El Ilustre Período del Imamato del Imam Zain al- ‘Abidin (A. S.)

Domingo 9 de diciembre de 2012                     SAYID SAID AKHTAR RIZVI

 

Ningún Imam comenzó su Imamato en una atmósfera más trágica. El primer día de su Imamato lo encontró severamente enfermo y cautivo del ejército de Yazid en Karbala. Su padre y predecesor había sacrificado todo lo que tenía en aras de la verdad; y el Imam Zain al- ‘Abidin se encontró a sí mismo con un grupo de viudas y huérfanos indefensos siendo conducidos de lugar en lugar, desde la corte de Ibn Ziyad a la corte de Yazid. Finalmente, fueron arrojados a la prisión, en donde el Imam pasó el primer año de su Imamato, aislado de los seguidores de su padre e incapaz de cuidar de sus asuntos.

De manera entendible, la tragedia de Karbala había creado un caos en el mundo chiita. Los chiitas se hallaban en la agonía de un oscuro pesimismo y la comunidad, desorganizada. Ya se había iniciado un movimiento para aceptar a Muhammad al- Hanafiyah, hijo del Emir al- Muminin, como el 4º Imam. Muhammad al- Hanafiyah no tenía tal designación. Pero el problema era: ¿cómo detener el movimiento sin poner en peligro la vida del Imam Zain al- ‘Abidin?

Yazid no había dudado en asesinar al Imam Hussein a pesar del elevado prestigio que tenía el Imam a los ojos de los musulmanes. Hubiera sido mucho más fácil para él matar al Imam Zain al- ‘Abidin, un joven de 23 años, cuyas divinas virtudes aún debían brillar ante la comunidad musulmana. Pero no era el interés del Islam que el Imam Zain al- ‘Abidin fuera martirizado luego del Imam Hussein.

Además, el Imam Zain al-‘Abidin tenía que enfrentar tres dificultades:

Anunciar su Imamato públicamente sin parecer que se oponía a los foráneos.

Unir la comunidad, hacer un “tasbih” (rosario) con las cuentas desperdigadas- haciéndolo de tal forma que no diese lugar a la venganza de Yazid y los yaziditas.

Expandir la verdadera fe,brindando un faro cuya luz guie a los buscadores de la verdad hacia la seguridad de la verdadera fe y los actos virtuosos –haciéndolo sin atraer hacia sí la atención de los enemigos.

Cualquiera de estas tareas titánicas hubiera derrotado a un ser humano cualquiera. Pero el Imam Zaib al- ‘Abidin, bajo la guía divina logró todos estos objetivos de manera tan discreta y hermosa, que incluso sus seguidores, quienes se vieron enormemente beneficiados, y son beneficiados, de su magnífico liderazgo no se daban cuenta, conscientemente, cómo eran conducidos.

 

EL ANUNCIO DE SU IMAMATO

Esto tomó la forma de una disputa familiar:

Muhammad al- Hanafiyah afirmaba que él era el Imam después de su hermano, el Imam Hussein (como el Imam Hussein se había convertido en Imam, luego de su hermano mayor, el Imam Hassan). El Imam Zayn al- ‘Abidin dijo que el reclamo de su tío era arróneo; que él (es decir el Imam Zain al- ‘Abidin) era el Imam después de su padre, por designación divina. Esta “disputa” familiar aparentemente no pudo ser resuelta y finalmente, Zain al- ‘Abidin sugirió que la “Piedra Negra” (al- Hajarul- aswad) de la Ka’bah sea convocada para la decisión. Muhammad al- Hanafiyah estuvo de acuerdo prestamente y ambas partes se dirigieron a La Meca durante el Hajj, cuando miles de peregrinos se habían congregado para el peregrinaje.

La noticia más extraña que la ficción se debió haber corrido como el fuego, que ‘Ali bin al- Hussein y Muhammad al- Hanafiyah deseaban que la Piedra Negra juzgue entre ellos. Todos se debían preguntar cómo podría una piedra juzgar entre dos personas. Deben haber esperado ansiosamente por el resultado cuando las dos partes se aproximaron a la Piedra. ¡Qué dirían cuando la Piedra, al ser una piedra, no respondiera ante sus argumentos!

Esta debe haber sido la sensación de la multitud cuando tío y sobrino avanzaron lentamente hacia la Piedra Negra. Primero Muhammad al- Hanafiyah habló a la Piedra; no hubo respuesta. El Imam Zain al-‘Abidin  le dijo: “De haber sido tú, oh tío, el Wasi y el Imam, ciertamente te hubiera respondido.”

Muhammad al- Hanafiyah dijo: “Ahora, oh, sobrino, ruega y pregunta tú.” El Imam Zain al- ‘Abidin oró a Allah y le pidió a la Piedra negra que declare en claro árabe quién era el Wasi y el Imam después de al- Hussein bin ‘Ali.

Hubo un temblor en la Piedra y entonces Allah la hizo hablar en claro árabe: “Oh Allah, verdaderamente Wasiyah e Imamah, después de al´Hussein bin ‘Ali son para Zain al- ‘Abidin ‘Ali bin al- Hussein, hijo de ‘Ali bin Abu Talib y Fátina bint Rasulillah.” Muhammad al- Hanafiyah aceptó el veredicto y declaró su obediencia al Imam Zain al- ‘Abidin.

(al-Ihtijaj de al-Tabrasi, al-Kafi de al-Kulaini, Basa’-erud-Darajat, A’lumul-wara, Manaqib de Ibn Shahr ‘Ashob, Biharul-Anwar, Vol. XI, de Majlisi)

Esta “disputa” fue el comienzo del fin del movimiento Kaisaniyah, que deseaba aceptar a Muhammad al- Hanafiyah como Imam. El cisma en las filas chiitas fue arrestado y como se trataba sólo de “una disputa familiar”, Yazid no pudo objetarla de manera alguna.

Pero la milagrosa naturaleza del episodio y el momento oportuno tuvieron un propósito. Los peregrinos, en el retorno a sus hogares se debían sentir obligados a narrar esta extraña historia, y por lo tanto, los chiitas de todo el mundo musulmán supieron sin proclamación formal alguna, que el Imam Zain al- ‘Abidin era su Líder y Guía divinamente designado.

 

UNIENDO A LA COMUNIDAD CHIITA

Este es un aspecto aún más fascinante de su Imamato.

¿Cómo unió a todos los chiitas con un lazo duradero? ¿Cuál fue el factor que pudo unirlos de manera permanente?

¿Exhortaciones filosóficas? Pero sólo tenían efecto en un pequeño grupo de intelectuales; el hombre común no está influenciado por ellas. Además, no puede influenciar los “sentimientos” y la “unidad” es sentirse uno. ¿Algunos aspectos gozosos de la religión? Gozo y felicidad son “sentimientos”, sin dudas. Pero no necesariamente “unen” a las personas. Muchas veces  un hombre celebra una función gozosa y su hermano rehúsa unirse a él, a causa de algún malentendido menor. Pero si existe una tragedia en ese hogar, el mismo hermano se apresurará para ir a compartir la pena.

Esta tendencia de la naturaleza humana nos trae la tercera alternativa, la pena.

La pena y el dolor logran unir a los deudos, mientras que los argumentos intelectuales y las funciones del gozo fracasan en lograr dicho objetivo. ¿No han visto cómo en los momentos de una

tragedia nacional todas las diferencias políticas son genuinamente olvidadas y cómo toda la nación se une para compartir la pena y cargar al hombro con las responsabilidades? El Imam Zain al-‘Abidin bajo el mandamiento divino eligió este método para unir a la comunidad.

Y nuevamente fue adoptado, aparentemente, como una forma de vida personal, sin que sea apuntada en contra de alguien.

Majlisi (en Bihar al- Anwar, Vol. XI) ha escrito un capítulo, “Su duelo y llanto por el Martirio de su Padre, que la Gracia de Allah sea sobre ambos,” en la que, entre otras cosas, escribe:

“Y se dice que él (el Imam Zain al- ‘Abidin) continuó llorando hasta que sus ojos estuvieron en peligro. Y cada vez que tomaba agua para beber, lloraba hasta que sus lágrimas llenaban el cuenco. Alguien le habló acerca de esto y él contestó: “¿Por qué no debo llorar cuando a mi padre le fue negada el agua que era libre hasta para las bestias y los animales?”

“Y jamás le fue llevada comida sin que él llorase, a tal punto que un sirviente le dijo: “¡Quiera yo ser tu rescate, oh Hijo del Mensajero de Allah! Me temo que morirás (de tanto llorar)”. El Imam le dijo: “Sólo me quejo por mi distracción y angustia a Allah y no sé. No puedo recordar la masacre de los hijos de Fátima sin que las lágrimas me estangulen.”

Naturalmente, este ejemplo puesto por su Imam fue seguido por los chiitas en todas partes y unieron las manos para imponer el duelo por el Imam Hussein cada vez que fue posible. Esto creó un sentimiento de unicidad y unidad en todas las personas que asistían a esas sesiones de duelo.

¿Y cómo podían pedirle Yazid o los yaziditas al Imam Zain al- ‘Abidin que no recordase a su padre?

Esta institución del  duelo se volvió el punto central de todas las actividades religiosas de la comunidad chiita y el sustento de su fe. En períodos posteriores, los enemigos de la fe se dieron cuenta del rol vital que jugaba el “duelo” en la educación religiosa y la formación del carácter de los chiitas e intentaron detenerlo por la fuerza a través de la “fatwa”. Ahora han cambiado de táctica. Ahora preguntan: ¿Por qué se tiene que condoler por un suceso que ocurrió hace más de 1300 años atrás? Lo preguntan mientras están totalmente atentos a que en estas ocasiones de duelo (Majalis) están las escuelas religiosas bien organizadas y más concurridas, en las que los participantes aprenden de buena voluntad los principios básicos de la fe, son exhortados a imitar la forma de vida de la Ahl- ul- Bayt, y de esta forma su perspectiva islámica de la vida y del mundo se fortifica.

Este modo de aprendizaje le fue dado a la comunidad chiita por parte del Imam Zain al-‘Abidin de una forma tan discreta que ni siquiera la comunidad se dio cuenta de su importancia y significado al principio.

 

ENSEÑAR EL VERDADERO ISLAM

Las dos tareas anteriores fueron los peldaños para alcanzar la más importante de sus responsabilidades. Hemos visto cómo el Imam anunció su Imamato a través de una “disputa familiar”, y cómo le dio a sus seguidores una plataforma de unidad bajo la forma de su duelo por su padre. En ninguna oportunidad se dirigió a un extraño, pero el mensaje llegó. Asimismo en su cumplimiento de la tercera y más importante tarea, no se dirigió a ser humano alguno. Eligió la forma de la Du’a (invocación) para este propósito. Registró sus dçDu’as en forma de libro y le pidió a sus dos hijos que hiciesen copias del libro. Este propio registro es una indicación que esas invocaciones no eran sólo una plegaria, sino también un medio de guía para los musulmanes.

¿Cómo podría alguien decirle que no pida sus deseos a Allah? Cómo podría alguien interponerse entre Allah y Su sirviente, cuando elevaba sus manos y llamaba a su Señor con voz desgarradora para que lo socorra y lo ayude en sus dificultades. Pero esas duas registradas son un tesoro del conocimiento islámico. Se halla en ellos casi todas las preguntas teológicas y éticas respondidas de manera elocuente y erudita. Al leerlas, el corazón se llena con verdadera creencia y sincero amor por Allah y la luz de la virtud y l nobleza ilumina el carácter.

No es posible dar aquí una breve revisión de este libro sagrado, generalmente conocido como “As- Sahifatus. Sajjadiyah” y “As- Sahifatul- Kamilah”; y también llamado como “Salmo de ‘Ali Muhammad” e “Injil de Ahl- ul- Bayt”.

Cuando este libro fue exhibido ante los estudiosos egipcios, quedaron atónitos y turbados por su belleza. Quedaron asombrados y anonadados por la pureza del pensamiento y la perfección del carácter al que este libro conduce irresistiblemente a su lector.

El reconocido estudioso Al- Tantawi escribió:

“He estudiado este libro con el mayor de los cuidados. Pasé a través de las Du’as (invocaciones) y Munajats (súplicas) con mirada atenta. Quedé anonadado por los elevados significados y el profundo sentido contenidos en él. Me impresionó profundamente el valor y la magnificencia de estas invocaciones. Me pregunto cómo los musulmanes han ignorado todo el tiempo tan valioso tesoro. Han estado adormecidos todos estos siglos. No han sentido siquiera que Allah los ha provisto con tan precioso bagaje de conocimiento.”

“Las invocaciones en este libro tienen dos enfoques distintos: uno busca el conocimiento y la guía para mantenerse alejado de los pecados y las cosas malas, mientras que el otro persuade y exhorta a que uno se permita la ejecución de actos virtuosos. Podemos decir que estas invocaciones, llenas de conocimiento y guía, sin un maravilloso tesoro de secretos y contiene pistas en cuanto a la autocrítica, la admisión de defectos con lágrimas y auto-purificación, rechazando las vicisitudes y dificultades, salvaguardándose de las tiranías de los enemigos, recobrándose de las distintas enfermedades y demás. Todas esas Du’as son principalmente encontradas en la primera parte del libros, mientras que la última parte consiste en la nobleza y grandeza de Allah, Su creación y las demás maravillas de Su poder y fuerza.”

“¿No es maravilloso? No muestra que estos santos personajes están develando muchos secretos de aprendizaje y desentrañando muchos misterios del conocimiento para los musulmanes, que resultan ser totalmente ignorantes de ellos. Es un hecho que los asuntos de los seres humanos estén divididos en dos partes: Uno es mantenerse alejados del  mal, el otro es adquirir buenas características junto con el conocimiento de la existencia Divina, que es esencial para al auto-purificación y la perfección espiritual.”

Luego continúa exponiendo estos puntos con la ayuda de muchas invocaciones. En otro artículo, compara una invocación del Imam Zain al- ‘Abidin con la oración del profeta Nuh (Noé). Sólo por dar un ejemplo del elevado estándar religioso y ético enseñado por nuestro Santo Imam, estoy citando aquí extractos de una Du’a conocida como Makerim- ul- Akhlaq (Noble carácter). Esta Du’a es suficiente para guiar a quien la recite por el sendero correcto, haciéndolo un perfecto musulmán y un creyente virtuoso.

“Oh Señor, eres mi refugio si entristezco, y eres mi recurso si estoy en necesidad. A Ti clamo por ayuda cuando estoy profundamente afligido y en Ti hallo recompensa por lo perdido y reforma por lo corrompido y cambio por lo que Tú repruebas.

Por ello, favoréceme con la seguridad antes de la calamidad, y con la recompensa antes que implore y con la dirección correcta antes que el error y bríndame paz el día de la resurrección y favoréceme con la guía.

Oh, Señor, bendice a Muhammad y a su Al (familia) y presérvame (del mal) con tu gracia, nútreme con Tu bendición y refórmame con Tu gracia y cúrame con Tu bondad y ocúltame en el refugio de tu misericordia y revísteme con Tu aprobación, y ayúdame cuando los problemas se acrecienten sobre mí, a elegir lo correcto ante ellos y cuando las acciones se tornen dudosas, a elegir la más pura de entre ellas; y cuando la fe tenga conflicto, a adoptar la más encomiable.

Oh, Señor, bendice a Muhammad y a su Al (familia) y coróname con lo suficiente y adórname con la gracias de Tu amor y otórgame la verdadera guía y no me pruebes con la prosperidad y confiéreme con la belleza del consuelo y no hagas de mi vida una sucesión de pruebas, y no rechaces mi plegaria con repulsión, ya que no reconozco a nadie como Tu rival y no invoco a nadie como a Tu igual.

Oh, Señor, bendice a Muhammad y a su Al (familia) e abstenme de la extravagancia y preserva mi subsistencia del despilfarro y aumenta mis posesiones dándome bendiciones en ellas y permíteme caminar por la senda de la benevolencia en lo que sea que gaste (mi riqueza).”

De esta forma, el Imam Zain al- ‘Abidin pasó su vida brindando guía no solo a los musulmanes de su época, sino también a las generaciones venideras. Cuando abandonó este mundo, había cumplido con más de lo encomendado por Allah.

 

Traducido por Fabiana Ríos, para UMMA, de:

http://en.rafed.net/index.php?option=com_content&view=article&id=10524:the-illustrious-period-of-the-imamate-of-imam-zayn-al-abidin-as&catid=84:seerah&Itemid=849

 

 

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