Yokheved, la madre de Moisés, un ejemplo de Muslimaat

Yokheved, la madre de Moisés, es el ejemplo de Muslimaat (mujer que se entrega a las órdenes de Allah). Ella fue tan fiel a Dios que consintió su orden y puso a su querido bebé en una caja de madera y la echó en el río Nilo.

Yokheved fue una descendiente del Profeta Jacob (Israel). Sus antepasados habían sido habitantes de Egipto de la época del Profeta José y comprendían una población considerable en ese país.

Yokheved tuvo tres hijos: una niña llamada María y dos hijos llamados Moisés y Aarón. Los partidarios del Faraón le habían notificado que un hombre Israelita se levantaría para derrocarlo. Ellos además le habían advertido que el hombre Israelita pondría fin a su vida y que la aniquilación del Faraón por él sería inevitable.

Para escapar a ese destino terrible, el Faraón había ordenado a sus oficiales que mataran a los recién nacidos masculinos de origen israelita y no dejaran ni un bebé masculino vivo.

Desde ese día los hombres del Faraón observaron estrictamente a las familias Israelitas, que eran consideradas los monoteístas de su tiempo. Tan pronto como nacía un niño, inmediatamente lo mataban.

Bajo esta horrible circunstancia, Yokheved quedó embarazada con Moisés; sin embargo, puesto que Allah Todopoderoso había querido designar a su bebé más tarde en la posición de la profecía para que él guiara a los israelitas, nadie llegó a ser informado de su embarazo hasta último minuto. Cuando se acercaba el momento de su parto, estuvo involucrada en una preocupación grave; pero su fe en Dios la calmó y la hizo suplicar al Todopoderoso para salvar la vida de su amado hijo.

Cuando ella dio a luz a su hijo, se preguntó qué pasaría con él si los enviados del Faraón fueran informados del caso. En ese momento crítico, Dios Todopoderoso envió su revelación:

“E inspiramos a la madre de Moisés: ¡Amamántale, y si temes por él échale en el mar, y no temas ni te aflijas porque te lo devolveremos y le nombraremos uno de los Apóstoles!”

[Sura al-Qasas, versículo 7]

Este mandamiento divino arroja un rayo de luz en el corazón de la madre de Moisés y la hizo tener esperanzas en la gracia de Allah que Él protegerá a su bebé. Por lo tanto, ella puso a su pequeño hijo en una caja de madera y lo arrojó en el río Nilo por temor de que los enviados del Faraón aparecieran y lo mataran. Ella había fijado su esperanza en la gracia de Allah. La historia en detalle es la siguiente:

Cuando Moisés nació, sus ojos brillaban de una manera que sorprendió la partera y su corazón se llenó de amor por ese pequeño bebé. Le dijo a Yokheved: tenía la intención de informar el nacimiento de su bebé a los hombres del Faraón, pero ahora siento un fuerte amor por este bebé profundo en mi corazón y deseo que esté alejado del más mínimo daño. Cuida de él y no dejes que la gente del Faraón este advertida de este asunto. Supongo que este es el mismo niño prometido que deberá demoler al Faraón y su sistema de gobierno.

Cuando la partera salió de la casa, algunos de los espías la vieron salir y decidieron entrar en la casa donde nació Moisés. La hermana de Moisés le notificó  inmediatamente a su madre, lo que la perturbó gravemente. Su ansiedad fue en cierta medida lo que le impidió tomar una decisión racional en ese momento crítico; por lo tanto, en su apuro, ella envolvió a su bebé en un trozo de tela y lo arrojó en el horno ardiente de su casa. Los espías corrieron hacia la casa y comenzaron su búsqueda, pero no encontraron más que el fuego ardiente dentro del horno. Le preguntaron a    Yokheved, «¿qué estaba haciendo esta partera aquí?» «Ella es mi amiga y viene aquí de vez en cuando a verme», respondió Yokheved. Los espías se frustraron y salieron de la casa. En el momento que salieron de la casa, Moisés comenzó a llorar, impulsando a su madre a correr hacia el fuego ardiente. Quedó muy sorprendida al ver a su bebé siendo rescatado milagrosamente. A través de un milagro, Allah Todopoderoso había salvado a Moisés de quemarse. El fuego se había convertido en un medio ambiente sano y salvo para el pequeño Moisés! Pero la situación era peligrosa y era probable que el llanto del bebé captara la atención de los espías.

En ese momento, una inspiración divina iluminó el corazón de Yokheved; una inspiración que le ordenó hacer un trabajo aparentemente peligroso. Sin embargo, al mismo tiempo Yokheved experimentó una sensación de tranquilidad. Era una misión divina para ser realizada, y decidió poner el mandamiento divino en práctica y enviar a su pequeño hijo hasta el río Nilo.

Para ello, Yokheved fue a un carpintero y le pidió que construya una caja de madera para ella. Habiendo adivinado la historia, el carpintero decidió notificar a los verdugos del Faraón. Pero tan pronto como llegó al lugar, un extraño sentimiento de temor que ató su lengua rodeó su espíritu. Trató de transmitir su mensaje dando consejos, pero los hombres del Faraón pensaban que él les estaba ridiculizando. Cada vez que iba hacia ellos, se repetía el misterioso evento; hasta que el carpintero llegó a la conclusión que había un secreto divino en esa extraña historia. Así que renunció a denunciarlo, hizo la caja de madera y la entregó a Yokheved.

Temprano en la mañana, Yokheved tomó a Moisés y la caja hasta la orilla del Nilo, dejó a su pequeño bebé que beba bastante leche, lo puso dentro de la caja y lo envió hacia el río. La caja se puso en movimiento en el agua y fue conducida por las olas. Contemplando la escena, de repente Yokheved sintió que su corazón había sido separado y alejado de ella. Si la divina misericordia no hubiera calmado su espíritu tempestuoso, tal vez habría gritado y divulgado su sentimiento secreto.

“La madre de Moisés quedó desolada y estuvo a punto de revelar lo ocurrido, si no fuera porque fortalecimos su corazón para tuviera fe.”

[Sura al-Qasas, versículo 10]

Dios Misericordioso, que había puesto una tarea tan difícil en sus hombros, puso firmeza en su corazón, para que ella no perdiera su fe en Él y sepa que el destino de su pequeño bebé estaba en las manos del Todopoderoso. Dios volvería su hijo a ella – como había prometido – y lo nombraría como Su gran Profeta en la tierra.

Tan pronto como Moisés fue enviado al río, la madre le pidió a su inteligente hija que siga la caja:

“Dijo a su hermana: ¡Síguele! Y le observaba de lejos, a hurtadillas”

[Sura al-Qasas, versículo 11]

Como está relatado en el Sagrado Corán, la hermana de Moisés, María, fue detrás de la caja y vio que finalmente fue atrapada por los hombres del Faraón.

El Faraón se puso muy furioso al ver a ese pequeño bebé; sin embargo, su esposa (Asia) sintió un profundo amor dentro  de su corazón por ese bebé. Ella le dijo a su marido, «este bebé tiene más de un año de edad. Tú ordenaste la matanza de los bebés sólo del año en curso. Así que deja que este bebé siga vivo; tal vez podamos adoptarlo como un hijo amado o tal vez él nos beneficie».

Y la Mujer del Faraón dijo: «Será un motivo de alegría para mí y para ti. No le matéis, puede que nos sea útil o que lo adoptemos como hijo.” Pero ellos no eran conscientes.  [Sura al-Qasas, versículo 9]

Por otra parte, la hermana de Moisés pudo entrar en el Palacio con su buen juicio y valentía justo cuando los enviados del Faraón estaban buscando una niñera para amamantar al bebé. Cortésmente sugirió, «me dejan presentarles una familia para criar al bebé?»

…Y (su hermana) dijo: «Queréis que os muestre una familia que se haga cargo de él para vosotros y lo cuide?»…

[Sura al-Qasas, versículo 12]

Moisés rechazaba el pecho de todas las mujeres; debido a la prohibición divina que le prohibió aceptarlos.

“Nosotros impedimos antes que aceptase ninguna nodriza…”

[Sura al-Qasas, versículo 12]

Finalmente, por la gracia de Dios Todopoderoso, el niño fue devuelto a su madre con la guía de María. Al oler la fragancia de su madre, Moisés se sujetó a su pecho y descansó en sus brazos.

Se narra que el Faraón convocó a Yokheved y le preguntó: «por qué el bebé accedió a tomar de tu pecho?» Ella respondió: «Porque mi cuerpo es fragante y mi leche es sabrosa. Por eso cualquier bebé aceptaría mi pecho.» El Faraón se convenció con la respuesta y ya no siguió con el asunto. Y de esta manera, se cumplió la promesa divina:

“Así le devolvimos a su madre, para que ella se alegrase y no estuviese triste y para que supiese que la promesa de Dios es verdadera. Pero la mayoría de ellos no tiene conocimiento.”  [Sura al-Qasas, versículo 13]

Ahora imaginen qué clase de mujer fue Yokheved para ella obedecer la orden del Todopoderoso y depositar a su hijo en una caja y enviarlo por el río. Ella fue una Dama lo suficientemente decente para recibir la revelación divina y fue tan excepcional que crió un niño en su regazo, que más tarde se transformó en Kalimullah (Interlocutor de Allah).

Todos estos méritos y virtudes fueron  producto de su perfecta fe en Allah y su obediencia completa a los mandatos divinos. Así  mereció recibir la gracia divina y ser un ejemplo brillante de la sumisión a las instrucciones de Allah.

Fuente: rafed.net

Link:

http://en.rafed.net/index.php?option=com_content&view=article&id=835:-yokheved-moses-mother-an-example-of-muslimaat-&catid=145:holy-women&Itemid=997

 

Traducción: LAILA HAKIM para UMMA

 

Filed in: Grandes Mujeres

No comments yet.

Deja un comentario

Debes iniciar sesion para dejar un comentario.