El Martirio de Hazrat Fátima Zahra (SA)

Por el Dr. Yasin T. al- Jibouri

En la p. 218, Vol. 2, del Tarik de al- Tabari , dice Al-Tabarí:

Alí la enterró durante la noche y Abu Baker no llamó al atan (el anuncio de su fallecimiento).

Fátima no sobrevivió más de setenta y cinco días a la muerte de su padre. Dio su último suspiro el 14 de Yamadi al Ula del año 11 D.H.

Antes de fallecer, dijo a su esposo, el Imam Alí (as), su última voluntad:

1-Alí, tú mismo deberás llevar a cabo los rituales de mi funeral.

2-A aquellos que me han disgustado no debe permitírseles asistir al mismo.

3-Mi cadáver debe ser llevado a la tumba durante la noche.

De este modo, y conforme a su voluntad, el Imam llevó a cabo los ritos funerarios y, acompañado exclusivamente de sus familiares e hijos, la trasladó a Yannatul Baqi’, lugar donde se la dejó a fin de que descansara y se cumpliera con su pedido.

Habiéndola enterrado en la oscuridad de la noche, el Comandante de los creyentes, el Imam Alí (as), compuso los siguientes versos:

¿Por qué me detuve frente a los sepulcros a fin de saludarla y ella no respondió?

¡Oh, amada! ¿Por qué no respondiste?

¿Has olvidado la amistad que existe entre los amantes?

Dijo la amada:

¿Cómo podría responderte cuando soy prisionera del suelo y las piedras?

La tierra ha devorado mi belleza, es por ello que me olvidé de ti.

Y ahora estoy alejada de la familia y mis iguales.

Entonces, te entrego paz, ahora los lazos se cortan, así como los lazos con los amados.

En la página 136 de Dalaa’il al-Imamah se narra que quienes asistieron al entierro de Fátima en la oscuridad de la noche, fueron su esposo Alí (as), sus hijos al-Hasan y al-Husain, sus hijas Zainab y Umm Kulzum, su doncella Fidda y Asmaa (hija de los Omeyas).

El autor, según cita en la p. 92, Vol. 10 de la recientemente publicada edición de Bihar al-Anwar, agrega lo siguiente:

La mañana de la víspera en la que Fátima fue enterrada, se hallaron cuarenta nuevas tumbas en el Baqi’. Cuando los musulmanes supieron de su deceso, se dirigieron hacia allí y, cuando notaron que había cuarenta tumbas recién hechas, se confundieron y no pudieron identificar la tumba de Fátima del resto. La gente reclamó y comenzaron a culparse unos a otros. Dijeron: Vuestro Profeta solo dejó una hija entre vosotros. Murió y fue enterrada sin que vosotros asistierais a su partida ni llevarais a cabo las oraciones debidas por su alma, y tampoco siquiera conocéis su sepulcro.

Aquellos con autoridad de entre ellos, dijeron: Traed de entre las musulmanas aquellas que se enterrarían en estas tumbas, hasta poder encontrarla, poder realizar las oraciones por ella y visitarla.

El suceso llegó a oídos del Comandante de los Creyentes, las bendiciones de Dios sean con él, y éste salió enojado, con los ojos enrojecidos, las venas marcadas y vistiendo de amarillo (color que solía usar cuando había inconvenientes), apoyándose sobre su espada -Dhul Fiqar-, dirigiéndose hacia al Baqi’.

Alguien advirtió: Aquí está Alí ibn Abi Talib, como podréis ver, ha venido jurando por Allah que, si alguien se atreve a mover una sola piedra de estas tumbas, no quedará con vida.  Luego, se encontró con Omar ibn al-Jattab y algunos de sus compañeros, quien le dijo: ¿Qué te sucede padre de al-Hasan? ¡Por Allah! Encontraremos su tumba y realizaremos las oraciones correspondientes. Alí tomó a Omar por sus ropas, lo zarandeó y le dijo: ¡Omar! Con respecto a mi derecho (a suceder al Profeta como califa) lo he dejado por temor a que la gente se vuelva contra la religión. Y en cuanto a la tumba de Fátima, juro por Aquel que tiene la vida de Alí en Sus manos, que, si tú o tus compañeros hicieran esto, haré que la tierra beba de vuestra sangre, de la de todos vosotros. Así que, si no deseáis esto oh, ¡Omar!, permaneced alejados de ella.

Abu Baker se le acercó y le dijo: ¡Oh, padre de al-Hasan! Por el derecho del Mensajero de Allah y por el derecho de Aquél (que está) en el ‘Arsh (Trono), déjalo, que no haremos nada que te disguste. Alí dejó a Omar, la gente se dispersó y no volvió a realizar intento alguno.

Este incidente demuestra al lector de qué manera Abu Baker había sido bendecido con un grado mayor de sabiduría que Omar.

A continuación, exponemos unas líneas escritas por el poeta cristiano Abdul Masih al-Antiuki (oriundo de la ciudad de Antioquía),  en el cual alaba a Fátima az-Zahrá (as), para aquellos que concuerdan con nuestros puntos de vista (religiosos) y para aquellos que no han testimoniado la distinción de Fátima:

“Ella es la Señora de las mujeres de la Humanidad;

Desde las primeras generaciones hasta la última;

De entre las mujeres, por su nacimiento, es única;

Ninguna otra hija de Eva se acerca a su honor;

en la que en su frente brillan rayos de sol,

Y donde se detenga el brillo reluce;

Par de los honorables, única en sus proezas

Y en su suprema dignidad no tiene igual;

Los árabes buscan, para casar a sus hijas, hombres adecuados;

Es una tradición que se niegan a olvidar;

A un matrimonio con alguien no apto, es un hecho que ven

Para avergonzar.

¿Quién puede estar, a la par en linaje, con la hija del Elegido?

¿Quién, de entre todos los árabes, tendrá el honor de ser escogido?

¿Quién podrá yerno de Taha ser?

Es un enlace matrimonial que da felicidad a quien lo ha obtenido.

¿Alguien más que Alí, amado por el Elegido?

Aceptó la guía desde que lo convocara el Mensajero;

Próximo al Bendecido (Muhammad), de entre los quraishitas, el mejor;

Porque el Todopoderoso creó sus almas,

Y él, (Alí), es el héroe de gran fama al cual las batallas

Elevaron.

Por Dr. Yassin T. Al Yiburi, pág. 218, Vol. 2 del “Tarik”, de Al-Tabarí.

Traducido por Fabiana Ríos para UMMA, de:

http://www.imamreza.net/eng/imamreza.php?id=9734

Arreglos: Karina Husain

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