LA IGUALDAD DE ESTATUS Y LA IMPORTANCIA DEL GÉNERO EN LA SOCIEDAD CORÁNICA

La primera de estas características de la sociedad coránica que afecta a las mujeres es que ambos sexos son tenidos como iguales en estatus e importancia. En otras palabras, el Corán nos enseña que las mujeres y los hombres son todos criaturas de Allah, existiendo en un nivel de igual importancia y valor, sin embargo su misma importancia no constituye un reclamo de su equivalencia o perfecta identidad. Esta igualdad del hombre y la mujer es comprobable en los pasajes del Corán pertinentes a al menos cuatro aspectos de la existencia humana e interacción.

A. El asunto religioso

La primera de estas confirmaciones coránicas de la igualdad masculina y femenina está contenida en afirmaciones pertinentes a asuntos religiosos tales como los orígenes de la humanidad, o las obligaciones religiosas y recompensas.

1. Los orígenes de la Humanidad. El Corán está libre de las historias encontradas en el Antiguo Testamento que denigran a la mujer. No existe insinuación de que la primera mujer creada por Dios sea una criatura de menor importancia que el primer varón, o que sea una clase de apéndice formado a partir de una de sus costillas. En cambio, el hombre y la mujer son creados, según leemos, min nafsin wahidatin (“de un mismo alma o ser”) para complementarse unos con otros (Corán 4:1; 7: 189). Mientras que en la Torah o el Antiguo Testamento trata a Eva como la tentadora del Jardín del Edén, que ayuda a Satán a seducir a Adán para que desobedezca a Dios, el Corán trata a la pareja con perfecta equidad. Ambos son igualmente culpables de pecar, ambos son igualmente castigados por Dios con la expulsión del Jardín y ambos son igualmente perdonados cuando se arrepienten.

2. Obligaciones Religiosas y Recompensas. El Corán no es menos claro al ordenar igualdad entre hombres y mujeres en sus directivas en cuanto a sus obligaciones religiosas y recompensa. Leemos:

“Dios ha preparado perdón y magnífica recompensa para los musulmanes y las musulmanas, los creyentes y las creyentes, los devotos y las devotas, los sinceros y las sinceras, los pacientes y las pacientes, los humildes y las humildes, los que y las que dan limosna, los que y las que ayunan, los castos y las castas, los que y las que recuerdan mucho a Dios” (33: 35)

B. Obligaciones Éticas y Recompensas

En Segundo lugar, el Corán revela a la humanidad la deseada igualdad de los dos sexos al establecer las mismas obligaciones éticas y recompensas para hombres y mujeres.

“El creyente, varón o hembra, que obre bien, entrará en el Jardín y no será tratado injustamente en lo más mínimo” (4: 124)
“Al creyente, varón o hembra, que obre bien, le haremos, ciertamente, que viva una vida buena y le retribuiremos, si, con arreglo a sus mejores obras.” (16: 97)

Si Allah (subhanahu wa ta’ala) no hubiese considerado a los dos sexos con el mismo estatus y valor, tales afirmaciones explícitas de su igualdad en obligaciones éticas y recompensas no hubiesen sido hechas en el Corán.

C. Educación

Aunque los más específicos mandatos para la igualdad de los derechos de las mujeres y los hombres para acceder al conocimiento, pueden ser encontrados en la literatura haddith, el Corán implica por lo menos, la búsqueda del conocimiento por parte de todos los musulmanes, sin tener en cuenta su sexo. Por ejemplo, repetidamente ordena a todos los leyentes que lean, reciten, piensen, contemplen como así también que aprendan de los signos (ayat) de Allah en la naturaleza. De hecho, la primera revelación al Profeta Muhammad (la bendición y la paz sean con él y su descendencia) estaba referida al conocimiento. En una sociedad coránica, jamás puede existir la restricción de este conocimiento para un solo sexo. Es el deber de cada musulmán y cada musulmana buscar el conocimiento toda su vida, aún si lo llevase hasta la China, se nos dijo. El Profeta (la bendición y la paz sean con él y su descendencia) mandó que incluso las muchachas esclavas debían ser educadas y pidió a Shifa’ bint ‘Abdillah que instruyese a su esposa Hafsah bint ‘Umar. A los sermones del Profeta (la bendición y la paz sean con él y su descendencia) asistían tanto hombres como mujeres y en la época de la muerte del profeta había muchas mujeres eruditas

D. Derechos Legales

Una cuarta evidencia en el Corán para la igualdad de los hombres y las mujeres es su especificación  de los derechos legales que están garantizados para cada individuo desde la cuna hasta la tumba. A diferencia de la situación en occidente, en donde hasta el último siglo a una mujer casada le era imposible poseer propiedades por sí misma, contratar a otras personas o disponer de su propiedad sin el consentimiento de su marido, el Corán proclama el derecho de cada mujer a comprar y vender, a contratar y a obtener ganancias, a mantener y manejar su propio dinero y propiedades. Además de estos derechos, el Corán permite a una mujer una parte en la herencia familiar (4: 7- 11), advierte contra privarla de esa herencia (4: 19), especifica que la dote (mahr) de su matrimonio le debe pertenecer a ella sola y nunca puede ser tomada por su marido (2: 229; 4: 19- 21/ 25) a menos que fuera ofrecida por la mujer como un regalo gratuito (4: 44).

Como con cualquier privilegio, estos derechos de las mujeres conllevan responsabilidades. Si ella comete una ofensa civil, el Corán nos dice que el castigo a la mujer no es menor ni mayor que para el hombre en similares condiciones (5: 41; 24: 2). Si ella es maltratada o lastimada, tiene derecho a la misma compensación que un hombre.

Es claro que el Corán no solo recomienda, sino que insiste, en la igualdad de los hombres y mujeres como una característica esencial de la sociedad coránica. El reclamo de los críticos no islámicos acerca de que el Islam denigra a las mujeres es negado enfáticamente por el Corán. Igualmente son negados los argumentos de ciertos musulmanes de que las mujeres son religiosa, intelectual y éticamente inferiores a los hombres, como las literaturas judías y cristianas sostenían en sus primeros tiempos.

 

 

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