5:13 pm - viernes abril 19, 5512

Testamento del Imam Ali a.s. antes de morir (luego de que Ibn Mulyam le produzca una herida letal con su sable).

Carta número 47

Cuando Abdul Rahman Ibn Mulyam le produjo una herida letal a Hazrat ‘Ali (P) durante la oración de la mañana en la Mezquita de Kufa, Hazrat ‘Ali (P) aconsejó a su hijo el Imam Husein (P) y a su otro hijo el Imam Hasan (P) con las siguientes palabras:

Les aconsejo temer a Dios. No se dejen ganar por este mundo vicioso aunque a menudo puede que busque tentarlos excesivamente. No se aflijan a desfallezcan debido a las cosas por las que este mundo les rechaza.

Permitan que el Eterno Premio y las Bendiciones de Dios sean los factores impulsores de todo lo que ustedes dicen y hacen. Sean enemigos de los tiranos y opresores y amigos y ayuda de quienes estén oprimidos y tiranizados.

A ustedes, mis otros hijos, mis parientes y todos los que siguen este deseo mío, le aconsejo que teman a Dios, sean piadosos, de buena fe y honestos con los de más y desarrollen mutuas relaciones de amistad, porque he escuchado a vuestro abuelo en Santo Profeta (PBd) decir que: “Eliminar la mutua amistad, los malos sentimientos y el odio, es mejor que rezar a hacer abstinencia”.

Teman a Dios cuando se plantea la cuestión de los huérfanos y desheredados. Nunca deberían dejarlos morir de hambre. Mientras ustedes estén presentes no debieran ser olvidados. El Santo Profeta (PBd) siempre nos advirtió, aconsejó y previno sobre esta responsabilidad. Y tanto, que a menudo nosotros consideramos que el Mensajero de Dios (PBd) podría asignarles una parte de nuestra herencia en la próxima ocasión.

Teman a Dios por respeto al Santo Corán, no sea que otros les aventajen y superen en seguir sus pasos y actuar de acuerdo a sus órdenes. Teman a Dios en lo relativo a las oraciones, porque ellos son el pilar de vuestra Fe. Teman a Dios en lo que se refi ere a Su Santa Casa -La Meca- no permitan que quede desamparada porque si ocurre eso, ustedes -los musulmanes estarán perdidos.

No olviden a Dios, luchen por Su Causa con vuestra palabra, riqueza y vidas. Desarrollen mutuos lazos de amistad, familiaridad, amor y ayuda. Cuídense, no se desprecien ni separen uno del otro, no se traten mal ni antipáticamente. No dejen de aconsejar a la gente para que sea buena y se abstenga del mal. Porque si no, la gente viciosa y pecadora gobernará por ustedes. Si de buena gana permiten que tales personas sean sus gobernantes, entonces sus ruegos no serán escuchados por ustedes.

¡Oh descendientes del Abdul Muttalib! No permitan ninguna venganza o represalia por el atentado perpetrado en contra mía. No anden dando vueltas con la espada desenvainada y el lema “Amir-ul-Muminín ha sido asesinado” y no comiencen una masacre con mis oponentes y enemigos.

Cuiden que solamente un hombre -quién atentó contra mí- sea ejecutado como castigo por el crimen cometido y que nadie más sea molestado, perjudicado o tratado injustamente. El castigo para el hombre que cometió el crimen deberá tener lugar solamente después que muera por la herida que él me produjo. Este castigo se deberá ejecutar solamente por medio de un golpe de espada. No deberá ser torturado. Sus manos y pies no deberán ser cortados, porque he escuchado decir al Santo profeta (PBd):

“No cortes las manos y pies de nadie, ni siquiera un pedacito”

Carta número 23

Hazrat ‘Ali (P) dio las siguientes instrucciones a su familia poco antes de su muerte:

Mi consejo a ustedes es que no consideren a nadie como copartícipe del Señor Todopoderoso. Sean firmes en su creencia de que hay UNO y solamente un Dios. No desperdicien la educación que les dio el Santo Profeta (PBd) y no renuncien o destruyan sus tradiciones. Conserven estos dos pilares del Islam: La Unicidad de Dios y las enseñanzas de las tradiciones del Santo Profeta (PBd)

Si ustedes obran de acuerdo a mis consejos, no serán acusados de dañar o de destruir la religión. Hasta ayer yo fui vuestro Emir. Hoy soy solamente un sujeto de quien pueden aprender una lección y tomar una advertencia.

Mañana partiré de entre ustedes. Si sobrevivo a esta herida fatal, estaré en libertad de decidir cómo tratar al hombre que intentó asesinarme. Si muero, entonces mi vida terrenal llegó a su fin. Si perdono a mi asesino, será para obtener el favor de Dios por haber perdonado a una persona que ha obrado mal, y será una buena acción si ustedes también lo perdonan.

¿No desean ustedes ser perdonados por el Señor?

Juro por Dios que la muerte no me llega repentina e inesperadamente, lo que odio o aborrezco, no es una visitante a la que rechace encontrar.

Hasta donde la muerte concierne al martirio, siempre la esperé y deseé, y ahora la recibo como una persona sedienta que encontró agua al encontrarse extremadamente sedienta. Soy un explorador que encuentra en el martirio lo que estaba buscando. Para la gente piadosa lo mejor es lo que encuentra con Dios.

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