La herencia en el Islam

Por Lic. Masuma Assad de Paz
Presidenta de UMMA

 

El tema de la herencia es uno de los flancos por los que se ataca al Islam y en especial para mostrar la imagen de sometimiento de la mujer y su baja posición en la sociedad.

Es nuestra intención echar luz en este tema dando a conocer los argumentos desde sus fuentes, basándonos en especial en las aleyas del Corán y la sharía (jurisprudencia islámica).

Creemos que esto es importante pues el Islam en Occidente se lo conoce poco y lo que se difunde de él, proveniente de fuentes no islámica es muy negativo. A fin de desmitificar esta imagen y a fin de entender y conocer más profundamente el propio Islam desde sus fuentes y, lejos de querer hacer algún juicio de valor, lo que intento al escribir este artículo es que los no musulmanes hispano parlantes tengan acceso a una lectura más profunda transmitida por interlocutores conocedores tanto de Occidente y sus principios como de los principios islámicos. Por otro lado, es importante tener en cuenta que no podemos entender el Islam y sus principios partiendo desde los principios seculares y occidentales.

Es preciso conocer la propuesta del Dios, Creador del Universo, para el ser humano y aplicar su mensaje para el desarrollo de una sociedad sana.

Muchas preguntas surgen desde Occidente, las cuales parten desde la concepción propia de las leyes seculares y de igualdad de derechos y responsabilidades del hombre y la mujer. En el Islam esto no es así, y si bien ante Dios todos somos iguales, en función de nuestras diferencias físicas y psíquicas es que nuestros derechos y obligaciones son proporcionales a nuestra constitución, sin que ello implique una superioridad o inferioridad del uno con el otro.

Algunas de las preguntas que se nos plantean son:

¿Acaso las leyes del Corán y la sharía que son aplicadas en la República Islámica de Irán, que establecen la doble proporción de herencia para el hombre es algo justo? ¿Acaso no es injusto y no supone una negación de la herencia de la mujer?

En principio, con respecto a las leyes sobre la herencia que en el país han sido escritas de acuerdo a las enseñanzas islámicas queremos señalar los siguientes puntos:
De acuerdo con la ley civil, respecto a la herencia que concierne a los distintos estamentos de los herederos, se advierten diferencias y semejanzas.
En algunos casos la mujer hereda más que el hombre, como en el caso que muera una persona y tenga una hija y un padre. En este caso, la hija del difunto hereda la mitad de sus bienes mientras que el padre un sexto de la herencia (Artículo 908 C.C.). Además de ello, si la mujer es más cercana en parentesco al difunto que el hombre hereda del difunto mientras que el hombre, en ese caso no hereda en absoluto.
Hay casos también que pueden mencionarse en base a las leyes, que el hombre y la mujer heredan en partes iguales, por ejemplo:
1. Cuando una persona muere y además de los hijos el padre y la madre son parte de los herederos, en este caso el padre y la madre heredan por partes iguales.
2. Cuando el difunto posee hermanos y hermanas maternas, ellos también heredan por partes iguales.
3. El abuelo y la abuela maternos del difunto también heredan por partes iguales.
4. Si el padre es el único heredero del difunto hereda la misma proporción que si la madre fuese la única heredera.
5. Si el único heredero del difunto fuese un hijo o una hija la proporción de la herencia es la misma para cada uno, o sea si el difunto tiene solo una hija ésta es la única heredera y hereda el total de los bienes del difunto, y lo mismo ocurre con el hijo si fuera el único heredero.
6. En caso de que el tío y la tía paterna y el tío y la tía materna sean cada uno los únicos herederos del difunto, también heredan en proporciones iguales.

En algunos casos la porción de herencia del hombre es dos veces la de la mujer. Por ejemplo cuando el difunto tiene un hijo y una hija, en este caso el hijo varón hereda dos veces la porción de la mujer.
En la explicación de esta diferencia debemos tener en cuenta que el generoso Corán estipuló la porción de herencia de los herederos de modo explícito en los versículos 7, 11 y 176 de la sura 4 “Las mujeres” (An-Nisá).

7. “Sea para los hombres una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejen; y para las mujeres una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejen. Poco o mucho, es una parte determinada.

11. Allah os ordena lo siguiente en lo que toca a vuestros hijos: que la porción del varón equivalga a la de dos mujeres. Si éstas son más de dos, les corresponderán dos tercios de la herencia, si es una, le corresponderá la mitad. A cada uno de los padres le corresponderá un sexto de la herencia, si deja hijos; pero, si no tiene hijos y le heredan sólo sus padres, un tercio es para la madre. Si tiene hermanos, un sexto es para la madre. Esto, luego de satisfacer sus legados o deudas. De vuestros ascendientes o descendientes no sabéis quiénes os son más útiles. Esta es obligación de Allah. Allah es Omnisciente, Sabio.

176. Te piden tu parecer. Di: “Allah os da el Suyo a propósito de los parientes colaterales. Si un hombre muere sin dejar hijos, pero sí una hermana, ésta heredará la mitad de lo que deja, y si ella muere sin dejar hijos, él heredará todo de ella. Si el difunto deja dos, éstas heredarán los dos tercios de lo que deje. Si tiene hermanos, varones y mujeres, a cada varón le corresponderá tanto como a dos mujeres juntas. Allah os aclara esto para que no os extraviéis. Allah es Omnisciente.

Para explicar esta diferencia es necesario prestar atención a los siguientes puntos:

1. El Corán es un libro eterno y Dios, en base a su conocimiento y sabiduría en general y en especial sobre la base de Su conocimiento de la especie humana y sus necesidades ha transmitido enseñanzas que garantizan su felicidad al modo de una lámpara que guía al hombre en su travesía.
Con esta visión es evidente que Dios ha previsto más que nadie el bien y el beneficio para sus siervos no sólo en el corto plazo sino en el largo plazo y dispuso leyes que unas con otras, en su conjunto conforman un sistema donde se complementan una con otras y finalmente garantizan el bien y la felicidad de los individuos de una sociedad.
En el caso de las leyes de la herencia también se puede recordar que la mujer y el hombre son ambos criaturas de Dios y son objetos de Su misericordia y bondad y si la herencia es diferente entre ambos se debe a las necesidades diferentes del hombre y la mujer; y encierra la sabiduría de Dios que garantiza la felicidad del hombre y la mujer.
Así como Dios, en el Corán, en el versículo 11 de la sura “Las mujeres”, luego de especificar la porción de herencia que corresponde a cada uno de los herederos dice: “… estas leyes han sido hechas obligatorias por parte de Dios que posee sabiduría y conocimiento de cada cosa”, es decir que Dios es Sabio y conoce la situación del ser humano y la ley de la herencia también se basa en el conocimiento de los derechos y responsabilidades de las distintas personas.

2. Dios, en el Corán, en el versículo 7 de la sura “Las mujeres” dice: “para los hombres hay una porción de lo que dejan (en herencia) sus padres y parientes, y para las mujeres también hay una porción de lo que dejan en herencia los padres y los parientes, sean poco o mucho los bienes fue especificada la porción de cada quien.
Lo que se advierte en este versículo es el énfasis sobre lo que le corresponde a las mujeres. , mientras que el versículo podría expresar que los hijos varones y las hijas mujeres tienen una porción de lo que dejan en herencia ambos padres y sus parientes. Pareciera que la causa de este énfasis es que las mujeres deben necesariamente heredar, mientras que en algunas sociedades, también en la época pre islámica, la mujer estaba privada de la herencia.
A continuación de la aleya se afirma que no hay diferencia de que si la cantidad heredada es poca o mucha, en cualquiera de los casos debe pagársele la parte de la herencia a la mujer, así como al final de la aleya dice expresamente que esta porción está determinada, calculada y especificada. Por lo tanto la determinación de la porción no puede ser antojadiza ni cambiante.

3. Siguiendo los versículos con respecto a la herencia se advierte este delicado asunto y que Dios no dice que la hija debe heredar la mitad del varón sino que dice el varón hereda el doble que la mujer.
“Dios os ordena lo siguiente en lo que toca a vuestros hijos: que la porción (de herencia) del varón equivalga a la de dos mujeres…”(Corán 4:11)
Dios recomienda acerca de los hijos que la porción del hijo varón equivalga a la de dos hijas mujeres. Si bien en la práctica no hay diferencia en cuanto a la porción de herencia que le corresponde al hijo varón y a la hija mujer, en estas dos expresiones, sin embargo parecería que Dios ha establecido como base de la herencia la porción de la hija y, sin embargo, debido a diversos motivos corresponde una porción mayor a los hijos varones, a diferencia de tomar como base la porción del hijo varón y estipular una menor cantidad para la hija mujer.

4. Uno de los argumentos por los cuales corresponde dos porciones de la herencia a los hijos varones en lugar de a las hijas es debido a que es responsabilidad del hombre proveer el sustento de la mujer desde el momento del contrato matrimonial hasta el final de la vida, y para los hijos desde el comienzo de la vida hasta la edad de la independencia. Los hombres tienen obligaciones económicas con respecto a los miembros de su familia y durante muchos años tiene que gastar una parte importante de sus bienes para su esposa e hijos. La voluntad de Dios compensaría esta obligación.
Mientras que el hombre debe pagar el sustento durante toda la vida, la herencia se vincula a éste una sola vez en la vida, e incluso, es posible que el hombre en toda su vida no herede nada.

5. El hombre, generalmente, debido a su obligación de pagar el sustento de su mujer y sus hijos debe destinar parte de esta herencia para cumplir con ello, mientras que, de acuerdo a la sharia y la ley, la herencia de la mujer le pertenece en forma absoluta a sí misma, y ella no tiene ninguna responsabilidad ni obligación de proveer el sustento al esposo y a los hijos.

6. Con la existencia de los casos señalados, si un hombre quiere otorgarle una porción mayor a su hija, lo puede especificar en su testamento a través del derecho que tiene sobre sus propios bienes , por lo tanto hay una posibilidad de compensar la porción menor que hereda la hija de modo que el padre puede, claramente, testamentar que la porción de herencia de su hija sea compensada.

7. De ningún modo podemos decir que la herencia de la mujer, según la ley, es la mitad del valor del hombre, porque la herencia es un derecho material que se da en función de la conveniencia del hombre y la mujer y no se puede interpretar como criterio de valoración, del mismo modo que el hijo del Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) si hubiera permanecido vivo, hubiera recibido dos porciones de la herencia de Fátima Zahrá (la paz sea con ella) y por supuesto que esta orden no se interpretaría como el doble de valor para su hijo en relación con esta dama sincera, Fátima Zahra (la paz sea con ella), quien es una de las personalidades y modelos islámicos tanto para mujeres como para hombres por sus excelsas virtudes en todos sus aspectos.

Ahora, dada las condiciones globales de la vida cotidiana surge la siguiente pregunta: En el caso de aquellas familias donde la mujer mantienen el hogar ¿acaso se puede cambiar la ley de la herencia?
En respuesta, podemos decir que el Islam estableció las leyes para el bienestar de la familia y ellas se corresponde con las necesidades innatas y naturales del ser humano y son armoniosas. Por lo tanto no existe, en principio, un propósito de cambiarlas. En este sentido, incluso, si las mujeres, debido a las condiciones sociales, trabajan fuera de sus hogares, no tienen la obligación de pagar los gastos cotidianos y en esta especificidad la sharia y la ley se aplican, afirmando de que la mujer no necesita trabajar ni garantizar el sustento diario.
Ahora, en el caso de las mujeres que aportan en la casa aquello que ganen de su trabajo, pueden poner condiciones a sus esposos de que estos gastos no son un regalo que hacen y la deuda pesa sobre su esposo. De este modo el hombre deberá devolverle la suma que haya sido aportada por la mujer.
Por lo tanto, si una persona se muere siendo que su mujer siempre aportó a su hogar, primero se le deberá pagar la deuda que tiene el difunto con su mujer y luego, de lo que sobra, heredarán los herederos. Entonces la mujer, puede, luego de la muerte del esposo, pedir el pago de la deuda de modo que primero se le dé la totalidad de la suma que la mujer dio a su marido (y que no fue como regalo), y que ésta debe ser separada de los propios bienes del difunto y luego, del resto de los bienes de éste, se pagará la parte de herencia a los herederos, incluso la mujer debe cobrar su porción de esta herencia.

El articulo 1206 del código civil de Irán también especifica al respecto: la esposa puede en cualquier caso reclamar lo que aportó en el pasado, y pedirlo en calidad de lo que aportó a la manutención, y en caso de quiebra del marido la mujer tendrá prioridad sobre el resto de los acreedores para cobrar pero los parientes más cercanos sólo pueden reclamar la manutención en relación al futuro.

Aiatollah Misbah, uno de los grandes sabios contemporáneos de la República Islámica de Irán, nos habla acerca de la filosofía de estas leyes y nos dice que si bien “en el sistema de leyes islámico, la porción de herencia del hombre es dos veces lo que le corresponde a la mujer, en algunos casos algunas de las ramas y descendientes, la porción que le corresponde al hombre y a la mujer se diferencian, de modo tal que a veces son iguales e incluso en algunos casos especiales (por promesas) la porción de la mujer es mayor a la del hombre y en todos los casos la porción del hombre no es el doble que la de la mujer.
El beneficio económico que en este caso favorece al hombre, hay que analizarlo en función del beneficio económico que recibe la mujer.

En realidad, el bien de la herencia es un capital que puede ser utilizado en diferentes campos económicos y hace que las ruedas de la economía de la sociedad giren más rápido y también hace obtener ganancias a su dueño. Por lo tanto, si la porción de la mujer y el hombre son iguales, siempre (o un grupo muy pequeño de numerosos casos) se estancará la mitad del capital económico y riquezas de la sociedad, porque las mujeres, por lo general no pueden tener una actividad económica como los hombres.

Además el hombre tiene muchas gastos bajo su responsabilidad: la dote de su esposa, los gastos de manutención de los miembros de la familia, el pago de los trabajos que realice su mujer como por ejemplo amamantar a su hijo, educación de los hijos, atención de la casa (si es que ella así lo requiriese) , y otros casos; mientras que no existe ningún gasto que la mujer deba pagar. El hombre, para preparar el capital para poder responder a todos estos gastos debe contar para sí con un capital mayor para ponerlo a trabajar y obtener una suficiente ganancia.
Es evidente que la porción de la herencia que es mayor para el hombre ayuda a llegar a este propósito.

En resumen, para que, primero, la riqueza de la sociedad se preserve y se incremente día a día, y segundo para que los hombres puedan tener la responsabilidad de la manutención de los miembros de su familia, la porción de ellos debe ser el doble que el de la mujer.
Por supuesto, puede que haya otras razones en esta ley que nosotros no conocemos. Por lo tanto en la herencia de la mujer, no se ha oprimido, sino que por el contrario, la mayor ganancia que obtiene el hombre, de forma terminante retorna a la mujer. Además de que la mujer puede hacer trabajar su propio capital y obtener su ganancia.
Aquí no es en vano recordar un punto importante que en muchas de las sociedades humanas (ya sea en el pasado o ahora), no tenían herencia y no tienen. En algunas sociedades, incluso, las mujeres, ellas mismas eran dadas como bienes de herencia, pero en el Islam y el Corán se ha especificado que la mujer además de no ser un bien a heredar, hereda al igual que el hombre, por supuesto que según lo más conveniente se ha diferenciado la porción para cada uno.
Leemos en el Corán:

“Sea para los hombres una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejen; y para las mujeres una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejen. Poco o mucho es una parte determinada
(Corán, 4:7)

En la continuación de esta sura coránica, se ha especificado las formas de algunos casos de herencia y se recuerda su división y la porción correspondiente a los hijos e hijas, hermanos y hermanas, madres y padres y esposa y esposo, que ya lo hemos mencionado anteriormente.”

Según nos transmite la profesora Mariam Mir Husaini, en su libro Barkaraneie janevadeh (“A las orillas de la familia”):

“La ocasión del descenso de esta aleya fue cuando un poeta conocido de la época de los comienzos del Islam, AbdurRahman Nazari, murió, dejando una esposa y cinco hermanos de quienes habían repartido la herencia entre ellos y no dejaron nada para su esposa. Entonces ella transmitió lo sucedido al Profeta (la paz sea con él y su descendencia) y se quejó a él, luego descendió esta aleya.
Tal vez algunos piensen que es mejor que la persona deje los bienes propios como parte de los bienes en común en el fondo de “Baitul mal” (que es la recaudación de los impuestos de los musulmanes), pero esta acción, con un poco de atención, se hace evidente que está completamente alejado de la justicia. Del mismo modo que el padre y la madre transmiten una parte de sus características corporales y espirituales a sus generaciones posteriores, ¿por qué sus bienes van a ser la excepción a esta ley?
Por lo tanto, en el momento de la muerte, cuando la persona se separa de sus bienes, el camino más justo es que sus bienes pasen a otra persona que sea la más cercana a ella.
Respecto a este mismo tema mucha gente siendo que tienen un capital suficiente para vivir hasta el fin de sus vidas, no dejan de esforzarse y sacrificarse para trabajar y ganar más, y sus objetivos es asegurar el futuro de sus hijos…Si los bienes de una persona, luego de su muerte, se vuelven parte de los bienes para la gente es posible que una parte importante de las actividades económicas se apaguen.
Por lo tanto la herencia debe permanecer en su lugar y ésta es necesaria para la economía del país o de la sociedad y la aleya también aclara y especifica los límites y la responsabilidad.
Y concluimos que la mujer y el hombre respecto a la herencia son iguales y no hay diferencia, es decir que en la aleya no hay un privilegio en relación al hombre, o que se lo considere mejor. Sino que ambos son explicados con un solo vocablo y son mencionados: “Sea para los hombres una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejen; y para las mujeres una parte de lo que los padres y parientes más cercanos dejen.
Ahora, respecto a la duda que ha surgido en relación a: ¿Por qué la porción de herencia del hombre sea mayor a la de la mujer y si esto no es considerado uno de los casos de acomplejar y rebajar a la mujer y cuál es la filosofía de esta diferencia?
Además de lo anteriormente expresado a lo largo del artículo, la autora explica que “…aparentemente la herencia del hombre es dos veces el de la mujer, pero en realidad, si reflexionamos un poco y prestamos mayor atención se hace evidente que la herencia de la mujer es superior a la del hombre y esto es debido a la protección y preferencia que hace el Islam de la mujer.”
Y ello se debe a que el Islam puso sobre los hombros del hombre responsabilidades que sobre los hombros de la mujer no fueron puestos, el hombre debe proveer los gastos de vida de su propia esposa según las necesidades más comunes de vestimenta, vivienda, alimento y el resto de las necesidades de la esposa.”

Cuestiones relacionadas a la dote y la manutención:
Muchas son las objeciones que Occidente tiene respecto a la dote de la mujer pues, según la interpretan, sería una transacción comercial en la que la mujer es comprada. El Islam se opone a este tipo de interpretación y por el contrario, en palabras de Aiatollah Muttahari, “ha reconocido que la dote y la manutención como un factor necesario y efectivo en el fortalecimiento de la mutua relación de marido y mujer, salvaguardando la tranquilidad de la familia y estableciendo la unidad de la pareja. A los ojos del Islam la abolición de la dote y la manutención, especialmente de esta última, causaría una grieta en los fundamentos de la familia y la mujer sería arrastrada a la promiscuidad.”
Muttahari, con su agudeza filosófica responde a aquéllos que critican esta diferencia en la proporción de la herencia diciendo que “han confundido la causa con el efecto. Consideran que la dote y la manutención sea el efecto de la situación especial que se observa respecto a la cuota de la mujer en la herencia, cuando en realidad, esa situación especial es el efecto de la dote y la manutención. En segundo lugar, piensan que el verdadero motivo es el aspecto económico y financiero, si así fuera no hubiera existido ninguna justificación para la dote y la manutención ni para que las partes en la herencia sean desiguales…El Islam ha tenido en consideración muchos aspectos, algunos de los cuales se basan en la naturaleza y otros en la psicología humana.
Por una parte están los excesivos requerimientos y problemas de la mujer en relación con la maternidad, mientras que el hombre está libre de todo ello. Por otra parte, está su menor capacidad para producir y ganar dinero. En tercer lugar, está el hecho que su consumo de dinero es mayor que el del hombre. Sobre todo, están las especiales consideraciones intelectuales y psicológicas respecto al hombre y la mujer, en otras palabras, las características del hombre y la mujer y el hecho de que el hombre siempre debería ser la persona responsable de los gastos de la mujer y, finalmente, las sutiles consideraciones sociales y psicológicas, que son la fuente de la solidez de los vínculos familiares, aspectos todos ellos que son tenidos en cuenta por el Islam. Éste ha considerado la dote y la manutención como positivamente necesarias, y estas cuestiones necesarias son una carga sobre los hombros del hombre. Por esta razón, el Islam ha ordenado que en compensación por las responsabilidades puestas sobre él, debería tener una parte doble que la mujer en la herencia. Como quiera que sea, el aspecto financiero y económico no es el fin único ni exclusivo al que apunta la ley islámica, y precisamente por ello la cuestión planteada, “¿Por qué por un lado la cuota de la mujer es la mitad y por otro lado es recompensada?” no se suscita.”
Para finalizar Muttahari nos recuerda que en los albores del Islam esta misma objeción se había dado por parte de los ateos a quienes el Imam Ya’far Sadiq (la paz sea con él), el sexto apóstol luego de la muerte del Profeta Muhammad (la paz sea con él y su descendencia) respondía que se debía a que el Islam había exceptuado a la mujer de la lucha armada y sobre todo la dote y la manutención habían sido impuestas al hombre en beneficio de ella. Lo que es más, en ciertos casos de dudas, cuando los parientes tenían que pagar algún rescate, fue exceptuada de participar en el mismo. Estas son las causas de por qué la parte de la mujer es menor que la del hombre. El Imam Sadiq (la paz sea con él ) dijo claramente que la situación especial de la mujer en la herencia es consecuencia de la dote y manutención, de estar exceptuada de la lucha armada y del pago de rescate.
Tales cuestiones fueron planteadas a todos los Imames (apóstoles) de nuestra fe y todos respondieron de la misma manera.”

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