5:14 pm - miércoles abril 20, 2033

Lo que sucedió en Saghifeh

Los Ansars, luego de la muerte del Profeta, decidieron organizar un encuentro en un lugar denominado “Saghifeh Bani Saedeh” para elegir y nombrar su califa. Pero los inmigrantes (Abubakr, Omar y Abu Obeydeh Jarrah eran sus líderes) pronto se enteraron de esta reunión y vinieron para hablar y negociar con los Ansars.

Los inmigrantes trataban desesperadamente de robar el Liderazgo de los Ansars, y detentar ellos mismos el poder. Entonces para persuadir a la otra parte, hablaron con ellos de distintos temas.
Finalmente, decidieron nombrar a Abubakr, como el legítimo califa. En el medio de todo esto, llegó un hombre, que viendo que no tenía más elección que unirse a Abubakr, le dijo: “Es como el día de Adán…” (Esto es que como Satán fue forzado a adorar a Adán y repentinamente, se negó a hacerlo, lo mismo se fue repitiendo allí y entonces, y por eso toda la raza humana fue expulsada del Paraíso…) Ahora fuera de Saghifeh, Ali estaba ocupado en el funeral del Profeta. De repente Salmane Farsi vino y le contó acerca de la reunión de alguno de los inmigrantes con los Ansars y del liderazgo de Abubakr, Ali luego de haber terminado todos los preparativos necesarios para el santo funeral, se detuvo para realizar sus oraciones en frente del cuerpo santificado de nuestro Profeta. Mucha gente vino a presentar sus respetos al Mensajero de Dios por última vez y para realizar la plegaria de los muertos ante su cuerpo santificado y para decirle adiós…
Luego, Ali no se demoró con los dolientes que se habían reunido a demostrar su lealtad con él. Pero, desafortunadamente, la mayoría de los musulmanes habían prestado juramento a Abubakr.
Más tarde cuando vieron a Fátima, solían decirle con displicencia y malhumor: “Hubiéramos preferido prestarle juramento a tu esposo antes que a Abubakr….”
Pero Abubakr fue el primero en pedirnos lealtad hacia él…”
Y Fátima les respondió: “Lo que ustedes quieren decir es ¿que mi esposo debió haber dejado el santificado cuerpo de mi respetuoso y amado padre como yacía en el suelo, sin ser tocado, y que él debía haber ido rápidamente hasta ustedes para pedirles lealtad…? ¿¡Ustedes me quieren decir que él debió haber dejado a mi amado padre, sin el beneficio de prepararle un funeral digno!? Es lo que ustedes quieren decirme qué debió hacer. ¿¡Piensan en el liderazgo y comienzan una disputa por este asunto terrenal en lugar de llorar a mi padre!? Muy bien… ¡Quiera Dios recordar vuestras acciones y tomar medidas por vuestros actos!”

Luego de un tiempo, el responsable de esa conspiración decidió hacer juramento de lealtad a Alí, para de ese modo fortalecer sus frágiles pero poderosas nuevas posiciones.
Pero Alí, simulando que estaba juntando todas las suras del Sagrado Corán replicó: “He jurado solemnemente que hasta que no haya juntado todas las suras del Santo Corán y hasta que no las haya visto bien, no volver a mi casa y no ponerme mi aba (manto) sobre los hombros…” de este modo se rehusó firmemente a jurar lealtad a ellos. Desgraciadamente, los enemigos tenían planes para el caso en que Ali se negara a unirse a ellos.
Ghanfaz y algunos de su pandilla vinieron frente a la casa de Ali para llevárselo por la fuerza a la mezquita, para que jure lealtad al nuevo califa. Pero se enfrentaron con que Fátima se rehusaba a abrir la puerta. A una señal de Omar Ibn’l Khatab, odioso sirviente de estos hombres, bajo el liderazgo de Ghanfaz, prendieron fuego  a la puerta de entrada. Entonces patearon la quemada puerta de entrada… ¿Y qué pasó? La puerta se abrió sin problemas y la clavija de la puerta se encontró con los frágiles capullos de las flores de Fátima y dañó profundamente las hermosas flores de la casa de Muhammad…
De repente el enemigo ingreso a la casa, son una mano en la espada y la otra en el látigo… Viendo esto Fátima lloró a viva voz: “¡Oh padre! ¡Mensajero de Dios!” Los enemigos sacaron sus espadas y con el ancho de las mismas la empujaron fuertemente contra la pared, tan violentamente, que las costillas de esta dulce amada señora, se rompieron y le provocaron un aborto…El no nacido podría haber sido un niño llamado Moceen, aunque no aún no había nacido… Fátima Zahra estaba tan lastimada que estaba caída en el suelo y comenzó a sollozar  y a llamar a su criada: ¡Oh Fezzeh! Ayúdame…Juro a Dios que tengo un aborto…”  Ellos pusieron una soga alrededor del cuello de Alí, para llevarlo por la fuerza a la mezquita. Fátima se incorporó de modo de poder tomarse de las ropas de Ali y hacer que se quede. Pero el odioso Ghanfaz, viendo esto, azotó el brazo de Fátima con su látigo de manera tan violenta que su brazo se hinchó inmediatamente…

De camino a la mezquita, un hombre judío, al ver a Hazrate Alí, lo saludó respetuosamente y repentinamente comenzó a decir las oraciones adecuadas (La Shahadateyn) para convertirse en musulmán.
Alguien le preguntó: “¿Qué te hizo creer acerca de la verdad del Islam?”. Él respondió prestamente: “Fue la inocencia que percibí en la humanidad de Hazrate Alí…”
Llevaron a Hazrate Alí a la mezquita y le dijeron: “Si no juras lealtad al nuevo califa, ¡sin dudas te decapitaremos!”
Hazrate Ali les respondió: “Si lo hacen, no solamente habrán asesinado a un siervo de Dios, sino también al hermano del Profeta…”
Fátima, luego de haber recibido tan terrible golpe por parte del enemigo, cayó al suelo y perdió la conciencia por un momento. Luego de un tiempo, abrió los ojos y dijo: “¡Fezzeh! ¿Dónde está mi señor Alí?”
Su sirviente le respondió tristemente. “¡Oh mi señora! ¡Lo llevaron a la mezquita!” Fátima tomó de las manos a sus pequeños hijos Hassan y Hussein,  entraron a la mezquita y entonces allí hizo un pequeño discurso.

Les dijo: “¡Dejen a mi primo y marido! De otro modo descubriré mi cabello para mostrar mi total desesperación y pesadumbre en este mismo lugar… ¡Me he puesto en la cabeza, la misma ropa que el Profeta solía usar e iré a la tumba de mi padre y allí me quejaré de todos ustedes!”
Las feroces palabras de Fátima, con la negativa de Hazrate Alí a jurar lealtad y el arribo de fieles amigos del Mensajero de Dios en aquel momento, hicieron retroceder a los enemigos y dejar que Hazrate Alí siguiera su camino… Por lo que está escrito oficialmente, esto sucedió exactamente seis días después de la muerte del Profeta…

Farideh Mahadavi-Damghani

Agosto de 2001
[ de Editorial Tir]

 

 

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