La Tragedia de Karbala Permanece en el Recuerdo

La Tragedia de Karbala Permanece en el Recuerdo

Miércoles 8 de octubre de 2012, Dr. Ibrahim Ayati

 

En el mes de Muharram, en el año 61 D. H., una tremenda tragedia tuvo lugar a las orillas del río Éufrates. En aquellos días pareció ser trivial e insignificante desde el punto de vista histórico. Un inmenso ejército que había sido movilizado por el régimen omeya, sitió a menos de cien personas y las presionó de modo tal que debieran jurar lealtad al califa de ese momento y someterse a su autoridad. Como las personas que constituían este pequeño grupo no prestaron juramento y ni se rendían, se llevó a cabo una gran batalla.

Fue breve. La cuestión fue resuelta en menos de un día y todas las personas que formaban el pequeño grupo fueron asesinadas. En ese momento parecía que, como cientos de otros hechos similares y más importantes estaban sucediendo en la historia humana, este evento histórico también sería recordado y olvidado con el tiempo.

El modo habitual de vida de los musulmanes no cambió por esta tragedia y todos permanecieron ocupándose de sus tareas diarias. Los comerciantes musulmanes estaban ajetreados con sus ocupaciones. Las masjids fueron frecuentadas como siempre. Los predicadores musulmanes hablaban desde sus púlpitos acerca de lo lícito y lo ilícito, Paraíso e Infierno, recompensa espiritual y castigos y demás temas religiosos. Lo único acerca de lo que no se hablaba era este evento que aparentemente había transcurrido sin efecto alguno. Fue solo la organización del califato la que publicitó este hecho en distintas regiones de los territorios islámicos, aunque de forma breve y ambigua. Esto fue realizado teniendo dos objetivos en vista: primero, que la gente debía enterarse que los líderes de este movimiento opositor al gobierno habían sido asesinados, y debían aprender la lección y similares levantamientos no tendrían lugar a futuro; segundo, que el califato debía mostrarse a sí mismo inocente y sin culpas en el asunto y los líderes del movimiento serían retratados como atrevidos y malos. Hussein bin Ali, que era el líder del levantamiento sería presentado como opositor a la verdad y mentiroso.

No solo el régimen de Bani omeya y sus partidarios, sino la mayoría de los musulmanes de aquellos días, consideraron que esta tragedia culminaría en el éxito de los asesinos del Imam Hussein. Se creyó que no solo el Imam y sus compañeros habían hallado el martirio, sino que de allí en más, no esperaban que de entre la Ahl- ul- Bayt (la descendencia del Profeta) ni alguien más tendrían el coraje de oponerse a Yazid, y que los corazones que fueron heridos con el martirio del Imam, se curarían con el paso del tiempo.

Aquella gente no era consciente del verdadero espíritu de este trágico hecho que sólo tomó unas horas. No sabían que, con el paso del tiempo, la grandeza y el efecto de esta sagrada campaña en contra de la falsedad y la tiranía continuarían aumentando.

En el momento de acaecimiento de esta tragedia, sólo eran unas pocas personas de la Ahl- ul- Bayt las que pudieron registrar su valor e importancia, hablar acerca de los efectos que luego tendrían en los musulmanes y reducir los malos entendidos en los que se hallaban involucrados. Estas fueron las pocas personas que pudieron revelar, con sus discursos, la maldad del régimen prevaleciente y los errores del pueblo y llamar la atención de la gente hacia el golpe que había sido asestado al enemigo por esos mártires que yacían en paz en sus tumbas, y hacia el tumulto que sus jefes crearían luego en la historia- los jefes que habían sido mutilados y exhibidos en lanzas. Las personas que fueron a distintas regiones y ciudades, en condición de prisioneros, cambiaron el pensamiento de las personas y exoneraron a sus mártires sagrados de los cargos levantados en su contra, de modo que los hechos del suceso quedaron claros.

Aquí surge una pregunta, a la que debemos investigar y dar respuesta. La preguntas ¿por qué  la tragedia de Karbala ocupó la posición central de entre todos los eventos históricos del Islam y todos los levantamientos religiosos, y ningún levantamiento colectivo, lucha y martirio pudo adquirir, en el mundo, una grandeza similar a la del levantamiento del Imam Hussein?

En la batalla de Uhud, que tuvo lugar cerca de Medina, en el mes de Shawwaal 3 D. H., entre los musulmanes y los politeístas de La Meca, un grupo de cuarenta musulmanes desobedeció a su comandante, a causa de ciertos malos entendidos. En consecuencia, 700 musulmanes, que estaban luchando en contra de 3000 politeístas, fueron derrotados después de haber obtenido la victoria sobre el enemigo. Más de 80 personas fueron martirizadas. Los cuerpos de la mayoría de los mártires fueron mutilados de modo tal que una hermana sólo pudo identificar el cadáver de su hermano por un defecto en su dedo. A pesar de ello, la batalla de Uhud y el martirio de entre 70 y 80 muhajids musulmanes, no ha adquirido la grandeza de la tragedia de Karbala.

Otro suceso trágico  es el de los mártires de Fakh, en el que numerosos descendientes del Santo Profeta fueron martirizados cerca de La Meca, durante la época de Hadj abasí.

Otro hecho similar es el martirio de dieciséis sayyids hasaníes que fueron tomados prisioneros en prisión Hasimiyya de Kufa, por orden de Mansur Dawaniqi. Murieron uno tras otro y Mansur no permitió que los cuerpos fueran enterrados. Cuando todos ellos murieron, ordenó que se hiciera caer el techo de la cárcel sobre los cuerpos de estos hijos del Profeta. No fueron lavados, amortajados ni enterrados. Esto, al igual que otras tragedias similares de la historia del Islam, no pudieron igualar la tragedia de Karbala y ninguno de estos mártires puede ser igualado al Imam Hussein.

Hamzah bin Abdul Muttalib, el magnánimo tío del Profeta de Allah, fue martirizado en Uhud y recibió el título de Doyen de los mártires, por parte de Allah y Su Profeta. Sin embargo, incluso si su nombre es remplazado por el de Imam Hussein, no puede esperarse que cause el mismo efecto.

No intentamos, y quizá no podamos, dar una respuesta completa y abarcadora a esta pregunta. Sin embargo, puede decirse que además de la personalidad del líder de este levantamiento, que es ciertamente una razón para gozar de importancia sobre los levantamientos, uno de los factores más importantes y efectivos y causa de la superioridad del levantamiento del Imam Hussein fue el capítulo que fue añadido a la tragedia luego del martirio del Imam Hussein y sus compañeros. Fue un capítulo sobre la creación del cual el propio enemigo insistió y esto proveyó, sin intención, de medios para su desgracia. El resultado fue que a través de la toma de prisioneros de la Ahl- ul- Bayt, y a través de los que habían asesinado al Imam Hussein, el mundo pudo saber acerca de la importancia y realidad de este levantamiento.

Los enemigos trataron de la forma más brutal a la Ahl- ul- Bayt después del martirio del Santo Imam y el final de la lucha. Despojaron a los mártires de sus vestimentas y saquearon sus pertenencias. Se adentraron a sus tiendas y robaron la propiedad de la Ahl- ul- Bayt y luego prendieron fuego a las tiendas. Intentaron asesinar al enfermo Imam Sajjad en su lecho. Pisotearon los cadáveres de los mártires bajo los cascos de los caballos y exhibieron sus cabezas en lanzas. Se comportaron rudamente con los despojados prisioneros y golpearon con una vara los labios y dientes de su Imam.

Estos atroces actos que fueron reconocidos por el propio enemigo e hicieron conocida la verdadera posición al pueblo, comenzaron en Karbala y continuaron hacia Damasco. El propio Yazid tomó parte en estas atrocidades y tuvo participación en la posterior desgracia suya y de sus asociados.

Por el contrario, la Ah- ul- Bayt, demostró perfecta grandeza y magnanimidad y se comportó como si anda hubiese sucedido y no hubieran pasado penuria alguna. La mayoría de las personas se hallaban bajo la impresión que habían sido derrotados y eliminados, pero dondequiera que iban, hablaban de su propio éxito y de la desgracia del enemigo. En un momento, cuando la mayoría de la gente creía que el enemigo había resultado victorioso, se presentaron a sí mismos como exaltados y exitosos, y al orgulloso enemigo como desafortunado y desgraciado en la historia. Al contrario de lo anticipado por la gente, ellos predijeron la caída de la Bani omeya.

Si Ibn Sad e Ibn Ziyad, luego del martirio del Imam Hussein y sus compañeros, hubieran siquiera demostrado, como un asunto de conveniencia, honor y respeto para la Ahl- ul- Bayt del Santo Profeta y les hubieran dado las condolencias por la tragedia que ellos mismos provocaron. No impidieron el entierro de los mártires, si no que los enterraron antes que a sus propios soldados y enviaron a la Ahl- ul- Bayt hacia Medina, directo desde Karabala con el debido honor y respeto. Si, por un lado, los salvajes actos del enemigo y las impresionantes prédicas de la Ahl- ul- Bayt, por el otro, no hubieran tenido lugar, el martirio del Imam y la tragedia de Karbala, ciertamente no se hubiesen reflejado en el mundo de la forma en que lo hicieron, y los enemigos del Imam tampoco hubieran caído en desgracia hasta tal punto. Esto también fue la voluntad de Allah.

El enemigo llevó a los poderosos predicadores (Ahl- ul- Bayt) como prisioneros de una ciudad a otra y les dio la oportunidad de hablar al pueblo, ya que en su mayoría eran testigos de la tragedia, y se presentaron a sí mismos y mencionaron al Santo Profeta como su padre o su abuelo. La Ahl- ul- Bayt tuvo la primera oportunidad de demostrar su elocuencia el 12 de Muharram cuando fueron llevados a la ciudad de Kufa. Ver Kufa fue muy doloroso para la Ahl- ul- Bayt dado que la parte más importante del Califato del Imam Ali había transcurrido en esa ciudad. En 41 D. H., las hijas del Imam Ali habían partido de Kufa a Medina junto a su hermano, el Imam Hassan, y ahora, después de veinte años, habían regresado como prisioneras a una ciudad en la que habían gobernado por alrededor de cuatro años. El pueblo de Irak, que había sido partidario de Nahrawan de Ali en la Batalla del Camello, ahora Siffin y Nahrawan habían asesinado a su hijo y tomado prisionero a sus descendientes.

Sin embargo, puede decirse que los oradores de la Ahl- ul- Bayt habían venido a Medina y Hijaz a Kufa e Irak para dirigirse al pueblo y el pueblo se congregaba en los caminos y bazares para oír sus discursos. Comenzaron su misión el mismo día 12 de Muharram y hablaron al pueblo sin temor. Cuando no hubo posibilidad de hablar en el bazar o en las puertas y no quedaba más público que la corte de Ibn Ziyad, continuaron su tarea allí también, aunque tuvo la forma de respuesta a sus preguntas y luego volvieron a la prisión de Kufa. Los discursos de estos oradores valientes y sin par impresionaron extremadamente al pueblo, conmovieron sus corazones y cambiaron sus puntos de vista. Brotaron lágrimas de sus ojos y se dieron cuenta de su grave error. Estos discursos movieron los sentimientos del pueblo y se les hizo conocido el valor y la importancia de este hecho. Los esfuerzos del enemigo por falsear los hechos de este suceso se vieron frustrados y la tragedia de Karbala  quedó registrada en la historia con su verdadera forma.

La tremenda sed de la Ahl- ul- Bayt fue confirmada en las páginas de la historia. Los delitos del enemigo fueron registrados. La historia también demuestra la grandeza espiritual de los compañeros y partidarios del Imam. Esta frase de Ali bin Hussein también está grabada en la historia: “Cuando nos hallamos en el camino correcto ¿por qué debemos temer a la muerte?” Las siguientes palabras de Qasim bin Hassan también iluminan las páginas de la historia: “Para mí la muerte es más dulce que la miel”. La devoción y la forma del discurso de Muslim bin Awsaja ha sido expresada en estas palabras: “Si te retiramos nuestro apoyo y fracasamos en llevar a cabo este deber, ¿qué excusa presentaremos ante Allah? Juro por Allah que, en tanto viva, no retiraré mi apoyo hasta dejar de lado mi vida en tu nombre y sea muerto antes que todos tus amigos”.

El Imam había permitido que Sa’id bin Abdullah se fuera. Su grandeza espiritual, carácter y coraje se resumen en esta oración: “Juro por Allah que aunque me maten y sea devuelto a la vida otra vez y me queme en el fuego y mis cenizas sean dispersas en el aire y este proceso se repita setenta veces, no te dejaré hasta ser martirizado en este camino.”

Las siguientes palabras han hecho eterno el nombre de Bishr bin Amr en la historia de los mártires del Islam: “¡Oh, Hussein bin Ali! Que los feroces animales del desierto me desgarren si te abandono y pregunto acerca de tu suerte a otros. ¿Por qué debo retirarte mi apoyo cuando me halle solo y sin amigos? No haré una cosa tal”. Expresó su devoción con estas palabras: “¿Es posible que deje al hijo del Santo Profeta a la merced de los enemigos e intente salvar mi propia vida? Que Allah no haga llegar un día tal.”

Las siguientes palabras pronunciadas por otros de los honorables mártires de Karbala, que demostró magnanimidad sin par, valor, sinceridad y constancia registradas en las páginas de la historia: Amr bin Qurza Ansari, dijo mientras exhalaba su último suspiro: “¡Oh, Hijo del Profeta! ¿He sido creyente y cumplido mi deber?”

Habib bin Mazahir Asadi le dijo a Mulsim bin Awsaja cuando estaba próximo a morir: “¡Muslim! Te felicito porque llegarás al Paraíso antes que nosotros”

Muslim, yaciendo en el suelo le respondió: “¡Habib! Me voy, pero no abandonéis al Imam”.

Abu Tamama Saidi le dijo al Imam cerca del mediodía: “¡Qué bueno sería que ofrezcamos la plegaria del mediodía junto a ti antes de ser martirizados!”

Si estos discursos que fueron pronunciados en Siria no hubieran ocurrido allí, y si la hermana y el hijo del Imam Hussein no hubieran tenido la oportunidad de hablar en las cortes de Ibn Ziyad y Yazid, el hecho del martirio del Imam Hussein y sus compañeros no se habría registrado en la historia de la forma real. La historia habría ignorado los verdaderos hechos. Incluso las frases pronunciadas por un esclavo negro que le dijo al Imam: “No me prives del martirio y permíteme asumir mi responsabilidad a pesar de mi negro rostro”, no serán olvidadas.

Verdaderamente existen pocos capítulos en la historia que permanecen inmunes a algún cambio a ese punto. Los historiadores a menudo difieren acerca de la mayoría de los detalles de los hechos históricos, pero ha de decirse con certeza que la tragedia del martirio del Imam Hussein es uno de los más luminosos, sublimes y únicos capítulos de la historia. Ninguno ha sido capaz de falsear este hecho histórico o escribir en contra de los hechos. Los renombrados historiadores como los Sheijs Mufid, Tabari y Abul Faraj Isfahani registraron unánimemente los detalles exactos de esta tragedia. Como lo hemos mencionado, la razón es que el enemigo cometió un grave error e insistió, sin intención, que este trágico evento fuera relatado en Kufa, el centro de Irak; Damasco, el centro de Siria y Medina, el centro de Hijaz, por la Ahl- ul- Bayt, que había sido tomada prisionera y fueron testigos oculares de lo acaecido el día de Ashura y quienes mejor pudieron explicarlo. Ali bin Hussein relató estos hechos al pueblo un día en el bazar de Kufa, otro día en la Masjid Jamea de Damasco, y un tiempo después en Medina, de modo tal que la posición quedo totalmente clara para ellos como si ellos mismos hubieran estado presentes en Karbala el día de Ashura.

Al final, Yazid se arrepintió por el desarrollo de estos hechos. Correctamente percibió que se trató de un grave error llevar a las mujeres y los niños a Kufa y a Siria como prisioneros y que hubiese sido mejor concluir todo con el martirio del Imam Hussein y sus compañeros, y que no se hubiera abierto un nuevo capítulo, y que la Ahl- ul- Bayt no tuviera permitido hablar en los bazares y antes de las reuniones públicas. Sin embargo, fue muy tarde. Lo que fue dicho con los labios no podía ser regresado a los corazones y las escenas vislumbradas por el pueblo y los discursos oídos no podían ser quitados de sus memorias. Ya no era posible que todos aquellos que habían llorado en los bazares, volvieran a considerar a los descendientes del Santo Profeta, acerca de los cuales el versículo de la Purificación (33:33) había sido revelado, como rebeldes y que merecieran la muerte.

Cuando la gente común es sorprendida por una calamidad, habitualmente la oculta y no desea que los demás sepan lo que les aconteció. Al contrario de esto, la Ahl- ul- Bayt soportó informar tanto como fue posible lo que sufrieron. Fue por esa razón que, cada vez que tuvieron una oportunidad, mencionaban los eventos de Karbala en detalle e incluso el Imam Hussein, que poseyó las más elevadas virtudes humanas e islámicas, era generalmente mencionado con el título de mártir.

 

Adaptado del libro: “Una Investigación en la Historia de Ashura” del Dr. Ibrahim Ayati

 

Traducido por Fabiana Ríos, para UMMA, de:

http://www.en.rafed.net/index.php?option=com_content&view=article&id=9310:tragedy-of-karbala-remains-unforgetable&catid=79:history&Itemid=844

 

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