gobernador rechaza cualquier compromiso.”

Luego, Hurr lo dejo solo y volvió a su posición en el ejército. Qurrah estaba próximo a Hurr. Hurr volvió su rostro a Qurrah y le pregunto, “¿Le diste de beber a tu caballo hoy?”

Respondió, “No.”

Hurr le pregunto, “¿Te gustaría darle de beber hoy?” Y dejarlo. Qurrah penso que iba a darle de beber a su caballo.

Cuando Hurr se acerco al campamento del Imam, otro soldado pregunto, “¿Intentas luchar contra el Imam Husain?”

Hurr se quedo callado. Muhajir dijo, ” Estoy confundido. Pense que eras la persona más brava de Kufa. Ahora veo que dudas. ¿A que se debe tu duda?”

Hurr respondió, “Me veo entre el paraíso y el infierno. Debo elegir uno u otro. En verdad, por Dios, no voy a elegir otra cosa que el paraíso, aunque me enciendan fuego!” E inmediatamente se precipito hacia el Imam Husain. Dio vuelta su lanza y su escudo y bajo su cabeza cabalgando hasta donde estaba el Imam. Mientras se acercaba, se detuvo cuando llego al Imam, y dijo, “¡Oh Dios! Me arrepiento ante ti por lo que he traído: miseria al corazón de los hijos de Tu Profeta. Oh, Aba ‘Abdullah (Imam Husain)! Estoy arrepentido. ¿Me aceptas?”

Imam Husain dijo, “Por cierto, Dios acepta tu arrepentimiento.”

Luego, le dijo al Imam, “Cuando deje Kufa, oí a alguien decir: Hurr tu iras al paraíso. Y no entendí que quiso decir. Ahora lo sé.”

Se unió al Imam con un esclavo turco, luego pidió permiso al Imam de ir y hablar con el ejército de ‘Umar. El Imam acepto.

Hurr fue y gritando dijo, “¡Oh gente de Kufa! Ustedes han convocado al Imam invitándolo a unirse a ustedes, entonces ¿Por qué se han unido de todos lados en su contra? ¿Por qué le impiden vivir en la tierra de Dios y le prohiben beber el agua del Eufrates, en el cual toda nación, Judíos, Cristianos, y Zoroastrianos beben de el? ¿También los cerdos y los perros beben libremente, y le prohiben a la Gente de la Casa del Profeta beber de ella?”

Luego, el ejército empezó a lanzarle flechas y volvió al campamento del Imam.

EL PRIMER ATAQUE

‘Umar Ibn Sa’d avanzo, lanzo una flecha al campamento del Imam, y dijo, “¡Den testimonio al gobernador que fui el primero en lanzar una flecha!”

Empezó el ejército y las flechas caían como lluvia. El Imam le dijo a su gente, “Súbanse a la muerte que todos probaran. En verdad, estas flechas son su mensaje para nosotros.”

Los seguidores del Imam lucharon todos en un solo grupo, y perdieron cincuenta hombres. Cuando el Imam vio que muchos de sus seguidores fueron asesinados de una sola vez, los particulares pidieron permiso para ir a luchar. El dudo de darles permiso.

Luego, del lado enemigo, Yesar y Salim avanzaron y preguntaron quienes querían luchar con ellos. Habib y Burayr querían ir y luchar, pero el Imam no les permitió (eran ancianos) ‘Abdullah Kalbi, uno de los hijos de Ulaym, era valiente y tenia experiencia en batallas, pero era joven. Pidió permiso y el Imam se lo otorgo. Cuando avanzo, el campamento de Ibn Ziyad pregunto quien era el, y el les dijo quien era.

Ellos respondieron, “¡No te queremos. ¡Queremos a Zuhayr o Habib o a Burayr! ¡No eres igual a nosotros!”

Sin regresar para contarle al Imam, les grito maldiciones y los ataco. Hirió a Yesar con su espada, y luego fue Salim y se abalanzo hacia el, ‘Abdullah uso su mano izquierda para detener la espada de Salim, y todos sus dedos fueron cortados. Pero esto no lo detuvo. ‘Abdullah fue detrás de Salim, lo mato, y luego persiguió a Yesar y lo mato también.

Luego volvió hacia el Imam. En su trayecto de vuelta se encontró con su esposa, Umm Wahab, llevando un poste de la carpa. Lo estaba alentando a luchar. El quería que ella regresara a la carpa con las demás mujeres, pero ella se negó y dijo, “quiero unirme a la lucha con este poste.”

El Imam intervino. Le pidió a ella que vuelva y dijo, “Las mujeres no luchan.”

Sayf Ibn Harith y Malik Ibn ‘Abd al-Jabiri fueron al Imam llorando. El Imam pregunto, “¿Por qué están llorando?”

Dijeron, “Estamos llorando por ti, Imam, porque vas a estar solo, y no podemos ayudarte.”

Se fueron y lucharon hasta ser asesinados. Luego ‘Abdullah y ‘Abdul Rahman, hijos de ‘Urwah, fueron y lucharon hasta ser asesinados. Luego vinieron ‘Amr Ibn Khalid al-Saydawi y Sa’d y Janir Salmani y Majma Aidhi y todos de una vez fueron contra el enemigo. Uno de ellos pidió ayuda del Imam. ‘Abbas inmediatamente los fue a rescatar, pero luego de que ‘Abbas los alcanzara, el enemigo los rodeo y los asesino.

Cuando el Imam observo que la mayoría de su gente fue asesinada, se tomo de su barba y dijo al ejercito, “La ira de Dios cayo sobre los judíos porque le asociaron un hijo, la ira de Dios cayo sobre los cristianos por que hicieron de El tres, Su ira cayo sobre los Zoroastrianos porque adoraban el sol, y Su ira caerá sobre aquellos que se unieron para matar al nieto del Mensajero de Dios.

¡Por Dios, no aceptare nada de lo que ellos quieran hasta llegar a Dios por mi sangre!

¿Hay alguien para ayudarnos? ¿Hay alguien que ayude a la familia del Profeta?

Luego, Sa’d Ibn Harith y su hermano que estaban entre el ejercito de ‘Umar de inmediato se volvieron contra su ejercito y comenzaron a acuchillar a todos con sus espadas, matando a muchos de ellos.

EL LADO DERECHO

Los seguidores del Imam eran pocos, pero individualmente, la gente peleo fervorosamente, infligiendo muchas víctimas en el ejército.

Entonces, el líder del ejercito grito a su gente, “¿Saben con quienes están luchando? Están peleando con aquellos que quieren morir. Nadie puede ir a pelear con ellos a menos que uno mismo también quiera morir. Tenemos que catapultar grandes rocas sobre ellos y matarlos con las catapultas.”

‘Umar Ibn Sa’d dijo, “Esta es la decisión correcta. Lo acepto, no debemos mandar a nadie más a luchar con ellos. Si ustedes quieren ir y pelear uno a uno, los van a matar a todos.”

Ibn al-Hajjaj intento atacar el lado derecho del campamento del Imam Husain. Atacaron a lomo de caballo, pero la gente del Imam estaba a pie. Sostuvieron sus escudos y no permitieron que se acercaran los caballos de los atacantes. Cuando los soldados comenzaron a retirarse, el ejército del Imam empezó a disparar a los soldados con flechas.

Hajjaj intento reorganizar a sus soldados diciendo, “Vuelvan y luchen contra los ateos que dejaron la religión.”

El Imam respondió, “¿Somos nosotros los que dejamos la religión, o son ustedes? Pronto veremos quienes entraran primero al fuego.”

Ibn Hajjaj luego los rodeo, con muchos hombres, atacaron el campamento del Imam del lado del río. Muslim Ibn ‘Awsajah lucho contra tres de ellos. Fue herido fuertemente pero pudo regresar al campamento.

El Imam dijo, “Dios te bendiga, Muslim. Todos vamos a morir.” Y cito: “Entre los creyentes hay hombres que cumplieron lo que habían pactado con Dios; los hay que han expirado, y otros que esperan aún, sin haber violado su pacto en lo más mínimo. [16]

Habib Ibn Muzahir fue y le dijo a Muslim, “Que difícil es verte morir. Pronto, entraras al paraíso.” Habib continuo, “Deseo poder hacer tu voluntad, pero se que seré el próximo después de ti.”

Muslim dijo, “Tengo solo un ultimo deseo, que ayudes al Imam Husain tanto como puedas.”

Habib respondió, “Ciertamente, por Dios, lo haré.”

Cuando las mujeres lloraban y se lamentaban ‘Wa Muslimah’, los enemigos se dieron cuenta que Muslim había muerto en el campamento.

Cuando Shibth Ibn Rab’i se dio cuenta que Muslim estaba muerto y que el enemigo estaba contento, les dijo a los soldados, “¿Saben que han perdido al musulmán mas honorable que conozco, en la batalla de Azerbaijan, continuo luchando a pesar que los caballos estaban todos cansados?”

EL LADO IZQUIERDO

Shimr estaba dirigiendo el ataque por el lado izquierdo del campamento del Imam, pero el Imam y sus seguidores estaban bien preparados. Shimr y su grupo atacaron repentinamente, sin éxito.

‘Abdullah Ibn ‘Umayr al-Kalbi avanzo y mato a diecinueve jinetes y doce lacayos. Luego, su mano derecha fue cortada, luego su pierna, y fue tomado prisionero. Lo llevaron al campamento enemigo, lo mataron, y luego descargaron su cuerpo en el campo de batalla. Su esposa, Umm Wahab, fue hacia el, limpio la sangre de su rostro, y dijo, “El Paraíso es para ti. Quiera Dios unirnos en el paraíso.”

Shimr envió a su esclavo, Rustam, con un garrote pesado para que la golpee en su cabeza, y murió instantáneamente. Ella fue la primera mujer asesinada del campamento del Imam Husain en Karbala.

Ellos cortaron su cabeza y la arrojaron al campamento del Imam. Su madre reconoció la cabeza, entonces tomo un poste y marcho hacia el enemigo para luchar. El Imam la detuvo y le dijo, “La guerra no esta permitida para las mujeres.”

Ella respondió, “Cortaron mi única esperanza.”

El Imam dijo, “Dios nunca cortara tu esperanza.”

Shimr se acerco más y más. De repente, el y sus hombres atacaron el campamento del Imam, y usaron lanzas ardientes para incendiar las carpas. Las mujeres gritaban. Shibth Ibn Rab’i detuvo a Shimr para que no siga arrojando mas lanzas. Desde el campamento del Imam, Zuhayr Ibn al-Qayn y diez de su gente atacaron a Shimr y a sus soldados, y se abrieron paso.

Quien esta acargo pidió ayuda a ‘Umar Ibn Sa’d. ‘Umar le pidió a Shibth que fuese, pero se negó. Luego mando a Hosayn Ibn Numayr con quinientos arqueros. El campamento del Imam lucho contra ellos y corto las patas de sus caballos. ‘Umar ordeno que ataquen de todos los costados porque no estaban teniendo éxito atacando de un solo lado.

Cada uno de los luchadores del Imam estaba separado y rodeado por un gran numero del grupo enemigo. ‘Umar ordeno que enciendieran todas las carpas. Las mujeres estaban alteradas y lloraban, los niños no sabían que hacer.

El Imam dijo, “Dejen que enciendan las carpas. Salgan de ellas y usen el fuego para protegerse de ellos.”

Cuando Abu Sha’tha al-Kindi vio la horrible situación, decidió dejar el ejercito de ‘Umar Ibn Sa’d. Fue hacia el Imam y dijo, “Estoy a tu servicio. Dime que hacer.”

Lanzo cien flechas contra el ejército de ‘Umar. Cuando todas sus flechas se terminaron, volvió y dijo, “Mate solo a cinco. Tengo que matar más.” Volvió y mato a nueve mas antes de ser asesinado.

AL MEDIODIA

Cuando Abu Thumamah al-Sa’di dirigió su mirada al sol ardiente, y se dio cuenta que era el mediodía, le dijo al Imam, “¡Oh Imam! Creo que esta gente no te dejara solo, y quiero morir por ti antes de que te alcancen. Pero es el momento de la oración.”

El Imam levanto su cabeza al cielo y dijo, “Recordaste la oración y Dios te contara entre aquellos que rezan. Si, este es el momento para la oración. Pregúntales a ellos si nos darán algún tiempo para poder rezar.”

El Líder del ejercito enemigo respondió, “Vuestro rezo no será aceptado por Dios.”

Habib Ibn Muzahir se enojo y dijo, ¿La oración de la Gente de la Casa del Profeta no será aceptada, y la de ustedes sí?” Y este ataco. Habib lo lanzo con ímpetu, pero erró. El hirió al caballo y el líder callo. Su gente fue y lo rescato. Habib permaneció luchando y mato a sesenta y dos soldados antes de que lo hieran a el con la lanza. Este cayó y su cabeza fue cortada. Cuando el Imam vio esto, dijo, “A Dios, llevare este asunto.”

Después de Habib, fue a luchar Hurr al-Riyahi. Fue con Zuhayr e hicieron un acuerdo que si el enemigo capturaba a alguno de ellos, el otro lo ayudaría. En la lucha, el caballo de Hurr fue fuertemente herido, entonces dejo el caballo y lucho de pie, hasta matar cuarenta y un soldado, luego fue rodeado por el enemigo y asesinado.

Los seguidores del Imam Husain fueron y trajeron su cuerpo. Todos los que murieron fueron traídos a la carpa del Imam y este los observaba y pedía por la misericordia de Dios, diciendo, “Una lucha justa como la del Profeta y los hijos del Profeta.”

Miro a Hurr, limpio la sangre de su cabeza y dijo, “Tu eres Hurr (libre) como te nombro tu madre. Tu eres libre en este mundo y en el otro.”

LA ORACION

El Imam rezo con el resto de sus seguidores. Rezaron el rezo del temor (al-Jauf), un rezo de dos ciclos para momentos de guerra. Dos de sus seguidores, Zuhayr y Sa’id, estaban frente al Imam para protegerlo. Los seguidores del Imam rotaban, la mitad rezaba mientras la otra mitad luchaba y luego cambiaron los lugares.

El enemigo lanzo flechas y Sa’id cayo mientras decía, “¡Oh, Dios! Maldícelos. Maldice a aquellos que no ayudan a los descendientes del Tu Profeta.”

Luego volvió su rostro al Imam y dijo, “¡Oh, Imam! Tú eres mi líder.”

Mientras moría, el Imam le dijo, “Estarás en el paraíso antes que nosotros.”

Cuando los compañeros del Imam contaron, encontraron trece flechas en su cuerpo. Luego, el Imam le dijo a los compañeros que quedaban, “Oh, gente honorable! Este es el paraíso. Las puertas del paraíso están abiertas y el Mensajero de Dios y otros mártires nos están esperando. Protejan la religión de Dios y la religión de Su Profeta, y protejan a las mujeres de la Casa del Profeta.”

Ellos respondieron, “Nuestras almas son para vuestras almas y nuestra sangre es para vuestra sangre. Por Dios, mientras vivamos, nadie podrá lastimar a tu familia!”

En aquel momento, ‘Umar Ibn Sa’d ordeno a los arqueros que lanzaran flechas al campamento del Imam y a tiradores de espada para que corten las patas de los caballos. Luego de esto, el Imam se quedo sin jinetes salvo Dahhak quien dijo, “Cuando vi que cortaban las patas a todos los caballos, agarre mi caballo y lo escondí en la carpa.”

La gente estaba peleando y cada uno que se iba a luchar primero iba hacia el Imam y decía, “La paz sea contigo, Oh, nieto del Mensajero de Dios!”

El Imam siempre respondía, ” Y con ustedes sea la paz, y nosotros les seguimos,” luego recito, “Entre los creyentes hay hombres que cumplieron lo que habían pactado con Dios; los hay que han expirado, y otros que esperan aún, sin haber violado su pacto en lo más mínimo”

Abu Thumamah al-Sa’idi fue y lucho hasta ser asesinado. Luego, fue Sulayman Ibn Mazarib al-Bajali, lucho, y fue asesinado. Luego Zurayr Ibn al-Qayn pidió permiso y el Imam dijo, “Te seguiremos.” Este fue y mato a ciento veinte enemigos antes de ser asesinado.

‘Amr Ibn Qardha al-Ansari estaba protegiendo al Imam con su propio cuerpo, callo y murió por las flechas. El tenía un hermano en el ejército enemigo. El hermano llamo al Imam Husain desde lejos y dijo, “¡Oh, Husain Oh, mentiroso! Tu engañaste a mi hermano hasta que lo mataste!”

El Imam dijo, “Yo no mate a tu hermano. Dios le ha dado guía.”

El hermano dijo, “Te voy a atacar y a matar!”

Huyo hacia el Imam pero Nafi’ Ibn Hilal al-Bujali lucho contra el y lo mato, luego mato a doce mas con sus flechas (sus nombres estaban en cada flecha). Cuando se acabaron sus flechas, fue [17]descalzo, lucho con su espada pero ellos catapultaron rocas sobre el hasta que no pudo luchar mas. Cuando lo llevaron a ‘Umar Ibn Sa’d, ‘Umar le pregunto, mientras sangraba de muerte, “¿Por qué te hiciste esto a ti mismo?”

Nafi’ respondió, “Por Dios, He matado a doce de ustedes y herí a otros, y no pido disculpas por nada, y mientras viva, no dejare a ninguno de ustedes vivo.”

Shimr lo mato con su espada.

Cuando Wadih, un turco en el campamento del Imam, estaba luchando, de repente pidió ayuda, y el Imam de inmediato fue a ayudarlo. Para cuando el Imam llego y puso su cara junto a la suya, murió.

EL RESTO DE LOS COMPAÑEROS

Yazid Ibn Ma’qil, del ejercito, llamo a Buryar y le dijo, “¡Oh, Burayr! ¿Cómo hallas lo que les hizo Dios?”

Burayr respondió, “Dios eligió lo mejor para mí y lo peor para ti. ¿No te acuerdas cuando estaban criticando a Mu’awiyah y lo llamaron descarriado?”

Burayr le pidió luego que ruegue por la intervención divina antes de la lucha para que Dios mate a aquel que es malo. Ibn Ma’qil acepto, pelearon, y Burayr lo mato. A su regreso, otro grupo de soldados ataco a Burayr y lo mato.

Handalah Ibn Sa’id al-Shabbami llamo al Imam aparte y le dijo, “Esta gente merece el castigo de Dios desde que rechazaron tu llamado y después de haber matado a todos tus amigos y seguidores. No me niegues luchar.” Fue y lucho hasta ser asesinado.

‘Abis Ibn Shabib al-Shakiri fue y dijo al Imam, “No hay nadie mas amado por mí en esta tierra que tu. Si pudiera ayudarte con algo mejor que mi alma, lo haría. Que la paz sea contigo. Doy testimonio que, verdaderamente, tú estas en el camino de la guía.” Tomo su espada, fue al enemigo, y dijo, “¿Quién quiere pelear?”

Lo reconocieron pero no respondieron. Cargaron las catapultas con canto rodado. Cuando él vio esto, se quito su armadura y su casco y los ataco con su espada. Más de doscientos de ellos huyeron. Luego se reagruparon, lo rodearon por todos lados, y lo mataron.

Luego de esto, John el único africano en el campamento del Imam, pidió permiso al Imam para ir. El Imam le respondió, “Oh, John! No te uniste a esta caravana para esta batalla.”

John se desplomo a los pies del Imam y dijo, “Te seguí cuando las cosas eran fáciles, y no te abandonare en este difícil momento. Sé que quizá no tenga una excelente genealogía, pero tengo mi piel negra. Permíteme entrar al paraíso por tu honor. En verdad, no te dejare hasta que mi sangre negra se mezcle con tu sangre!” El Imam le permitió que fuera y luchara, y mato a trescientos veinticuatro soldados antes de morir. El Imam rezo por él.

Luego, Anas Ibn Harith Ibn Nabih al-Khalili pidió permiso. Era un hombre anciano, compañero del Profeta, y lucho con el en las batallas de Badr y Hunayn. Fue y mato a dieciocho soldados antes de ser asesinado.

Después, ‘Amr Ibn Junadah al-Ansari que tenia once años también le pidió permiso al Imam. El Imam dijo, “Este es aquel que su padre fue asesinado en el primer ataque. Tal vez su madre no quiera que el luche.”

‘Amr dijo, “Mi madre me lo ordeno y es por eso que te pido permiso.”

El Imam le permitió luchar. Cuando fue asesinado, su cabeza fue cortada y arrojada al campamento del Imam. Su madre levanto su cabeza, luego tomo un poste de una carpa y mato a dos soldados, pero el Imam fue por ella y la hizo regresar.

Luego, Hajjaj Ibn Masruq al-Ju’fi lucho hasta ser asesinado. Luego lucho Sawwar Ibn Abi Hamr al-Fahmi, hasta que lo capturaron como prisionero. ‘Umar quería matarlo, pero su tribu le previno. Vivió tras la masacre de Karbala, pero murió seis meses después.

El ultimo, Suwayd Ibn ‘Amr Ibn Abi al-Muta fue y, durante la lucha, cayo sobre su cara. Todos pensaron que estaba muerto, pero de repente cuando escucho que el Imam Husain fue asesinado, se levanto, tomo un pequeño puñal de su cintura, y comenzó a luchar con este. Fue el último de los compañeros del Imam en ser asesinado.

EL HIJO DEL IMAM, ‘ALI AL-AKBAR

Para entonces, no quedaba nadie salvo la familia del Imam. El primero que fue al frente fue ‘Ali al-Akbar. Tenia veintisiete años, nació el 11 de Sha’ban del año 33 de la Hégira (653 Era Cristiana). Era similar al Profeta en sus rasgos y en su hablar. Las mujeres se conmovieron cuando el se ofreció para luchar. Su madre era pariente de Abu Sufyan (el abuelo de Yazid) porque era la hija de Maymunah, la hija de Abu Sufyan.

Por ello, un hombre llamo a ‘Ali al-Akbar y le dijo, “Tienes un parentesco con el príncipe de los creyentes Yazid, y queremos honrar ese parentesco. Si quieres clemencia te la daremos.”

‘Ali al-Akbar respondió, “El parentesco del Mensajero de Dios es más importante que el vuestro,” y ataco a los enemigos mientras recitaba la siguiente poesía:

“Soy ‘Ali hijo del Husain hijo de ‘Ali

Somos más próximos al Profeta que nadie

Ciertamente, Ibn Ziyad no gobierna sobre nosotros

Luchare para proteger a mi padre

La lucha de un Quraishita y Hashimita.”

Cuando el Imam oyó esto, lloro y dijo, ” ‘Umar Ibn Sa’d, no honraste el parentesco con el Profeta. Quiera Dios mandar a alguien para que te mate en la cama.” Luego dijo, “¡Oh, Dios! En verdad, aquel que es igual al Profeta en sus rasgos y conducta, y en su hablar, se ha ido con ellos. Cuando queríamos recordar al Profeta, lo mirábamos a el. ¡Oh Dios! Impide para ellos las bendiciones del mundo, y divídelos y no permitas que nadie este contento con ellos.” Luego recito: “Por cierto que Dios prefirió a Adán, a Noé, a la familia de Abraham y a la de Imran, sobre sus contemporáneos” [18]

‘Ali al-Akbar lucho una vez del lado derecho, luego otra vez del lado izquierdo y mato a ciento veinte jinetes. Volvió a su padre tan sediento, que el Imam lloro y dijo, “Pronto veras a tu abuelo. Te dará un agua que nunca olvidaras.” Puso su lengua en la lengua de su hijo para mostrarle cuan seca estaba, y luego le dio su anillo para que lo ponga en su boca y la humedezca con el.

‘Ali al-Akbar volvió a la lucha hasta matar a ochenta soldados mas.

Mientras tanto, en el campo enemigo, Hurrah Ibn Munqidh dijo, “Voy a matar a ese joven,” y fue tras él. Hirió a ‘Ali en la espalda con una lanza, luego en la cabeza. ‘Ali se reclino sobre el cuello de su caballo, y el caballo siguió avanzando hasta llegar al campo enemigo, y comenzaron a cortarlo en pedazos. El gritaba al padre diciendo, “¡La paz sea para ti y para mi! ¡Oh, padre!” Este es mi abuelo dándome agua y dice que esta aquí esperando por ti.”

El Imam lo alcanzo, disperso a los soldados, puso su mejilla sobre la de su hijo, y dijo, “No hay nada bueno en esta vida después de ti. Esta gente enemiga de Dios es vergonzosa, por humillar a la familia del Profeta. Es difícil para tu padre y tu abuelo que los llamaras y no responderte. Les pides ayuda pero no pueden ayudarte.” El Imam le pidió después a los otros que lleven a ‘Ali al-Akbar a la carpa. Las mujeres lloraban y golpeaban sus pechos.

Luego, ‘Abdullah Ibn Muslim Ibn ‘Aqil ataco al enemigo y mato a tres de ellos. Yazid al-Raqqad lanzo una flecha sobre él. ‘Abdullah trato de detenerla con su mano, pero lo hirió en su frente y no pudo sacarla. Otra flecha atravesó su corazón y murió.

Luego, entre la gente de Abu Talib, todos los hombres que quedaban fueron en un grupo y atacaron al enemigo. Awn Ibn ‘Abdullah Ibn Ja’far al-Tayyar, su hermano Muhammad, ‘Abdul Rahman Ibn ‘Aqil, su hermano Ya’far, Muhammad Ibn Muslim Ibn ‘Aqil, Hasan al-Muthanna, Muhammad Ibn ‘Ali Amir al-Mu’minin, y ‘Abdullah Ibn ‘Aqil todos fueron a luchar.

EL SOBRINO DEL IMAM, QASIM

Luego, Qasim el hijo del Imam Hasan y sobrino del Imam Husain lucho hasta ser asesinado. El estaba por debajo de la edad de la madurez. Tenía sandalias en sus pies y, durante la lucha, una de las tiras de la sandalia se soltó. En plena lucha se detuvo para atarla como si todos esos soldados le dieran importancia.

Durante la lucha Ibn Nafil avanzo para matarlo, pero Hamid Ibn Muslim fue y dijo, “¿Qué quieres con este niño? Déjalo. ¿No ves toda la gente que lo rodea?”

Ibn Nafil le respondió, “¡No! ¡Quiero matar a este joven!” Y fue e hirió a Qasim en su cabeza y lo mato.

Justo después que murió, dijo a gritos, “¡Oh tío!” Y el Imam lo alcanzo como un león furioso. El Imam hirió al asesino y este grito tan fuerte que todo el ejército avanzo para rescatarlo, pero no pudieron, y, en cambio, terminaron atropellando su cuerpo.

Cuando se poso el polvo, vieron al Imam parado a la cabeza del joven, diciendo, “Ay de aquellos que te mataron. En el Día del Juicio ustedes aquellos que te mataron. En el Día del Juicio tu abuelo será su enemigo. Es difícil para tu tío haber sido llamado y no haber podido ayudarte. Es difícil para tu tío responder sin haber podido hacer nada.”

Lo llevaron y lo pusieron con el cuerpo de ‘Ali al-Akbar, y dijo, “¡Oh Dios! No dejes a ninguno de ellos solos y nos los perdones nunca por lo que hicieron. ¡Oh, mi Gente de la Casa! Sean pacientes, Sean pacientes.”

EL HERMANO DEL IMAM, ‘ABBAS

Cuando ‘Abbas vio la situación, reunió a sus hermanos; ‘Abdullah, ‘Uthman, y Ya’far, y todos ellos decidieron luchar antes que el. Luego, cuando ‘Abbas fue a pedir permiso para luchar, el Imam dijo, “En lugar de luchar, ve y trae algo de agua para los niños.”

‘Abbas avanzó hacia las tropas y habló, “¡Oh, ‘Umar Ibn Sa’d! Este es Husain, nieto del Mensajero de Dios. Has asesinado a todos sus seguidores y parientes. Sus niños y mujeres están sedientos. Déjalos tener agua. El esta pidiendo dejar esta tierra para ti e irse a Roma o India.”

Sus palabras afectaron a los soldados y alguno de ellos lloraron.

Shimr respondió, “Si la tierra estuviese llena de agua, no les permitiríamos beber ni una sola gota de ella, a menos que juren obediencia a Yazid.”

Cuando ‘Abbas volvió para contarle a su hermano el Imam, oyó llorar a los niños por el agua. Entonces, tomo su caballo el saco de agua y lo siguieron rodeándolo y lanzándole flechas, pero no le importó. Fue directo al río, cargando la bandera del Profeta durante las guerras (Liwa al-Hamd), que heredó el Imam Husain.

Cuando llegó al río, por estar tan sediento, tomó un puñado para beber, pero luego recordó que el Imam y sus niños estaban aún sedientos, dejó el agua y dijo:

“¡No quiero vivir después de Imam Husain.

Imam Husain y las mujeres y los niños están sedientos,

Y yo no puedo beber mientras ellos tienen sed.

Esto no es lo que mi religión me ordena!”

Llenó el saco de agua y se dirigió al campamento. Cuando el enemigo lo detuvo, mató a muchos de ellos diciendo:

“No me importa morir.

Mi vida es proteger la vida del Imam!”

Zayd Ibn Rutad estaba escondido detrás de una palmera, y de repente salió, lanzando con ímpetu su espada y cortando la mano derecha del ‘Abbas.

‘Abbas dijo:

“¡Si cortas mi mano derecha seguiré luchando protegiendo mi religión y al verdadero Imam, El descendiente del Profeta!”

No le dio importancia a su mano porque quería regresar con el agua para los niños. Otro soldado, Hakim Ibn Tufayl, estaba también escondido, y salió y corto la mano izquierda del ‘Abbas. Luego, lo rodearon, y las flechas alcanzaron el saco de agua y el agua comenzó a perderse. Cuando ‘Abbas se dio cuenta, su corazón se abatió y no podía volver al campamento sin agua.

Una flecha atravesó su pecho, y un soldado lo hirió en su cabeza con un poste de la carpa. ‘Abbas cayó y dijo, “¡La paz sea sobre ti, Oh, Imam, de mi parte!”MarjanaMa

El Imam corrió inmediatamente hacia él y dijo, “¡Ahora mi espalda se quebró y no tengo opción!”

El Imam no llevó el cuerpo con el resto. Lo dejó allí solo y se fue, llorando, limpiando sus lágrimas con sus mangas, y diciendo, “¿No hay alguien que nos ayude? ¿No hay alguien que nos refugie? ¿No hay alguien que tema el Fuego de Dios?”

Sukaynah, su hija, fue hacia él y le preguntó por su tío ‘Abbas. Zaynab fue para llevársela, y todos ellos comenzaron a llorar fuertemente. El único que quedaba era el Imam Husain. Imam Husain miró a su alrededor y no quedaba nadie.

Miró a su familia y a sus niños y dijo, “¿Hay alguien que cuidará a la familia del Profeta? ¿Hay alguien que tema a Dios? ¿Hay alguien que nos ayude?

Los niños y las mujeres lloraban, y se lamentaban en voz alta. ‘Ali al-Sayyad estaba muy enfermo, pero se levantó y tomó su espada para luchar. El Imam dijo luego de reunir a todos sus hijos y familia, “Deben tranquilizarse.”

Cambió sus ropas por las viejas ropas del Profeta, cambió su espada por la del Profeta, y dijo, “Voy a ser asesinado, y no quiero que nadie me quite esta vieja ropa.” Luego, pidió por su bebe. Zaynab lo trajo junto a su madre Rabab. Puso al niño sobre su falda, lo besó, y dijo, “¡Ay del ejército!”

Llevó al bebe con él hacia el ejército, levantó al niño para que todos puedan verlo, y dijo, “Si quieren luchar conmigo, este bebe no cometió ninguna falta para que luchen en su contra. Tómenlo y denle agua.”

La gente del ejército estaba hablando, algunos dijeron si, otros no. ‘Umar se dirigió a su esclavo, Harmalah, y le dijo, “Termina este asunto, ahora!”

Harmalah lanzó una flecha de tres puntas al corazón del bebe, y murió mientras estaba en los brazos de su padre. El Imam agarro algo de la sangre del bebe en el hueco de su mano y la arrojo al cielo, diciendo, “¡Oh, Dios! Eres testigo de lo que han hecho!”

Luego, el Imam bajó de su caballo y cavó una tumba con su espada en el lugar y enterró al bebe.

Luego, el Imam subió a su caballo, cabalgó hacia el enemigo, y dijo, “Yo soy Husain, hijo de ‘Ali. Cualquiera que quiera luchar conmigo, que venga!”

Ibn Yaghuth dijo, “No puedo creer que alguien con tantos parientes y seguidores asesinados se mantenga tan firme en su decisión.”

Cuando el Imam comenzó a dirigirse hacia ellos, el ejército se alejó de él, entonces ‘Umar dijo, “Este es un hombre valiente de los árabes. No pueden luchar contra él de a uno. Rodeadlo por todos lados!”

Cuatrocientas flechas fueron lanzadas hacia el Imam. Se detuvo y dijo, “Oh, Seguidores de Abi Sufyan! Si no creen en ninguna religión, y no temen el Juicio, entonces sean libres en este mundo. (Al menos piensen por ustedes) Vayan y examínense, si son Árabes como dicen.”

Shimr dijo, “¿Qué estás diciendo, Oh, hijo de Fátima?”

El Imam dijo, “Yo lucharé contra ti, las mujeres no han hecho nada malo. No permitas a tu ejército que ataque a las mujeres.”

Shimr accedió, y comenzaron a atacarlo. El Imam luchó contra los cuatrocientos que estaban custodiando el río, y entró al río. Su caballo quería beber del río, y el Imam le dijo al caballo, “Estoy sediento y tu estas sediento, pero no beberé hasta que no bebas tu.”

El caballo miró al Imam, demostrando que entendió. El Imam fue a beber algo de agua, y alguien dijo, “¿Tú bebes mientras tus mujeres son tomadas como esclavas?”

El Imam dejó el agua y cabalgo hasta las carpas. Reunió a todos por última vez y dijo, “Deben ser pacientes, y prepárense para las dificultades futuras. Sepan que Dios los protegerá y los rescatará.

Cuando el Imam quiso cabalgar el caballo, todos se aferraron a el diciéndole algo, y él y Zaynab trataron de consolar a todos. Miró a la pequeña Sukaynah y dijo, “Tienes mucho por llorar…no llores por mi ahora.”

Mientras que el Imam se despedía de su familia, ‘Umar le dijo al ejército, “Aprovechen ahora que él esta ocupado con su familia y atáquenlo. Si el los deja, no podrán vencerlo!”

De repente, comenzaron a volar flechas y las mujeres y niños corrían para cubrirse. El Imam sujetó su espada con sus dedos y fue tras el ejército, matando a cada uno que se ponía en su camino y repitiendo la frase “¡No hay mas ayuda que la de Dios!”

Shimr dijo, “No beberás agua hasta que entres al fuego.”

El Imam dijo, “¡Oh, Dios! Hazlo morir de sed.”

Abu al-Hutuf lanzó una flecha que hirió al Imam en su frente. El Imam se la quitó y la tiró, diciendo, “¡Oh Dios! No dejes ni perdones jamás a ninguno de ellos en esta tierra.” Y dijo con una fuerte voz, “¡Es el peor trato que le están dando a la Gente de Muhammad! Seré asesinado por ustedes, pero Dios se vengará de ustedes!”

Uno de ellos preguntó, “¿Qué clase de venganza crees que tomará Dios?”

El Imam dijo, “Algunos de ustedes matará a otros y el castigo de Dios se derramará sobre ustedes.”

El Imam continuó persiguiéndolos y ellos huyeron hasta que uno catapultó una gran piedra hacia él. La roca hirió su frente y la sangre goteaba en sus ojos. Limpió su sangre, y alguien lanzó una flecha de tres puntas que atravesó su pecho, cerca de su corazón.

El Imam dijo, “¡En el nombre de Dios, y por Dios, y por la religión del Mensajero de Dios!” Y se quitó la flecha de su espalda, que estaba bañada en sangre. Estaba tan débil que no podía caminar. Malik Ibn Nasr fue y maldijo al Imam y lo hirió en la cabeza con una espada. El Imam dijo, “Que tus manos no te alimenten hasta que te unas a los injustos.”

El Imam cayó al suelo y no pudo levantarse. De repente, vio a un niño (Muhammad Ibn Abi Sa’id Ibn ‘Aqil Ibn Abi Talib) que corrió hacia el Imam y se tiró sobre el para protegerlo. El Imam le dijo, “Debes ser paciente. Ve únete a las mujeres. No te quedes aquí.”

Antes de poder irse, una flecha mató al niño.

Se volvió fácil matar al Imam. No tenía a nadie que lo ayude, y perdió mucha sangre; por lo tanto estaba muy débil para levantarse. Pero, Nadie quería comenzar el asesinato del nieto del Profeta de Dios. Lo rodearon, y solo se pararon allí, mirándolo, y el Imam yacía allí.

Zur’a hirió el hombro izquierdo del Imam con su espada. Husain Ibn Numayr lanzó una flecha en su garganta, otro soldado lo hirió en el pecho, y Sinan le atravesó la clavícula, otro en su pecho, y otro en su garganta. Salih Ibn Wahab lo hirió en un costado.

El Imam yacía en el suelo, sangrando y mirando a los soldados. Ellos lo miraban, el Imam les pidió agua y se negaron a darle. Uno de ellos dijo, “¡No tendrás nada de agua hasta que entres al fuego!”

El Imam preguntó, “¿Voy a ir al fuego mientras mi abuelo es el Profeta de Dios, y luego de que le cuente lo que me han hecho?” Alzo sus manos al cielo y dijo, “¡Oh Dios!” Te necesito y te pido ayuda, y confío solo en ti. ¡Oh Dios! Juzga entre nosotros y esta gente que nos había invitado y que luego se volvió en contra y nos asesinó. ¡Oh Dios! Soy paciente en lo que hayas destinado para mi.”

Desde que el Imam cayó de su caballo, el animal no se movió de ahí, y continuaba dando vueltas alrededor del Imam.

‘Umar dijo, “¡Este caballo es uno de los mejores caballos árabes. Debes luchar con el caballo!”

El caballo, por si mismo, mató a cuarenta hombres y diez caballos.

Luego ‘Umar dijo, “¡No lo maten! Dejen que veamos lo que el va a hacer.”

Entonces, lo dejaron solo, y volvió hacia el Imam, olía el cuerpo, y relinchaba muy fuerte, y volvió a las carpas. Cuando las mujeres y los niños vieron el caballo se dieron cuenta que el Imam estaba muriendo. Umm Kulthum, Zaynab y otras gritaban, “¡Ojala el cielo y la tierra no existiesen!”

‘Umar envió a un grupo de su ejercito, y el Imam estaba todavía peleando.

Zaynab llamo a ‘Umar y le dijo, “¿El Imam es asesinado y tu estas mirando?” Y el lloro. Ella dijo, “¿Hay algún musulmán entre ustedes?” Pero nadie le respondió.

‘Umar llamo a su ejercito y dijo, “continúen y terminen con él. Shimr fue hacia el Imam, patio su pierna, se sentó en su pecho, tomo su barba, y lo apuñalo con su espada doce veces. Luego, corto la cabeza del Imam.

Luego de esto, avanzaron los soldados para robar las pertenencias de su cuerpo. Ibn Hayway tomo su camisa. Ibn Marthad llevo su turbante. Ibn Khalid tomo sus zapatos. Ibn Khal llevo su espada. Bajad quería su anillo, pero no pudo sacárselo, entonces corto el dedo del Imam para tenerlo. Qays llevo su abrigo Qatifa. Ja’wunah llevo sus ropas viejas. Rahil llevo su arco. Luego dejaron su cuerpo sin cabeza echado en el desierto.

LA NOCHE DEL DIEZ

Aquella noche, el cielo estaba rojo como la sangre. Esa fue la noche mas dura para la familia del Profeta. En el vacío del desierto, hicieron frente a la oscuridad y soledad de la noche. Durante la noche, pudieron oír una voz inventada que venía de la oscuridad. La persona disfrazada recitaba las siguientes líneas de la poesía:

“¡Oh aquellos que mataron al Imam Husain!

Prepárense para el castigo

Están malditos por cada Profeta y toda religión.

Esta no era la recompensa para el Mensajero de Dios.

Si estuviera vivo ahora, habría llorado.”

También en esa noche, Umm Salamah tuvo un sueño en el que vio al Profeta. El estaba conmovido y había polvo en su cabeza. Cuando Umm Salamah le preguntó porque estaba tan polvoriento, el Profeta respondió, “Mi hijo fue asesinado y estoy cavando una tumba para él.”

Luego, el ejército de ‘Umar marchó hacia las mujeres y los niños y saquearon todo lo que había en las carpas. Después incendiaron las carpas que quedaban. Los soldados lucharon contra las mujeres, pero ellas resistieron, y corrieron en diferentes direcciones.

Los soldados robaron sus trajes, anillos, y aros. Uno de ellos arrancó los aros de Umm Salamah de sus orejas y estas sangraron. Un soldado se acercó a Fátima, hija del Husain, este lloraba mientras le sacaba la pulsera del tobillo.

Ella preguntó, “¿Por qué lloras?”

El respondió, “Porque estoy robando esto de una hija de la familia del Profeta.”

Ella preguntó, “¿Entonces, porque lo estas robando?”

El dijo, “¡Porque si no lo hago, alguien más lo hará!”

Un hombre fue con su lanza y reunió a todas las mujeres. Cuando vio a Fátima, puso sus ojos en ella para arrebatarla para él. Ella corrió en medio de la multitud. Fue tras ella y la hirió con su lanza, dejándola inconsciente. Zaynab la protegió, ahuyentó al soldado, y luego tomo a Fátima sobre su falda hasta que se levantó.

Había una mujer con Bakú Ibn Wa’il en el ejército de ‘Umar. Cuando vio lo que estaba pasando con las mujeres, ella gritó, “¿Los hijos del Mensajero de Dios en esta situación? ¿Cuál es vuestra respuesta al Profeta de Dios? ¡No hay Ley salvo la de Dios. Debemos tomar venganza por el Profeta de Dios!”

Su esposo la buscó y la apartó.

Ellos capturaron a ‘Ali al-Sajjad, hijo del Imam Husain, mientras yacía en la cama imposibilitado de moverse. Algunos de ellos dijeron, “Mátenlo. No dejen a ninguno de ellos vivos.”

Otros dijeron, “No, esperen a que escuchemos las ordenes de ‘Umar.”

Shimr sacó su espada y se preparo para matarlo.

Hamid Ibn Muslim le dijo, “¡Qué vergüenza de ti! ¡Matar a un joven!”

Shimr dijo, “Ibn Ziyad me ordenó matar a todos los hijos del Husain.”

Hamid envió a un mensajero para preguntarle a ‘Umar si era cierto, y ‘Umar lo negó. Zaynab puso su cuerpo en ‘Ali y dijo, “¡No lo podrán matar sin matarme antes a mi!”

‘Umar fue a controlar los resultados y vio a las mujeres y el campo de batalla. Cuando las mujeres lo vieron comenzaron a gritar en su cara y a maldecidlo. El ejército quería dañarlas pero el se negó. Les ordenó que se refrenen, y asignó un grupo para custodiarlas.

Este reunió a su ejército y les pidió, “¿Quién desea ir con su caballo y pisar el pecho del Husain?”

Diez de ellos respondieron, y comenzaron a pisar los cuerpos del Imam y de sus compañeros.

‘Umar ordenó que corten las cabezas, y todas fueron cortadas. Y las distribuyó entre los jefes de diferentes tribus.

La tribu de Hurr salvó su cabeza de que la corten, y llevó su cuerpo lejos del campo de batalla antes que el ejército pisara con sus caballos su cuerpo.

Luego ‘Umar envió la cabeza del Imam Husain con Khuwali Ibn Yazid y Hamid Ibn Muslim; y el resto de las cabezas fueron enviadas con Shimr. Khuwali tomo la cabeza y la escondió en Kufa lejos de su esposa porque este sabía que ella era una seguidora. Cuando ella escuchó a las mujeres llorar por el Imam, se dio cuenta que era la cabeza del Imam Husain y nunca más se puso perfume.

En la mañana este llevó la cabeza a Ibn Ziyad, y recitó este poema,

“¡Oh gobernador! Debes llenar mis sacos de oro o plata!

He asesinado al maestro más honorable.

Aquel cuya genealogía es la mejor

Y tuvo al mejor padre y a la mejor madre.”

Ibn Ziyad dijo, “¿Si sabías que era así, porque lo mataste? ¡Por Dios, No te daré nada!”

‘Umar se quedo en Karbala con el resto de su ejército y las mujeres hasta el mediodía del día once. Este reunió a todos sus muertos, los enterró, y les rezó. Dejó el cuerpo del Imam y de sus seguidores sin enterrar.

Después del mediodía se fue hacia Kufa llevando a todas las mujeres y niños. Eran veinte mujeres en total.

‘Ali al-Sajjad tenía veintitrés años. Estaba en un camello sin silla de montar. Su hijo, Imam Muhammad al Baqir, tenía dos años. Las mujeres pidieron al ejército poder ver los cuerpos muertos en el camino. El ejército acepto y los llevó. Cuando vieron la escena cayeron sobre los cuerpos, cada una besó y lloró los cuerpos.

De repente, Zaynab gritó, “¡Oh Muhammad! Este es Husain, empedrado por las catapultas mezcladas con sangre y arena! ¡Su cuerpo en pedazos! ¡Oh Muhammad! ¡Tus hijos son llevados cautivos y tu descendencia es asesinada!”

Luego, puso su mano bajo el cuerpo del Imam Husain, y dijo, “¡Oh Dios! Acepta este sacrificio de nosotros!”

Cuando el ejército vio esto, lloraron. Sukaynah se tiro sobre el cuerpo de su padre y oyó a alguien decir:

“¡Oh mis seguidores! Siempre que beban agua, recuérdenme.

Y siempre que escuchen sobre un mártir, lloren por mi.”

Repentinamente, Zaynab miró a ‘Ali, el único hombre sobreviviente. Lo miró debilitada y a punto de desvanecer. Fue hacia el y dijo, “Oh recuerdo de mi abuelo, mi padre, y mis hermanos! Este es el pacto de Dios con tu abuelo y tu padre. Los tiranos de esta tierra no entienden esto. Por cierto que los seguidores de la Casa del Profeta vendrán y honrarán estos cuerpos decapitados, y los miembros que fueron cortados, y levantarán una bandera en esta tierra, una bandera que nunca será bajada. Los tiranos trabajan día y noche para erradicar su nombre, pero lo que hagan solo hace aumentar el respeto por su nombre.”

Las mujeres y los niños no querían dejar los cuerpos. Finalmente, Zajr Ibn Qays fue y los azotó con latigazos, y fueron forzados a partir …

[14] El Sagrado Corán. Sura al-Kahf. La Caverna 18:51
[15] El Sagrado Corán; Sura Al-Imran 3:180
[16] El Sagrado Corán; Sura al-Ahzab, Los confederados 33:23
[17] El Sagrado Corán; Sura al Ahzab, Los Confederados 33:23
[18] El Sagrado Corán; Sura Al-Imran 3:33

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